Reflexión 214-Caritas in veritate, N° 41-42,

RADIO MARÍA DE COLOMBIA en su frecuencia de Bogotá, 1220 AM está temporalmente fuera del aire, pero puede escucharla por internet: www.radiomariacol.org

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María  los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en Bogotá: 1220 A.M.:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

 Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressio,  Deus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

—————————————————————————————————————————————————————————————————–

Significado polivalente de la autoridad política

En la reflexión anterior  nos faltó considerar el último párrafo del N° 41 de Caridad en la verdad, Caritas in veritate, la encíclica social de Benedicto XVI que estamos estudiando. Leamos esta parte final del N° 41. Luego lo iremos comentando por partes.

También la autoridad política tiene un significado polivalente, que no se puede olvidar mientras  camina hacia la consecución de un nuevo orden económico-productivo, socialmente responsable y a medida del hombre. Al igual que se pretende cultivar una iniciativa empresarial diferenciada en el ámbito mundial, también se debe promover una autoridad política repartida y que ha de actuar en diversos planos. El mercado único de nuestros días no elimina el papel de los estados, más bien obliga a los gobiernos a una colaboración recíproca más estrecha. La sabiduría y la prudencia aconsejan no proclamar apresuradamente la desaparición del Estado. Con relación a la solución de la crisis actual, su papel parece destinado a crecer, recuperando muchas competencias. Hay naciones donde la construcción o reconstrucción del Estado sigue siendo un elemento clave para su desarrollo.

 La ayuda internacional, precisamente dentro de un proyecto inspirado en la solidaridad para solucionar los actuales problemas económicos, debería apoyar en primer lugar la consolidación de los sistemas constitucionales, jurídicos y administrativos en los países que todavía no gozan plenamente de estos bienes. Las ayudas económicas deberían ir acompañadas de aquellas medidas destinadas a reforzar las garantías propias de un Estado de derecho, un sistema de orden público y de prisiones respetuoso de los derechos humanos y a consolidar instituciones verdaderamente democráticas. No es necesario que el Estado tenga las mismas características en todos los sitios: el fortalecimiento de los sistemas constitucionales débiles puede ir acompañado perfectamente por el desarrollo de otras instancias políticas no estatales, de carácter cultural, social, territorial o religioso. Además, la articulación de la autoridad política en el ámbito local, nacional o internacional, es uno de los cauces privilegiados para poder orientar la globalización económica. Y también el modo de evitar que ésta mine de hecho los fundamentos de la democracia.

Orden económico a la medida del hombre

Este número se refiere específicamente a  la autoridad política, es decir, a los gobiernos. Señalemos algunos aspectos importantes: el Santo Padre trata de los gobiernos en cuanto a su papel de orientar al país hacia la consecución de un nuevo orden económico-productivo, socialmente responsable y a medida del hombre. Tengamos presente, como nos enseña la DSI, que el orden económico hacia el cual se oriente a una nación, debe ser a la medida del hombre. La medida del ser humano debe considerar todos sus aspectos, todas sus dimensiones: la material, la espiritual, la intelectual. Encaminar a una sociedad sólo hacia un orden económico material, es no hacer la tarea completa; no se consigue así el bien común. Por eso la DSI insiste en la necesidad de un desarrollo integral, es decir de todo el ser humano y de todos los seres humanos. De lo contrario no se consigue el bien común. Por ejemplo, en estos días decía un político, con razón, que no es suficiente que en el país haya crecimiento económico, si con ese crecimiento no mejora la calidad de vida de los pobres.

¿Qué significa que le quepa el país en la cabeza?

El ser humano debe ser el centro del desarrollo. Que el ser humano deba ser el centro del desarrollo parece una verdad de Perogrullo, pero en la práctica no se trata de una verdad clara y aceptada por todo el mundo, de la que no haya necesidad de hablar. Vemos que con frecuencia se busca el crecimiento económico que favorezca a algunos, se busca favorecer la economía por la economía, como si automáticamente ese crecimiento fluyera  en bien de todos y eso no siempre pasa. Con frecuencia algunas medidas económicas son buenas para los que ostentan el poder económico y van contra el bien de los que tienen menos. Y los gobiernos no pueden reducir su tarea a un solo aspecto de la vida. Debe actuar en los diversos planos, como dice Caridad en la verdad. Por eso, de manera gráfica suelen decir que a un gobernante le debe caber el país en la cabeza. Al que se dedique a un solo aspecto de la vida de la sociedad solo le cabe parte de ella en la cabeza.

Un ejemplo claro, de algo que los empresarios aceptan como bueno e inevitable, así sea bueno sólo para una parte, para ellos, es la flexibilización del trabajo. Para las empresas es muy favorable no tener que pagar parte de la seguridad social de sus trabajadores, disminuir su carga laboral y poder contratar sin obligaciones de tiempo de permanencia; pero el mundo entero está sufriendo las consecuencias del desempleo o del subempleo, que se traduce en  menor capacidad de compra de la gente y en consecuencia en menor desarrollo económico. Cuando se legisla, los legisladores deben tener en cuenta el alcance de la norma que pretenden aprobar, el alcance para todos, es decir el bien común, y no sólo si es beneficiosa para algunos, a costa de otros.

Nos enseña también este N° 41 de Caridad en la verdad, que el estado es necesario. No es bueno el anarquismo, la desaparición del estado y del poder. Alguien tiene que ordenar la vida social, orientar hacia donde conviene dirigir los esfuerzos, resolver con justicia y equidad  los litigios que siempre se presentan, considerando las debilidades de los seres humanos.

La construcción o reconstrucción del Estado

Cuando la organización de un estado falla, las consecuencias las sufre la gente. En esas situaciones puede hacer falta lo que la encíclica Caridad en la verdad llama  la construcción o reconstrucción del Estado. El Estado sigue siendo un elemento clave para su desarrollo. Situaciones de guerras, de revoluciones, de desastres naturales, pueden dejar a un país por reconstruir…Los padres de la patria que asuman esa tarea tienen que hacerlo con criterios que tengan en cuenta el bien común. Esos gobernantes se convierten en arquitectos de la ciudad del hombre, y deben tener en cuenta los planes de Dios.

La encíclica nos pide que pensemos también fuera de nuestro territorio. Hay países en condiciones más precarias que el nuestro. Nos habla de los países que no gozan de sistemas jurídicos y administrativos, donde no son respetados los derechos humanos… Aunque este último punto es general, porque en todos los países hay irrespetos a los derechos humanos y en eso hay que trabajar, pero hay países donde todavía hay terribles guerras tribales. En un mundo  globalizado, la solidaridad se debería sentir, y así como los países poderosos influyen en el comercio, porque es de su conveniencia, también tienen la oportunidad de influir en bien del pueblo. Creo que así se pueden entender las palabras de la encíclica:

La ayuda internacional, precisamente dentro de un proyecto inspirado en la solidaridad para solucionar los actuales problemas económicos, debería apoyar en primer lugar la consolidación de los sistemas constitucionales, jurídicos y administrativos en los países que todavía no gozan plenamente de estos bienes.

No se defiende un único sistema de gobierno

La DSI no defiende un único sistema de gobierno,  aunque sí presenta lo positivo de la democracia. Sin embargo, dentro de la democracia caben distintas clases de gobierno, según cada pueblo. Volvamos a leer las palabras de la encíclica a este respecto:

No es necesario que el Estado tenga las mismas características en todos los sitios: el fortalecimiento de los sistemas constitucionales débiles puede ir acompañado perfectamente por el desarrollo de otras instancias políticas no estatales, de carácter cultural, social, territorial o religioso.

Solidaridad interna y externa

Veíamos que el Santo Padre destaca la importancia del papel que los gobiernos deben desempeñar en la conducción de sus pueblos para  alcanzar el desarrollo. Ya en este número insinúa el papel internacional de los gobiernos, en un mundo globalizado. Si las crisis económicas y financieras son contagiosas, los gobiernos deben estar prestos a darse una mano. La solidaridad, virtud cristiana, es necesaria también entre países.

La encíclica ha constituido una importante contribución en la crisis financiera mundial. Esta crisis que no es otra cosa que la manifestación de las consecuencias de un mundo financiero manejado con codicia, sin respeto a la dignidad de los demás. Una crisis que reveló también la ineficacia de los organismos de los Estados en su obligación de vigilar de cerca la  administración de la economía y de las finanzas. Más adelante el Papa nos habla de la necesidad de reformar el organismo de las Naciones Unidas: es necesario que la ONU tenga las herramientas adecuadas para cumplir su papel con eficacia.

Es verdad que hay todavía enemigos de la intervención del Estado en la economía, porque piensan en el Estado, dueño absoluto, como en el comunismo que no dejaba campo a la iniciativa privada. Eso es un fracaso y hasta Cuba ha empezado a echar reversa. En ese país, sólo ahora empiezan a permitir pequeños negocios particulares. No es esa la clase de intervención estatal que defiende la DSI. Tengamos esto claro.

La ética en las actividades económicas y técnicas

Como vemos, las esferas económica y técnica son actividades humanas muy importantes y por ser humanas deben estar orientadas por el bien común, que es decir que se deben regir por la ética. Si su manejo tiene influencia en la comunidad humana, – para bien o para mal, – se requiere que tenga controles. Es lo que vemos también en nuestro país. Ahora que tenemos Procurador y Contralora que cumplen bien su oficio, han empezado a salir casos de corrupción que se habrían evitado a tiempo, si las autoridades encargadas de los controles hubieran ejercido adecuadamente sus cargos.

 Recordemos que la ética es la disciplina que regula las relaciones entre las personas. Si alguien maltrata a alguien en alguna forma, como puede suceder en los negocios, en las finanzas, en los servicios, se falta a la ética. Y eso sucedió en el origen de la crisis financiera y eso hacen los que manejan sus negocios guiados sólo por su propia ambición, pasando por encima de los derechos de los demás. En esta encíclica la Iglesia, a través de Benedicto XVI, dice al mundo de la economía que no pueden manejar ese campo divorciados de la ética. El individualismo ha llevado al mundo a pensar sólo alrededor del propio interés y eso nos lleva al desastre.

Las razones del Evangelio

Terminemos este comentario añadiendo que los creyentes tenemos más razones que sola la filosofía, para cuidar nuestra conducta: son las razones del Evangelio. Nosotros podríamos no hablar de globalización sino de vida de familia, bajo la guía del Creador. Como hemos visto, somos administradores de los bienes que Dios nos entregó. No somos dueños absolutos, tenemos derecho al uso, siempre y cuando conservemos esta hacienda maravillosa que es la tierra y la compartamos con el resto de la inmensa familia humana. La moral cristiana es más exigente que la ética filosófica, porque vemos al otro como imagen de Dios y como hermano. Si tratáramos a los demás con las normas del Evangelio sin duda el mundo sería distinto, no habría tanta tristeza ni injusticias.

El mundo del creyente es optimista

Los creyentes vemos el mundo de manera distinta a como lo ven los no creyentes. Nuestro mundo es optimista, es alegre, es el mundo según los planes de Dios. Sigamos ahora con el N° 42 de Caridad en la verdad. Dice así:

42. A veces se perciben actitudes fatalistas ante la globalización, como si las dinámicas que la producen procedieran de fuerzas anónimas e impersonales o de estructuras independientes de la voluntad humana[1]. A este respecto, es bueno recordar que la globalización ha de entenderse ciertamente como un proceso socioeconómico, pero no es ésta su única dimensión. Tras este proceso más visible hay realmente una humanidad cada vez más interrelacionada; hay personas y pueblos para los que el proceso debe ser de utilidad y desarrollo[2], gracias a que tanto los individuos como la colectividad asumen sus respectivas responsabilidades. La superación de las fronteras no es sólo un hecho material, sino también cultural, en sus causas y en sus efectos. Cuando se entiende la globalización de manera determinista, se pierden los criterios para valorarla y orientarla. Es una realidad humana y puede ser fruto de diversas corrientes culturales que han de ser sometidas a un discernimiento. La verdad de la globalización como proceso y su criterio ético fundamental vienen dados por la unidad de la familia humana y su crecimiento en el bien. Por tanto, hay que esforzarse incesantemente para favorecer una orientación cultural personalista y comunitaria, abierta a la trascendencia, del proceso de integración planetaria.

A pesar de algunos aspectos estructurales innegables, pero que no se deben absolutizar, «la globalización no es, a priori, ni buena ni mala. Será lo que la gente haga de ella»[3]. Debemos ser sus protagonistas, no las víctimas, procediendo razonablemente, guiados por la caridad y la verdad. Oponerse ciegamente a la globalización sería una actitud errónea, preconcebida, que acabaría por ignorar un proceso que tiene también aspectos positivos, con el riesgo de perder una gran ocasión para aprovechar las múltiples oportunidades de desarrollo que ofrece. El proceso de globalización, adecuadamente entendido y gestionado, ofrece la posibilidad de una gran redistribución de la riqueza a escala planetaria como nunca se ha visto antes; pero, si se gestiona mal, puede incrementar la pobreza y la desigualdad, contagiando además con una crisis a todo el mundo. Es necesario corregir las disfunciones, a veces graves, que causan nuevas divisiones entre los pueblos y en su interior, de modo que la redistribución de la riqueza no comporte una redistribución de la pobreza, e incluso la acentúe, como podría hacernos temer también una mala gestión de la situación actual. Durante mucho tiempo se ha pensado que los pueblos pobres deberían permanecer anclados en un estadio de desarrollo preestablecido o contentarse con la filantropía de los pueblos desarrollados. Pablo VI se pronunció contra esta mentalidad en la Populorum progressio. Los recursos materiales disponibles para sacar a estos pueblos de la miseria son hoy potencialmente mayores que antes, pero se han servido de ellos principalmente los países desarrollados, que han podido aprovechar mejor la liberalización de los movimientos de capitales y de trabajo. Por tanto, la difusión de ámbitos de bienestar en el mundo no debería ser obstaculizada con proyectos egoístas, proteccionistas o dictados por intereses particulares. En efecto, la participación de países emergentes o en vías de desarrollo permite hoy gestionar mejor la crisis. La transición que el proceso de globalización comporta, conlleva grandes dificultades y peligros, que sólo se podrán superar si se toma conciencia del espíritu antropológico y ético que en el fondo impulsa la globalización hacia metas de humanización solidaria. Desgraciadamente, este espíritu se ve con frecuencia marginado y entendido desde perspectivas ético-culturales de carácter individualista y utilitarista. La globalización es un fenómeno multidimensional y polivalente, que exige ser comprendido en la diversidad y en la unidad de todas sus dimensiones, incluida la teológica. Esto consentirá vivir y orientar la globalización de la humanidad en términos de relacionalidad, comunión y participación.


[1] Cf Congregación para la doctrina de la fe, Instr. Libertatis conscientia, sobre la libertad cristiana y la liberación (22 marzo 1987), 74

[2] Cf. Juan Pablo II, Entrevista al periódico “La Croix”, 20 de agosto de 1997.

[3] Juan Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales (27 de abril 2001) AAS 93 (2001) 598-601.

Reflexión 213-Caritas in veritate N° 41, Mayo 12,2011

RADIO MARÍA DE COLOMBIA en su frecuencia de Bogotá, 1220 AM está temporalmente fuera del aire, pero puede escucharla por internet: www.radiomariacol.org

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María  los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en Bogotá: 1220  A.M.:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     Bogotá: ; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

 Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressio,  Deus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

——————————————————————————————————————————————————————————————————

Una marca cristiana de la comunidad

Vamos a continuar con la lectura y reflexión sobre el N° 41 de Caritas in veritate. La primera parte ya la hemos considerado, pero vamos a leer desde comienzo de este número, para que no tengamos dificultad en comprender su sentido. Este N° 41 es parte del capítulo tercero de la encíclica, que trata sobre la Fraternidad, el Desarrollo Económico y la Sociedad Civil. Algunos entienden el término Fraternidad como Comunidad, de modo que podemos decir que este capítulo trata sobre la Comunidad, el desarrollo Económico y la Sociedad Civil. La fraternidad debe ser una marca cristiana de la comunidad como una sociedad de hermanos, que se aman  y buscan en solidaridad, su desarrollo integral.

En esta comunidad de hermanos en desarrollo, juegan un papel muy importante la empresa, que agrupa a los seres humanos para buscar con su actividad, la satisfacción de sus necesidades, y la autoridad política que orienta la construcción de un orden económicamente productivo y a la vez socialmente responsable, es decir, que tenga en cuenta las necesidades de toda la comunidad que conforma esa sociedad de la cual es responsable.

La encíclica Caridad en la verdad comienza por definir el ámbito en el cual la empresa se debe mover, con objetivos que no se pueden reducir a uno solo, como sería dedicarse exclusivamente a obtener ganancias, pues la empresa, tiene una responsabilidad social, es decir, con toda la comunidad en la cual desarrolla sus actividades y no debe existir exclusivamente para  conseguir utilidades para sus dueños.

El Papa va al fundamento de la empresa, que es el ser humano trabajador, que aporta su esfuerzo personal, humano, creativo, y con su trabajo hace la empresa, que se beneficia de su actividad intelectual y física. Los que hacen las empresas no son robots; cuando éstos se utilizan, son apenas instrumentos para el ser humano. Es la persona humana, son los ejecutivos, los administradores, todos los que trabajan en ella, los que hacen posible la empresa, cualquiera ella sea, chiquita o grande, industrial o de servicios.

No importa el tipo de organización en que la persona humana trabaje, sea una con fines de lucro o sin ánimo de lucro, esa organización debe buscar el bien común nacional y global. La autoridad política, por su parte, además de orientar la construcción de la comunidad fraterna de la cual es responsable, debe colaborar con los demás estados y ser solidario en la solución de problemas que los afecten. Un enfoque así, comprende la globalización como algo positivo, que articula los procesos de construcción de una comunidad fraterna mundial, que debe tender a ser una, a pesar de sus diferencias.

Leamos el N° 41 

41. (…) es útil observar que la iniciativa empresarial tiene, y debe asumir cada vez más, un significado polivalente (recordemos que el término polivalente se refiere aquí, a que la empresa no puede tener como una única razón de ser, el obtener ganancias). El predominio persistente del binomio mercado-Estado nos ha acostumbrado a pensar exclusivamente en el empresario privado de tipo capitalista por un lado y en el directivo estatal por otro. En realidad, la iniciativa empresarial se ha de entender de modo articulado. Así lo revelan diversas motivaciones metaeconómicas (recordemos también que motivaciones metaeconómicas son razones que mueven a actuar, que van más allá de lo puramente económico). 

Continúa el Papa:  Y El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano[1]. Es propio de todo trabajo visto como «actus personae»[2] y por eso es bueno que todo trabajador tenga la posibilidad de dar la propia aportación a su labor, de modo que él mismo «sea consciente de que está trabajando en algo propio»[3]. Por eso, Pablo VI enseñaba que «todo trabajador es un creador»[4]. Precisamente para responder a las exigencias y a la dignidad de quien trabaja, y a las necesidades de la sociedad, existen varios tipos de empresas, más allá de la pura distinción entre «privado» y «público». Cada una requiere y manifiesta una capacidad de iniciativa empresarial específica. Para realizar una economía que en el futuro próximo sepa ponerse al servicio del bien común nacional y mundial, es oportuno tener en cuenta este significado amplio de iniciativa empresarial. Esta concepción más amplia favorece el intercambio y la mutua configuración entre los diversos tipos de iniciativa empresarial, con transvase de competencias del mundo non profit al profit y viceversa, del público al propio de la sociedad civil, del de las economías avanzadas al de países en vía de desarrollo.

Significado humano del trabajo

Dice el Papa que, El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano. Dijimos que es una idea aplicable a toda profesión: el trabajo del empresario, también el del médico, del ingeniero, del artesano, del vendedor, del panadero, lo mismo que el trabajo del ama de casa, del obrero, inclusive el del sacerdote, – siendo una altísima vocación, – todas las profesiones, tienen ante todo un significado humano. Todos trabajamos para los demás, para otros seres humanos, sin importar la clase de trabajo que hagamos; trabajamos, en beneficio de otros, ponemos al servicio de los demás nuestros conocimientos, nuestras habilidades, nuestras destrezas. Y todos necesitamos los conocimientos, habilidades y destrezas de los demás. Nadie puede ser completamente independiente y conseguir su desarrollo solo.

Trabajo en cuerpo y espíritu

Cuando añade Benedicto XVI que es de todo trabajo visto como «actus personae», es decir como una acción personal, cita al Beato Juan Pablo II en su encíclica sobre el trabajo humano en el N° 24, donde afirma que puesto que el trabajo es siempre una acción personal, actus personae, se sigue necesariamente que en él participa el hombre completo, su cuerpo y su espíritu, independientemente del hecho de que sea un trabajo manual o intelectual.

No es fácil tener presente siempre, de modo consciente, mientras trabajamos, el hondo sentido de nuestra actividad. Sin duda si pudiéramos hacerlo, sentiríamos más entusiasmo y satisfacción, haciendo lo que hacemos. Recuerdo que, cuando presentamos el programa al que llamamos, “La Alegría de Trabajar”, fue muy motivador escuchar la llamada de una oyente que trabajaba en una casa de familia y nos dijo al aire, que ella había aprendido a amar su trabajo, porque le había encontrado un nuevo sentido. Eso sucede cuando en el trabajo comprometemos nuestro ser completo, cuerpo y espíritu, sin importar si se trata de labores manuales o intelectuales. En algunos casos la actividad que nos ocupa puede necesitar en alguna medida, tanto de habilidades manuales como intelectuales, como en la mayoría de los casos y muy claramente en la labor de un cirujano o de un odontólogo.

El trabajo en los planes de Dios

Las siguientes líneas de Laborem exercens, la encíclica del Beato Juan Pablo II sobre el trabajo humano, nos aclaran la dignidad del trabajo y cómo le podemos encontrar su profundo significado en los planes de Dios. Dice en el mismo número 24: 

Al hombre entero se dirige también la Palabra del Dios vivo, el mensaje evangélico de la salvación, en el que encontramos muchos contenidos —como luces particulares— dedicados al trabajo humano. Ahora bien, es necesaria una adecuada asimilación de estos contenidos; hace falta el esfuerzo interior del espíritu humano, guiado por la fe, la esperanza y la caridad, con el fin de dar al trabajo del hombre concreto, con la ayuda de estos contenidos, aquel significado que el trabajo tiene ante los ojos de Dios, y mediante el cual entra en la obra de la salvación al igual que sus tramas y componentes ordinarios, que son al mismo tiempo particularmente importantes.

Luego nos explica Juan Pablo cómo el trabajo, si se comprende su espiritualidad, nos puede acercar a Dios Creador y Redentor y a ayudar a participar en los planes de salvación para el ser humano y para el mundo. Es muy interesante pensar que nuestro trabajo puede ayudar a los planes salvíficos de Dios. Dios quiere un ser humano y un mundo que progresen, que se desarrollen, se perfeccionen. Cuando trabajamos, ayudamos a realizar los planes de Dios. Para esto nos participa Dios, de manera limitada pero real, su inteligencia, su poder creador: nos hizo a su imagen y semejanza.

Cuando Benedicto XVI afirma que es propio de todo trabajo que sea visto como actus personae y por eso es bueno que todo trabajador tenga la posibilidad de dar la propia aportación a su labor, de modo que él mismo «sea consciente de que está trabajando en algo propio», el Santo Padre recuerda al mismo Beato Juan Pablo II que nos enseña en el N° 15 de Laborem exercens lo que el trabajo significa para el trabajador: él no busca con su trabajo únicamente un salario que le permita vivir y sostener a su familia, sino que el trabajador vive el trabajo que realiza como un aporte suyo a la empresa, al proyecto para el cual desarrolla sus actividades. Dice Juan Pablo II en el N° 15 de Laborem exercens:

Cuando el hombre trabaja, sirviéndose del conjunto de los medios de producción, desea a la vez que los frutos de este trabajo estén a su servicio y al de los demás y que en el proceso mismo del trabajo tenga la posibilidad de aparecer como corresponsable y coartífice en el puesto de trabajo, al cual está dedicado.

Estas ideas nos hacen reflexionar sobre la actitudes muy comunes y no adecuadas, de  ejecutivos de organizaciones que se sienten únicos autores de los éxitos de sus organizaciones y a veces, solo de labios para afuera, reconocen que ellos no podrían conseguir los objetivos que se proponen, sin la eficaz colaboración de todos los miembros de la comunidad empresarial. No puede haber motivación para los trabajadores que no se sientan corresponsables y artífices en sus puestos de trabajo.

Juan Pablo II completa así esta idea en el mismo N° 15 de Laborem exercens, que estábamos citando:

(…) hay que subrayar ya aquí, en general, que el hombre que trabaja desea no sólo la debida remuneración por su trabajo, sino también que sea tomada en consideración, en el proceso mismo de producción, la posibilidad de que él, a la vez que trabaja incluso en una propiedad común, sea consciente de que está trabajando «en algo propio». Esta conciencia se extingue en él dentro del sistema de una excesiva centralización burocrática, donde el trabajador se siente engranaje de un mecanismo movido desde arriba; se siente por una u otra razón un simple instrumento de producción, más que un verdadero sujeto de trabajo dotado de iniciativa propia. Las enseñanzas de la Iglesia han expresado siempre la convicción firme y profunda de que el trabajo humano no mira únicamente a la economía, sino que implica además y sobre todo, los valores personales. El mismo sistema económico y el proceso de producción redundan en provecho propio, cuando estos valores personales son plenamente respetados.

 

Todo trabajador es un creador

También Pablo VI, en Populorum progressio, en el N° 27 enseñaba que todo trabajador es un creador. Podemos leer allí:

27. De igual modo, si algunas veces puede reinar una mística exagerada del trabajo, no será menos cierto que el trabajo ha sido querido y bendecido por Dios. Creado a imagen suya «el hombre debe cooperar con el Creador en la perfección de la creación y marcar a su vez la tierra con el carácter espiritual, que él mismo ha recibido»[5]. Dios, que ha dotado al hombre de inteligencia, le ha dado también el modo de acabar de alguna manera su obra, ya sea el artista o artesano, patrono, obrero o campesino, todo trabajador es un creador. Aplicándose a una materia, que se le resiste, el trabajador le imprime un sello, mientras que él adquiere tenacidad, ingenio y espíritu de invención. Más aún, viviendo en común, participando de una misma esperanza, de un sufrimiento, de una ambición y de una alegría, el trabajo une las voluntades, aproxima los espíritus y funde los corazones; al realizarlo, los hombres descubren que son hermanos.

En verdad, la obra que realicemos en el mundo, debe ser la obra de Dios en la cual Él quiere que colaboremos y así deberíamos sentirlo.[6]

La autoridad política tiene la responsabilidad de orientar la construcción de la comunidad local, nacional, global

Volvamos a Caridad en la verdad. Veíamos que la autoridad política tiene la responsabilidad de orientar la construcción de la comunidad, local, nacional, global, es decir de orientar a su comunidad hacia el desarrollo integral y solidario, en una concepción de la globalización que tenga en cuenta las necesidades de la comunidad general. Así continúa el N° 41 de Caridad en la verdad:

También la autoridad política tiene un significado polivalente, que no se puede olvidar mientras se camina hacia la consecución de un nuevo orden económico-productivo, socialmente responsable y a medida del hombre. Al igual que se pretende cultivar una iniciativa empresarial diferenciada en el ámbito mundial, también se debe promover una autoridad política repartida y que ha de actuar en diversos planos. El mercado único de nuestros días no elimina el papel de los estados, más bien obliga a los gobiernos a una colaboración recíproca más estrecha. La sabiduría y la prudencia aconsejan no proclamar apresuradamente la desaparición del Estado. En relación con la solución de la crisis actual, su papel parece destinado a crecer, recuperando muchas competencias. Hay naciones donde la construcción o reconstrucción del Estado sigue siendo un elemento clave para su desarrollo.

 Al tratar el tema de las empresas, Benedicto XVI nos había señalado que  

para responder a las exigencias y a la dignidad de quien trabaja, y a las necesidades de la sociedad, existen varios tipos de empresas, más allá de la pura distinción entre «privado» y «público». Cada una requiere y manifiesta una capacidad de iniciativa empresarial específica. Para realizar una economía que en el futuro próximo sepa ponerse al servicio del bien común nacional y mundial, es oportuno tener en cuenta este significado amplio de iniciativa empresarial. Esta concepción más amplia favorece el intercambio y la mutua configuración entre los diversos tipos de iniciativa empresarial, con transvase de competencias del mundo non profit al profit (e.d con el aprovechamiento de las competencias, de las cosas buenas de uno y otro mundo empresariales: del mundo enfocado a conseguir utilidades, ganancias, al mundo de las organizaciones sin ánimo de lucro) y viceversa, del público al propio de la sociedad civil, del de las economías avanzadas al de países en vía de desarrollo.

No se debe despreciar a ninguno de los dos enfoques de la actividad empresarial, las que persiguen el lucro pueden aprender de las competencias de las que no tienen como objeto el lucro y al revés, las organizaciones sin ánimo de lucro pueden aprovechar competencias de las que sí tienen ánimo de lucro. A veces en las organizaciones católicas se considera impropio utilizar métodos que se utilizan en las empresas que tienen ánimo de lucro. Aquí el Papa les quita la mancha que algunos les ven por ser empresas que buscan el lucro. Así como se utiliza la contabilidad, por ejemplo, en las organizaciones sin ánimo de lucro, no es malo utilizar otras maneras avanzadas de administración y de publicidad o de mercadeo, siempre y cuando se respete la ética y al ser humano en todas sus dimensiones. La empresa, sea estatal o privada, con o sin ánimo de lucro, si está bien orientada, busca el bien común y el desarrollo integral. Debe ser, si cumple con su fin en los planes de Dios, la obra de Dios a cargo nuestro. Es legítimo utilizar herramientas creadas por una u otra empresa.


[1] Cf Juan Pablo II, Centesimus annus, 32, Pablo VI, Populorum progressio, 25

[2] Cf Juan Pablo II, Laborem exercens, 24

[3]  Ibid., 15

[4] Cf Pablo VI, Populorum progressio, 27

[5] Carta a la Semana Social de Lyon, en Le travail et les travailleurs dans la societé contemporaine (Lyon, Crónica Social,  1965) p. 6

[6] Cf discurso de posesión de John F. Kennedy: With a good conscience our only sure reward, with history the final judge of our deeds, let us go forth to lead the land we love, asking His blessing and His help, but knowing that here on earth God’s work must truly be our own.

Reflexión 212- Caritas in veritate N° 41, Mayo 5, 2011

RADIO MARÍA DE COLOMBIA en su frecuencia de Bogotá, 1220 AM está temporalmente fuera del aire, pero puede escucharla por internet: www.radiomariacol.org

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en A.M.:  Bogotá: 1220,                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Bogotá: Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressio,  Deus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

————————————————————————————————————————————————————————————————–

El reto de repensar la economía y el papel de la sociedad civil

Estamos estudiando el N° 41 del capítulo tercero de Caridad en la verdad, el cual lleva por título Fraternidad, Desarrollo Económico y Sociedad Civil. Como por diversas razones han pasado ya 3 semanas desde la reflexión anterior dedicada a esta encíclica, es muy conveniente que repasemos un poco.

Reflexionamos ya, ampliamente, sobre el planteamiento de Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate, sobre la necesidad de repensar el mundo de la economía, de los mercados, de las empresas, porque con los esquemas actuales no se está consiguiendo el bien común, el desarrollo integral de todos. Y nos habla también el Santo Padre del papel de la sociedad civil, es decir de todos los ciudadanos que no somos parte de los organismos del Estado, porque todos tenemos tareas que cumplir.

Recordemos algunos de los temas que examinamos ya:

–      Con Benedicto XVI nos preguntamos si se está consiguiendo el bien común con la organización económica actual, porque a juzgar por los resultados, – la mitad de los habitantes de la tierra siguen en la pobreza, – el manejo de la economía mundial parece un fracaso, no un motivo de satisfacción.

La propuesta de Benedicto XVI, de repensar el mundo de la economía, de los mercados, de las empresas, es un reto a la inteligencia de los líderes mundiales.

A ese propósito nos hemos preguntado, ¿para qué porción de la humanidad ha sido provechoso el actual manejo de la economía? Porque muchísimos hermanos nuestros,  – la mitad de la población mundial, – vive en pobreza y muchísimos pasan hambre. Se puede dar una buena calificación al manejo de la economía, que ha producido tan malos resultados?

Volver a los valores humanos que son los valores cristianos

No podemos ser completamente pesimistas, porque hay un camino de esperanza: la DSI nos advierte que para sanar a este mundo débil, el camino es volver a los valores humanos, que son valores cristianos, no valores monetarios. Este no es un camino pesimista, al contrario, es un camino de esperanza, porque conduce a satisfacer los anhelos del ser humano de realizarse plenamente, no sólo en lo material, sino en el desarrollo integral, completo, de su ser, incluyendo lo material, lo espiritual y lo intelectual. Sólo la satisfacción de las necesidades materiales no hace feliz al ser humano.

¿Qué tan difícil es este camino? Es difícil, requiere cambiar de modo de pensar y de vivir. Se requiere la conversión. Pero, si en el mundo se practicaran la caridad y la verdad, si viviéramos de acuerdo con el Evangelio ¿los resultados no serían maravillosos? ¿el mundo no cambiaría radicalmente?

Los creyentes tenemos un gran reto, en el que deberíamos pensar seriamente. Un cambio que necesitamos, y al cual nos invita el Santo Padre, es el de aprender a vivir según un estilo de vida más sencillo y sobrio. Aprender a vivir dignamente, sin pretensiones de ricos.

Ese cambio necesario implica aprender a no comprar impulsivamente, para gozar de la última innovación, para estar a la moda. Claro, eso estaría contra una de las estrategias de la economía capitalista, que es precisamente estimular a la gente a gastar más. Si el comercio se mueve, crece la industria, hay más dinero en el mercado, aumenta el número de puestos de trabajo, crece la economía. Por eso a los particulares nos estimulan a gastar más, mientras que, por el contrario, las empresas se esfuerzan por gastar  menos. ¿Por qué ese fenómeno y en qué forma economizan las empresas? ¿cuáles son sus estrategias?

Agunas medidas son útiles para todos; nos vendría bien tomarlas; por ejemplo, procuran ahorros en energía, buscan materias primas menos costosas. Pero otras medidas son inquietantes: ¿por qué los puestos de trabajo que crean no son de trabajo formal,  bien remunerado? ¿Por qué los programas que benefician al personal encabezan generalmente la lista de los recortes? Los profesionales hoy tampoco son bien tratados. Pensemos en los médicos que tienen que trabajar con las empresas que manejan la salud como un negocio. El fin de esas empresas no parece ser dar una buena atención a los enfermos, sino ganar más dinero a costa de su salud. Ahorran y ganan, a costa de los enfermos que han confiado a ellas su salud.

Se beneficia medio mundo. ¿Qué pasa con la otra mitad?

Es verdad que si se mueve la economía, si crecen las ventas y el consumo, las gráficas de las ganancias son ascendentes y se beneficia medio mundo, pero, ¿qué pasa con la otra mitad? Por eso es necesario repensar el modelo de manejo de la economía: para que el crecimiento llegue a todos y no sólo a medio mundo.

–      No solo los de la clase media tenemos que aprender a vivir sobriamente; con mayor razón también los empresarios tendrían que aprender a vivir más sobriamente. Si lo aprendieran, aceptarían disminuir el nivel de ganancias de sus negocios. La conversión la necesitamos todos… Y hay personas que así lo entienden y aceptan y practican; de seguro que viven más felices.

Aprender a no callar

Otro punto de reflexión, sobre el papel de la sociedad civil, – de los particulares que no pertenecemos a ninguna organización del Estado, – es que tenemos que aprender a no callar, cuando somos testigos de despilfarro, de corrupción, de desgreño administrativo o de abuso de autoridad, lo mismo que  cuando somos testigos de ganancias exorbitantes en los negocios, como pasa con el sector financiero. Dios nos dio voz. Tenemos voz. Se hace uno partícipe del daño causado, cuando prefiere callar y, como dicen por ahí: Dejar así. A veces se hace silencio por temor y también por una lealtad política mal entendida.

Sobre la Iglesia  pesa la responsabilidad innegable de llevar el Evangelio a todos, también a las altas esferas

Nos preguntamos también ¿cómo conseguir que surja una generación de empresarios, de políticos, de gobernantes, de profesionales, que no piensen sólo en ellos como si fueran el centro del mundo o sólo en tener más? Porque. Así lo reconoció la Conferencia Episcopal de América Latina y el Caribe, que ante el  planteamiento de que la gente de hoy rechaza la doctrina del Evangelio, aclaró que en su concepto, no hay un rechazo a la doctrina, sino al modo de presentarla y se propuso que se ponga un especial esfuerzo  y creatividad  en la pastoral con los líderes de opinión. Yo me atrevo a pensar  que en Colombia hace falta un esfuerzo mayor por llegar con el Evangelio a los políticos, a los empresarios, a los comunicadores, en fin, a los líderes de opinión.

Un examen de conciencia para hacernos todos los que trabajamos en evangelización como discípulos y misioneros. ¿Cómo mejoramos en nuestro apostolado, para llegar con el Evangelio a todos, teniendo en cuenta las diferencias y necesidades de las distintas comunidades? Los laicos nos tenemos que preparar. La nueva Evangelización necesita modos nuevos para llevar la Palabra. También la Conferencia Episcopal de Aparecida lo reconoció. Dijo que hay que favorecer la preparación de un laicado capaz y competente interlocutor entre la Iglesia y la sociedad, y la sociedad y la Iglesia (Aparecida, 497).

Papel de la política y de la empresa en el desarrollo integral

Para continuar el estudio de Caritas in veritate, Caridad en la verdad, volvamos al N° 41 de la Encíclica.

Después de plantear la necesidad de repensar la economía,  Benedicto XVI se refiere directamente al papel de la política y de la empresa, en el desarrollo integral.

A comienzos del N° 41, la encíclica nos sigue hablado de la empresa, a lo cual dedica el N° 40. Leamos la primera parte del N° 41 y tratemos de comprenderlo por partes. Es una síntesis apretada de un pensamiento muy profundo sobre el papel del ser humano junto al capital, en las actividades empresariales. Dice  así:

41. A este respecto, es útil observar que la iniciativa empresarial tiene, y debe asumir cada vez más, un significado polivalente (es decir que la empresa no debe dedicarse a  un único objetivo, no debe ser únicamente para producir ganancias). El predominio persistente del binomio mercado-Estado nos ha acostumbrado a pensar exclusivamente en el empresario privado de tipo capitalista por un lado y en el directivo estatal por otro. En realidad, la iniciativa empresarial se ha de entender de modo articulado. Así lo revelan diversas motivaciones metaeconómicas (motivaciones metaeconómicas son las razones que mueven a actuar y que van más allá de lo puramente económico). El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano[1].

Es una frase que nos debe poner a pensar a todos: El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano. Podemos aplicarlo a todas las profesiones: al médico, al ingeniero, al abogado, inclusive al sacerdote: sus vocaciones, sus profesiones tienen ante todo un significado humano, son para el bien del ser humano.

De manera que la actividad del empresario no debe tener lo económico como única razón de ser; no sólo el desarrollo material. Sí, está bien que los empresarios trabajen por el desarrollo económico, pero no sólo por él, sino por el desarrollo económico para el ser humano y no a costa del ser humano. No se puede crecer a costa del ser humano. Eso sucede cuando en la moderna economía de mercado se consigue el crecimiento económico utilizando instrumentos como la explotación de las personas que lo hacen posible.

No son puros pensamientos teóricos. Tratemos de comprender mejor esta idea viendo un ejemplo concreto. Un beneficio de la globalización es la posibilidad de compartir los avances tecnológicos que han alcanzado países desarrollados. Ha sido beneficioso, que la industria francesa, la japonesa y la estadounidense del automóvil, hayan instalado plantas para ensamblar vehículos en nuestro país, porque además de crear puestos de trabajo han impulsado el desarrollo de industrias como la de autopartes. Claro que no es una transferencia completa de tecnología, porque solamente armamos carros, pero es una experiencia positiva. Sin embargo, otros experimentos dejan dudas. Por ejemplo, ¿qué tanto ayuda que  industrias colombianas desplacen la fabricación de algunos de sus productos a China? ¿Por qué no los siguen fabricando aquí, donde sufrimos un elevado nivel de desempleo?

Alguna oyente comentaba a este respecto que se ven obligados por la competencia, a tomar esas medidas. Sí, para algunas industrias la competencia es muy dura y es un consejo demasiado fácil decirles que entonces cambien de negocio…No es así de sencilla la vida.

Un conocido industrial de la marroquinería comentaba que iba a aumentar la capacidad de su planta de Bogotá y que para unos productos específicos había resuelto encargar su fabricación a China porque ellos tienen el material y la tecnología para hacer ese trabajo y acá, no. Parece aceptable la explicación. Sin embargo, en estos días publicaron en la prensa los nombres de varias empresas colombianas que han desplazado a China la fabricación de algunos de sus productos porque allá es más económico. Esa motivación deja dudas serias, porque se sabe que una de las razones de los bajos precios de los productos chinos es que allá pagan salarios bajos. Esa es una mala consecuencia de la globalización: dejar de crear puestos de trabajo en Colombia, país de origen de esas empresas, de su capital y de sus creadores, y contribuir a aumentar el número de trabajadores mal pagados al otro lado del mundo.

Para comprender en profundidad el número 41 de Caritas in veritate, nos conviene volver al pensamiento del Beato Juan Pablo II en sus encíclicas Centesimus annus y Laborem Exercens, sobre el trabajo humano, y de Pablo VI en Populorum progressio.  De modo magistral Juan Pablo II en el N° 32 de Centesimus annus aclara su pensamiento sobre el capitalismo y  el papel del ser humano en el desarrollo. No se puede aceptar que en el proceso productivo de las empresas, sea el capital el factor considerado el predominante, relegando a un papel secundario, no muy importante, fácil de reemplazar, a la persona humana. Dice allí Juan Pablo II:

A lo largo de la historia, en los comienzos de toda sociedad humana, encontramos siempre estos dos factores, el trabajo y la tierra; en cambio, no siempre hay entre ellos la misma relación. En otros tiempos la natural fecundidad de la tierra aparecía, y era de hecho, como el factor principal de riqueza, mientras que el trabajo servía de ayuda y favorecía tal fecundidad. En nuestro tiempo / es cada vez más importante el papel del trabajo humano en cuanto factor productivo de las riquezas inmateriales y materiales; por otra parte, es evidente que el trabajo de un hombre se conecta naturalmente con el de otros hombres. Hoy más que nunca, trabajar es trabajar con otros y trabajar para otros: es hacer algo para alguien. El trabajo es tanto más fecundo y productivo, cuanto el hombre se hace más capaz de conocer las potencialidades productivas de la tierra y ver en profundidad las necesidades de los otros hombres, para quienes se trabaja.

Existe otra forma de propiedad, (además de la propiedad de la tierra) concretamente en nuestro tiempo, que tiene una importancia no inferior a la de la tierra: es la propiedad del conocimiento, de la técnica y del saber. En este tipo de propiedad, mucho más que en los recursos naturales, se funda la riqueza de las naciones industrializadas.


[1] Cf Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 32; Pablo VI; Populorum progressio, 25

Reflexión 211- ¡PASCUA 2011!


Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en A.M.:     Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressioDeus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

———————————————————————————————————————

Invitación a la alegría

 

Esta reflexión en la semana de Pascua, la vamos a dedicar al significado de ese maravilloso día para nuestras vidas, el Domingo en que resucitó Jesucristo. Porque en medio de la oscuridad que ha significado el invierno en nuestro país; en la desolación en que envuelven al mundo las guerras, en Colombia y en todas partes; a pesar de la pobreza y el hambre de tantos hermanos nuestros, los cristianos invitamos a la alegría.  Nuestra misión es llevar el contagio de la alegría, pero ¿cómo estar alegres si nos rodea la tristeza?

 

Vamos a reflexionar sobre la Pascua en medio del dolor, sobre su alegría, a pesar de tantas tristezas

Parecería un contrasentido invitar a la alegría en medio de la tristeza, si no fuéramos personas de fe. Personas de fe son las que han encontrado a Jesucristo; eso es tener fe y cuando se ha encontrado a Jesucristo, el sentido de toda la vida cambia. Las madres y esposas que lloran la desaparición de sus esposos y de sus hijos, encuentran consuelo en medio de su desolación, cuando Jesús se hace presente en medio. El día de Pascua, María Magdalena y luego Pedro y Juan salieron hacia la tumba de Jesús, cuando  el día estaba todavía oscuro y había oscuridad en su corazón. Nos dice el Evangelio de Juan, que él se asomó a la tumba y al verla vacía, creyó. Encontró de nuevo a Jesús precisamente porque su cuerpo no estaba allí. Le vio sentido al sepulcro vacío. Y María, en la bella escena del jardín, en medio de su tristeza oye la voz de Jesús que la llama por su nombre y la vida resplandece con la presencia de Jesús resucitado allí en medio, el Jesús a quien antes lloraba. También la fe de la Pascua nos ofrece la posibilidad de transformar nuestra vida.

A veces, en medio de nuestra ofuscación por los problemas y los sufrimientos, no nos damos cuenta de que Jesús resucitado camina a nuestro lado. Los discípulos de Emaús no se dieron cuenta de que su corazón ardía cuando el misterioso compañero de camino les explicaba las Escrituras. Cuando al partir el pan reconocieron que era Jesús el que estaba con ellos, el día dejó de oscurecer y de llegar la noche y corrieron a participar su alegría. La presencia de Jesús cambia la visión de la vida.

 

La presencia de Jesús cambia la visión de la vida

 

En nuestro estudio de la DSI hemos comprendido que es necesaria la conversión, que tenemos todos que mirar el mundo con la mirada del Evangelio, para que sea posible un mundo de justicia, de equidad, de fraternidad. Esa a esa conversión, a ese cambio, al que nos invita el Resucitado.

La audiencia del miércoles de la semana de Pascua la dedicó el Santo Padre a este tema. Comenzó el Papa por recordarnos que

“Cristo resucitado de entre los muertos  es el  fundamento de nuestra fe, que se irradia en toda la liturgia de la Iglesia, dándole contenido y significado. (…) La resurrección de Cristo es la puerta a una nueva vida que ya no está sometida a la caducidad del tiempo, una vida inmersa en la eternidad de Dios. En la resurrección de Jesús comienza una nueva condición de los seres humanos, que ilumina y transforma nuestro camino cotidiano y abre un futuro cualitativamente nuevo y diferente para toda la humanidad”.

SEAMOS PERSONAS NUEVAS EN UN MUNDO NUEVO

 

Nos dice entonces que la resurrección de Jesús es la puerta, es el inicio de una nueva condición de los seres humanos, que abre un futuro cualitativamente diferente para toda la humanidad. Una vida de calidad diferente para toda la humanidad. Para explicarnos en qué consiste esa nueva vida, el Santo Padre cita a San Pablo:

“En la Epístola a los Colosenses, San Pablo dice: “Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; sentid las cosas de arriba, no las de la tierra”. Pero el apóstol, subrayó Benedicto XVI, “está lejos de invitar a los cristianos, a cada uno de nosotros, a evadirse del mundo en el que Dios nos ha puesto. Es cierto que somos ciudadanos de otra “ciudad”, donde está nuestra verdadera patria, pero el camino hacia esa meta debemos recorrerlo todos los días en esta tierra. Al participar desde ahora en la vida de Cristo resucitado, debemos vivir como hombres nuevos en este mundo, en el corazón de la ciudad terrenal”.

 

De manera que la invitación que nos hace el Señor no es a sacar el cuerpo, a evadir

 

“Este es el camino -prosiguió el Santo Padre-, para transformarnos no solamente nosotros, sino para transformar al mundo, para dar a la ciudad un nuevo rostro que favorezca el desarrollo del hombre y de la sociedad, según la lógica de la solidaridad, la bondad, el respeto profundo por la dignidad propia de cada uno. (…) La Pascua aporta la novedad de un pasaje profundo y total de una vida sujeta a la esclavitud del pecado a una vida de libertad, inspirada por el amor, la fuerza que derriba todas las barreras y construye una nueva armonía en nuestro corazón y en la relación con los demás y con las cosas”.

La lógica de la solidaridad y la bondad y el respeto a la dignidad humana

La fe cristiana, la que nos enseña Jesús muerto por nosotros y verdaderamente resucitado, no nos invita a una contemplación pasiva, sino a vivir la transformación al que San Pablo llama el hombre nuevo, capaces de comunicar al mundo ese nuevo rostro que conduzca al desarrollo del ser humano y de la sociedad según la que el Papa llama la lógica de la solidaridad y la bondad y el respeto por la dignidad propia y de los demás. La celebración de la resurrección de Jesucristo tiene que contagiarnos en forma de una experiencia viva que no se queda que en palabras. Oigamos las palabras siguientes de Benedicto XVI en la misma catequesis de su audiencia el día miércoles 26 de abril, 2011:

Todo cristiano, así como toda comunidad, “si vive la experiencia de este pasaje de la Resurrección, no puede por menos que ser fermento nuevo en el mundo, entregándose sin reservas a las causas más urgentes y justas, como lo demuestran los testimonios de los santos en todas las edades y en todas partes. También son muchas las expectativas de nuestro tiempo: los cristianos, creyendo firmemente que la resurrección de Cristo ha renovado al hombre sin separarlo del mundo en el que construye su historia, tenemos que ser los testigos luminosos de este camino nuevo de Pascua”.

 

Con estas palabras terminó el Santo Padre sus enseñanzas en la audiencia-general:

“La Pascua es, por lo tanto, un don que hay que acoger cada vez más profundamente en la fe, para obrar en cualquier situación, con la gracia de Cristo, según la lógica de Dios, la lógica del amor”. (AG/ VIS 20110427 (510))

¿Qué es la Pascua cristiana?

 

Parece decirnos el Papa que llevemos siempre la Pascua con nosotros, que ella nos acompañe y nos guíe para obrar en cualquier situación. ¿De qué nos habla Benedicto XVI? ¿Qué es la Pascua? Es la vivencia permanente de la presencia de Jesucristo resucitado entre nosotros. Está, ante todo, en la Eucaristía. Esa lamparita que arde delante de todos los sagrarios católicos del mundo nos recuerda que Él está presente.

Por eso podemos aceptar con alegría, que Jesús verdaderamente resucitó en cuerpo y alma es nuestra  más firme esperanza y consuelo en medio de la oscuridad y la tristeza. Nos llena de gozo que en la Iglesia, el sucesor de Pedro cumpla con el encargo que el Señor le dio en Lucas 22,32, cuando le anunció que en su debilidad lo negaría. A pesar de esa debilidad, Pedro, y en él sus sucesores recibieron la misión de confirmarnos en la fe: …tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.

Cómo negar lo que es un hecho: la Resurrección de Jesús

Pablo VI en un discurso a los participantes en el Simposio sobre el misterio de la resurrección de Cristo, el sábado 4 de abril de 1970, reconocía, que entonces, y a lo largo de la historia, como sucede también ahora, también entre los cristianos, hay quienes se dejan arrastrar por la tentación de vaciar todas las riquezas y la importancia de lo que, ante todo es un hecho: la Resurrección del Salvador. Dijo Pablo VI:

También en nuestros días (…) vemos cómo esta tendencia manifiesta sus últimas consecuencias dramáticas, llegándose a negar, incluso entre los fieles que se dicen cristianos, el valor histórico de los testimonios inspirados o, más recientemente, interpretando de forma puramente mítica, espiritual o moral, la Resurrección física de Jesús. ¿Cómo no nos ha de doler profundamente el efecto destructor que estas discusiones deletéreas tienen para tantos fieles? Pero proclamamos con toda energía que estos hechos no nos dan miedo porque, hoy como ayer, el testimonio “de los Once y de sus compañeros” es capaz, con la gracia del Espíritu Santo, de suscitar la verdadera fe: “El Señor en verdad ha resucitado y se ha aparecido a Simón” (Lc 24, 34-35).

Malabarismos para concluir con que la Resurrección sí, pero no…

Entre nosotros, no se suele negar la Resurrección, sino que la explican de modo que satisfaga a los no creyentes y que no implique la resurrección física del Señor. Para algunos es suficiente que Jesús después de su muerte haya pasado al Padre y por sus méritos haya conseguido para la humanidad la reconciliación con el Padre. Qué pasó con el cuerpo de Jesús que fue sepultado, no les parece importante. Pero como veremos, ante un hecho, como fue la resurrección, según testigos de primera mano, como se lee en los Evangelios, no es necesario hacer los malabarismos de palabras que estos modernos filósofos-teólogos tienen que hacer para concluir que sí, pero no…

Más adelante veremos lo que nos enseña Benedicto XVI sobre la Resurrección. Sus palabras me parecen muy iluminadoras. Antes sigamos con el pensamiento de Pablo VI en el simposio sobre la resurrección. La base y razón fundamental de la predicación de los apóstoles fue que Jesús verdaderamente resucitó. Y su testimonio nos cuenta que el Jesús que tuvieron el privilegio de ver después de la resurrección tenía características distintas a las que le conocieron antes: el Resucitado tenía las llagas que invitó a Tomás a tocar, comió con ellos, inclusive les preparó el desayuno en esa bella escena a orillas del Mar de Galilea (Jn, 21). Pero…, oigamos a Pablo VI, que cita a Romano Guardini. Benedicto XVI tomará este mismo argumento como veremos:

 

Cristo resucitado es distinto de cómo era antes de la Pascua y distinto del resto de los hombres

 

Como notaba con finura y delicadeza el añorado Romano Guardini en una profunda meditación, los relatos evangélicos subrayan «a menudo y con fuerza que Cristo resucitado es distinto de cómo era antes de la Pascua y distinto del resto de los hombres. En las narraciones su naturaleza tiene algo de extraño. Su cercanía conmueve profundamente, llena de estupor. Mientras que antes “iba” y “venía” ahora se dice que “aparece”, de “repente”, junto a los peregrinos, que “desaparece” (cf Mc 16,9-14; Lc 24, 31-36). Las barreras corporales no existen ya para Él. No está limitado a las fronteras del espacio y tiempo. Se mueve con una libertad nueva, desconocida en la tierra…pero al mismo tiempo se afirma claramente que es Jesús de Nazaret, en carne y hueso, tal como vivió antes con los suyos, no un fantasma… ». Sí, «el Señor se ha transformado. Vive de forma distinta a como vivía antes. Su existencia presente nos resulta incomprensible. Y, sin embargo, es corporal, contiene a Jesús todo entero (…) e incluso, a través de sus llagas, contiene toda su vida vivida, la suerte que sufrió, su pasión y muerte.» Por tanto, no se trata solamente de una supervivencia gloriosa de su yo. Nos encontramos en presencia de una realidad profunda y compleja, de una vida nueva, plenamente humana: «La penetración, la transformación de toda la vida, incluido el cuerpo, por la presencia del Espíritu (…)  Se realiza en nosotros ese cambio que llamamos fe y que, en vez de concebir a Cristo en función del mundo, hace pensar en el mundo y en todas las cosas en función de Cristo (…) La Resurrección desarrolla un germen que Él siempre llevó en sí». Diremos de nuevo con Romano Guardini – continúa Pablo VI, – sí, «necesitamos la resurrección y la transfiguración para comprender realmente lo que es el cuerpo humano… En realidad, sólo el cristianismo se ha atrevido a situar el cuerpo en las profundidades más ocultas de Dios» (R.Guardini, El Señor, t.2).

Las palabras de Pablo VI que acabamos de leer son esclarecedoras. Aunque la resurrección es un misterio que con fe acogemos, nos ayuda comprender en alguna forma, adaptada a nuestro limitado entendimiento, que es razonable creer  los testimonios de los Apóstoles como aparecen en la Escritura y lo que la Tradición garantiza con las enseñanzas de la Iglesia, que, como afirma Pablo VI, fomenta el estudio científico al mismo tiempo que sigue proclamando la fe de los Apóstoles.

 

El Credo del Pueblo de Dios

 

El encuentro con Jesucristo Resucitado es el que ha dado fortaleza a los mártires para ser testigos de su fe hasta con su propia vida, desde el primer martirio, el de Esteban, hasta los sacrificados en nuestro tiempo. El 30 de junio de 1968, en el Año de la fe, así proclamado por Pablo VI para conmemorar los 19 siglos del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, en Roma, El Papa Pablo VI clausuró la solemne liturgia con la lectura de lo que se llama desde entonces, el Credo del Pueblo de Dios. Así explica el Papa esta fórmula:

Juzgamos (…) que debemos cumplir el mandato confiado por Cristo a Pedro, de quien, aunque muy inferior en méritos, somos sucesor; a saber: que confirmemos en la fe a los hermanos (cf Lc 22,32). Por lo cual, aunque somos conscientes de nuestra pequeñez, con aquella fuerza de ánimo que tomamos del mandato que nos ha sido entregado, vamos a hacer una profesión de fe y a pronunciar una fórmula que comienza con la palabra creo, la cual, aunque no haya que llamarla verdadera y propiamente definición dogmática, sin embargo repite sustancialmente, con algunas explicaciones postuladas por las condiciones espirituales de nuestra época, la fórmula nicena (la llamada en el Catecismo,Credo de Nicea-Constantinopla): es decir, la fórmula de la tradición inmortal de la santa Iglesia de Dios.

En los artículos que se refieren a Jesucristo, después de confesar: Creemos en nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios…etc, sobre la vida de Jesús, su vida de predicación del reino y sobre su pasión, muerte y resurrección, dice:

El mismo habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad. Anunció y fundó el reino de Dios, manifestándonos en sí mismo al Padre. Nos dio su mandamiento nuevo de que nos amáramos los unos a los otros como él nos amó. Nos enseñó el amino de las bienaventuranzas evangélicas, a saber: ser pobres de espíritu y mansos, tolerar los dolores con paciencia, tener sed de justicia, ser misericordiosos, limpios de corazón, pacíficos, padecer persecución por la justicia. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato; Cordero de Dios, que lleva los pecados del mundo, murió por nosotros clavado a la cruz, trayéndonos la salvación con la sangre de la redención. Fue sepultado, y resucitó por su propio poder al tercer día, elevándonos por su resurrección a la participación de la vida divina, que es la gracia. Subió al cielo, de donde ha de venir de nuevo, entonces con gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos, a cada uno según los propios méritos: los que hayan respondido al amor y a la piedad de Dios irán a la vida eterna, pero los que los hayan rechazado hasta el final serán destinados al fuego que nunca cesará. Y su reino no tendrá fin.

Jesús de Nazaret, de Ratzinger

 

En el segundo volumen de su obra Jesús de Nazaret, Benedicto XVI explica largamente sus conclusiones sobre la resurrección de Jesucristo. Es el capítulo 9° que se extiende desde la página 281 hasta  la 321 y tiene los siguientes subtítulos: 1. Qué sucede en la resurrección de Jesús. Dice allí el Papa Ratzinger que San Pablo resalta que si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo…San Pablo resalta con estas palabras de manera tajante la importancia que tiene la fe en la resurrección de Jesucristo para el mensaje cristiano en su conjunto. La fe cristiana se mantiene o cae con la verdad del testimonio de que Cristo ha resucitado de entre los muertos. Afirma el Papa que en su investigación sobre la figura de Jesús la resurrección es el punto decisivo. Afirma:

Que Jesús sólo haya existido o que, en cambio, exista también ahora depende de la resurrección. En el «si» o el «no» a esta cuestión no está en juego un acontecimiento más entre otros, sino la figura de Jesús como tal.

En el N° 2, Ratzinger examina los dos tipos diferentes de testimonios de la resurrección. A uno lo llama testimonio en forma de confesión y tradición y al otro testimonio en forma de narración. En forma de confesión se conserva en una fórmula corta lo que se quiere conservar como núcleo del acontecimiento. Por ejemplo, a los dos discípulos de Emaús, los saludan los otros con el anuncio, que es una confesión: Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón (lc 24,34).

En el N° 3, el Papa trata sobre la muerte de Jesús, que no fue una casualidad, sino que entra en el contexto de la historia de salvación, de la historia de Dios y su pueblo.

 

¿Es compatible la resurrección con la presencia del cuerpo en el sepulcro?

 

El N° 4 se refiere a la importancia del sepulcro vacío. Algunos no le dan importancia, porque afirman que el sepulcro vacío no prueba la resurrección. Es verdad, dice Ratzinger. De hecho María Magdalena al encontrar el sepulcro vacío pregunta dónde han puesto a Jesús.  Pero hay que hacerse la otra pregunta: ¿Es compatible la resurrección con la presencia del cuerpo en el sepulcro? ¿Si los apóstoles hubieran encontrado el cuerpo en el sepulcro habrían proclamado que el señor Resucitó?

Trata luego el Papa sobre el Tercer Día. El Papa explica lo que quiere decir el tercer día, porque a algunos las cuentas no les salen. Ratzinger opina que el tercer día se refiere al primer encuentro con el Señor Resucitado, que es nuestro domingo.

Trata después sobre la calidad de los testigos de la resurrección, y destaca el papel de Pedro. Pasa enseguida al tema de la narración. Antes había explicado el testimonio en forma de confesión.  Trata en su libro el Papa sobre las Apariciones de Jesús a Pablo, en su conversión y las otras variadas apariciones a sus discípulos.

Finalmente, el Papa dedica la última parte en forma de resumen, a: La naturaleza de la Resurrección y su significación histórica.

Ojalá puedan conseguir este libro sólido, maravilloso, que nos ayuda a conocer, amar a Jesucristo y a profundizar nuestra fe en Él.

La síntesis del pensamiento de Benedicto XVI sobre la Resurrección

 

Viernes, 22 abr (RV).- Benedicto XVI respondió a siete preguntas formuladas por personas de distintos países y sobre distintos argumentos en un programa de la televisión pública italiana RAI. Con el título “A su imagen. Especial Viernes Santo” la emisión de esta histórica intervención de un Pontífice en RAIUNO comenzó a las dos y diez y las siete preguntas abarcaron temas como el sufrimiento y la muerte, el dolor y la incertidumbre y situaciones de conflicto bélico. Hubo dos preguntas sobre la muerte y resurrección de Jesús.

¿Qué significa “Descendió a los infiernos?

 

P: Santo Padre, la próxima pregunta es sobre el tema de la muerte y la resurrección de Jesús y llega desde Italia. Se la leo: “Santidad: ¿Que hizo Jesús en el lapso de tiempo entre la muerte y la resurrección? Y, ya que en el Credo se dice que Jesús después de la muerte descendió a los infiernos: ¿Podemos pensar que es algo que nos pasará también a nosotros, después de la muerte, antes de ascender al Cielo?

R: En primer lugar, este descenso del alma de Jesús no debe imaginarse como un viaje geográfico, local, de un continente a otro. Es un viaje del alma. Hay que tener en cuenta que siempre el alma de Jesús siempre toca al Padre, está siempre en contacto con el Padre, pero al mismo tiempo, este alma humana se extiende hasta los últimos confines del ser humano. En este sentido baja a las profundidades, va hacia los perdidos, se dirige a todos aquellos que no han alcanzado la meta de sus vidas, y trasciende así los continentes del pasado. Esta palabra del descenso del Señor a los infiernos significa, sobre todo, que Jesús alcanza también el pasado, que la eficacia de la redención no comienza en el año cero o en el año treinta, sino que llega al pasado, abarca el pasado, a todas las personas de todos los tiempos. Dicen los Padres, con una imagen muy hermosa, que Jesús toma de la mano a Adán y Eva, es decir a la humanidad, y la encamina hacia adelante, hacia las alturas. Y así crea el acceso a Dios, porque el hombre, por sí mismo, no puede elevarse a la altura de Dios. Jesús mismo, siendo un hombre, tomando de las mano al hombre, abre el acceso. ¿Qué acceso? La realidad que llamamos cielo. Así, este descenso a los infiernos, es decir, en las profundidades del ser humano, en las profundidades del pasado de la humanidad, es una parte esencial de la misión de Jesús, de su misión de Redentor y no se aplica a nosotros. Nuestra vida es diferente, el Señor ya nos ha redimido y nos presentamos al Juez, después de nuestra muerte, bajo la mirada de Jesús, y esta mirada en parte será purificadora: creo que todos nosotros, en mayor o menor medida, necesitaremos ser purificados. La mirada de Jesús nos purifica y además nos hace capaces de vivir con Dios, de vivir con los santos, sobre todo de vivir en comunión con nuestros seres queridos que nos han precedido.

 

¿Cómo era el Cuerpo Resucitado de Jesús?

 

P: También la siguiente pregunta es sobre el tema de la resurrección y viene de Italia: “Santidad, cuando las mujeres llegan al sepulcro, el domingo después de la muerte de Jesús, no reconocen al Maestro, lo confunden con otro. Lo mismo les pasa a los Apóstoles: Jesús tiene que enseñarles las heridas, partir el pan para que le reconozcan precisamente por sus gestos. El suyo es un cuerpo real de carne y hueso, pero también un cuerpo glorioso. El hecho de que su cuerpo resucitado no tenga las mismas características que antes, ¿qué significa? ¿Y qué significa, exactamente, “cuerpo glorioso? ¿Y la resurrección, será también así para nosotros? “

R: Naturalmente, no podemos definir el cuerpo glorioso porqué está más allá de nuestra experiencia. Sólo podemos interpretar algunos de los signos que Jesús nos dio para entender, al menos un poco, hacia dónde apunta esta realidad. El primer signo: el sepulcro está vacío. Es decir, Jesús no abandonó su cuerpo a la corrupción, nos ha enseñado que también la materia está destinada a la eternidad, que resucitó realmente, que no ha quedado perdido. Jesús asumió también la materia, por lo que la materia está también destinada a la eternidad. Pero asumió esta materia en una nueva forma de vida, este es el segundo punto: Jesús no muere más, es decir: está más allá de las leyes de la biología, de la física, porque los sometidos a ellas mueren. Por lo tanto hay una condición nueva, diversa, que no conocemos, pero que se revela en lo sucedido a Jesús, y esa es la gran promesa para todos nosotros de que hay un mundo nuevo, una nueva vida, hacia la que estamos encaminados. Y, estando ya en esa condición, para Jesús es posible que los otros lo toquen, puede dar la mano a sus amigos y comer con ellos, pero, sin embargo está más allá de las condiciones de la vida biológica, como la que nosotros vivimos. Y sabemos que, por una parte, es un hombre real, no un fantasma, vive una vida real, pero es una vida nueva que ya no está sujeta a la muerte y esa es nuestra gran promesa. Es importante entender esto, al menos por lo que se pueda, con el ejemplo de la Eucaristía: en la Eucaristía, el Señor nos da su cuerpo glorioso, no nos da carne para comer en sentido biológico; se nos da Él mismo; lo nuevo que es Él , entra en nuestro ser hombres y mujeres, en el nuestro, en mi ser persona, como persona y llega a nosotros con su ser, de modo que podemos dejarnos penetrar por su presencia, transformarnos en su presencia. Es un punto importante, porque así ya estamos en contacto con esta nueva vida, este nuevo tipo de vida, ya que Él ha entrado en mí, y yo he salido de mí y me extiendo hacia una nueva dimensión de vida. Pienso que este aspecto de la promesa, de la realidad que Él se entrega a mí y me hace salir de mí mismo, me eleva, sea la cuestión más importante: no se trata de descifrar cosas que no podemos entender sino de encaminarnos hacia la novedad que comienza, siempre, de nuevo, en la Eucaristía.

 

Fernando Díaz del Castillo Z.

reflexionesdsi@gmail.com

Reflexión 210, Caritas in veritate N° 41, abril 14,2011

RADIO MARÍA DE COLOMBIA en su frecuencia de Bogotá, 1220 AM está temporalmente fuera del aire, pero puede escucharla por internet: www.radiomariacol.org

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en A.M.:     Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressioDeus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

——————————————————————————————————————————————————————————————————–

Las inundaciones llegaron también a Radio María de Bogotá

Antes de abordar el tema de la DSI  hagamos una reflexión sobre las circunstancias difíciles por las que pasa Radio María desde el mes de noviembre. Esta obra, como todas las de apostolado de la Iglesia, debe recorrer el camino difícil que heredamos con el cristianismo. De esta obra se puede también decir que es cierta la frase, creo que es de Cicerón, “Nada que realmente valga la pena se consigue sin esfuerzo”. Radio María no nació grande. Como la semilla del Evangelio, se sembró pequeña. Muchas manos la han cuidado, la han regado y ya bastante crecida, llegó una inundación que, como a tantos hogares colombianos, le hizo daño, mucho daño. Así como a muchos campesinos las inundaciones los dejaron sin casa, sin tierra para cultivar, sin medios para vivir, a Radio María, en su frecuencia de Bogotá, 1220 AM, las inundaciones la dejaron sin herramientas para sembrar el Evangelio en el inmenso territorio cubierto desde ese transmisor y antena destruidos. Radio María de las demás ciudades no sufrió. Desde el estudio de Bogotá se sigue transmitiendo al satélite y por ese milagro de las comunicaciones, las demás estaciones propias y las comunitarias bajan desde el satélite la señal que retrasmiten para sus oyentes. En las demás ciudades tienen esa gracia especial. A los que vivimos en Bogotá nos ha tocado el sacrificio de no contar con la emisora de la Virgen María, que consideramos nuestra emisora. Cuando no aparece Radio María en el dial, no encontramos nada que nos satisfaga.

Esta inmensa ciudad de 8 millones de habitantes sufre la orfandad de Radio María, pero no será de manera definitiva. Con la asistencia de los técnicos de la Familia Mundial, Radio María de Colombia adelanta los trabajos para instalar una nueva antena y un nuevo transmisor que, esperamos, estará de nuevo al aire, según nos dicen, en el mes de junio. La voz de la Madre la podremos de nuevo escuchar más clara, más potente, los habitantes de esta vasta zona.

¿Esta reflexión a quiénes va dirigida? Naturalmente, a los de fuera de Bogotá, a quienes llegará sin ningún obstáculo. Son los especialmente beneficiados, los bendecidos. Va también dirigida a los habitantes de Bogotá que tienen la posibilidad de escucharlo por internet. Es un mensaje de esperanza: Radio María de Bogotá volverá al aire. Va dirigida a todos: Dios habla de mil maneras y sin duda algo nos está diciendo con este suceso: a los oyentes, a los programadores, a los técnicos, a los administradores, a los voluntarios, a todos. ¿Sería que no estaba el Señor satisfecho con la débil señal con que la voz de la Madre llegaba a los habitantes de Bogotá? O, ¿cuál será el mensaje?

Tenemos que cuidar este tesoro, mantenerlo, acrecentarlo, mejorarlo, con nuestras oraciones, nuestro trabajo, nuestra ayuda económica. La labor callada de cada oyente desde su hogar, desde su lecho de dolor, desde  su lugar de trabajo, ha mantenido la radio con inmenso amor. Este es un momento especial; que la Virgen vea a sus hijos, como nunca, devolviendo amor con amor; y el amor verdadero no es de solas palabras; si es de verdad es un amor actuante, activo. Démonos todos una mano, a través de Radio María.

Volvamos a la DSI, tema de este ‘blog’

En las entregas anteriores continuamos el estudio del capítulo III de la encíclica Caridad en la verdad, Caritas in veritate, de Benedicto XVI, capítulo que se refiere al papel de la sociedad civil en el desarrollo económico. A la sociedad civil pertenecemos todos los ciudadanos que no somos parte de una entidad del Estado. El título de este capítulo III es Fraternidad, Desarrollo Económico y Sociedad Civil. Ese título nos hace ver la importancia que la fraternidad, es decir, el tratarnos como hermanos, tiene en el Desarrollo Económico. No es necesario decir que sin caridad no es posible el trato de todos como hermanos. Por eso hemos insistido en la necesidad de la conversión para que el mundo llegue de verdad al desarrollo económico integral, es decir al desarrollo de todos los seres humanos, – no sólo al desarrollo de un grupo privilegiado, – y al mismo tiempo al desarrollo de todo el ser humano, no únicamente a la satisfacción de sus necesidades materiales sino el desarrollo de sus dimensiones intelectuales, morales, espirituales.

Nos podemos preguntar con todo derecho, si los países llamados desarrollados son desarrollados en todas las dimensiones humanas, cuando en ellos crecen los valores económicos, materiales, mientras descuidan cada vez más los valores espirituales del ser humano. Hay algunas personas en quienes mientras sus depósitos bancarios aumentan, su humanidad disminuye. Otros sí entienden el valor de compartir; eso se consigue si se comprende el valor de la fraternidad, que es superior al valor de crecer sólo materialmente.

Ya hemos insistido lo suficiente  en la importancia del reto que Benedicto XVI pone frente a los economistas y políticos del mundo, sobre la necesidad de pensar en una nueva orientación del manejo de la economía, porque el manejo actual no es satisfactorio si se juzga por sus resultados. Según los informes, media humanidad continúa en la pobreza y las consecuencias de una crisis mundial debida a la falta de ética de los grandes ejecutivos económicos y financieros afecta inclusive a las grandes potencias.

Necesidad  de pensar en una manera distinta de orientar la economía, porque pasada la era del socialismo comunista que fracasó, el capitalismo tampoco ha podido justificar su permanencia. Esta época de Cuaresma nos invita al cambio de mentalidad, a pensar distinto, a pensar según el Evangelio. Si no logramos llegar al pensamiento y al corazón de los economistas y políticos el mundo no va a cambiar.

En la revista Mirada Global el jesuita Rafael Velasco escribió un artículo  que quiero compartir con ustedes, porque viene muy bien en el tiempo de Cuaresma y al tema de cambio de mentalidad que necesitan los políticos y pensadores de la economía. El artículo lleva por título Cambiar nuestro modo de pensar y dice así:

Una llamada a cambiar la manera de pensar

Por estos días vivimos, como Iglesia, el tiempo de Cuaresma. Un tiempo especial de preparación para la Pascua. La Cuaresma se caracteriza por la llamada a la Conversión. Este término (del griego “metanoein”) significa “cambiar la mente”, cambiar el modo de pensar. Esto significa empezar a pensar como piensa Dios, más que como naturalmente nos sale pensar a los seres humanos.

Naturalmente nos suele surgir primero pensar en nuestra propia conveniencia, hacer cálculos de lo que nos va a hacer quedar bien, lo que no nos traerá problemas, lo que nos parece mejor para nuestros intereses. El modo de pensar de Dios es otro: primero los que sufren, los que necesitan, primero amar, decir la verdad y no mentir, primero no traicionar la propia conciencia.  El tiempo de Cuaresma entonces es un tiempo para volver a Dios, no porque a lo mejor nos hayamos alejado, sino porque necesitamos aprender cada vez más a pensar como Él, a sentir como Él, y a obrar como Él.

La Iglesia propone en este tiempo –para ayudarnos a la Conversión- tres medios: La Oración, el Ayuno y la Limosna

La Oración

 Por lo general la oración es concebida, solamente, como hablar con Dios. Rara vez se plantea como lo que es en primer lugar: Escuchar. Escuchar la Palabra de Dios que resuena en nuestras historias personales. La oración es fundamentalmente escucha. El primer mandamiento, según la versión hebrea, comienza diciendo “Escucha Israel”. Es decir que la cuaresma es un tiempo para escuchar a Dios, en el silencio del corazón, a través de la lectura de la palabra de Dios y fundamentalmente en el rostro de los hermanos y hermanas cercanos y lejanos, en los innumerables pobres de diversas pobrezas; escucharlo en el clamor de los que sufren.

 El Ayuno

La concepción más tradicional refiere a la privación material, en particular de alimentos. Sin embargo, esta interpretación tan literal puede ser inadecuada.

El ayuno es un medio para escuchar mejor. Si todas nuestras necesidades y deseos son satisfechos, entonces no hay posibilidad de escuchar, porque quedamos aturdidos consumiendo, adquiriendo, satisfaciendo nuestras necesidades. El ayuno nos ayuda a sentir lo que sienten los que no tienen todas las necesidades satisfechas. El ayuno nos ayuda a ponernos en el lugar de otros, de los que carecen, necesitan, y no tienen como saciar su hambre y su sed material, o espiritual.

El ayuno, es decir, la privación de algunas cosas legítimas, nos puede ayudar a ser más solidarios y compartir. Se priva uno de determinadas cosas, no por un ascetismo perfeccionista, o para ahorrar, sino para compartirlas. Si se come menos, es para ayudar a que otros coman un poco más; si se abstiene uno de determinadas cosas es para poder escuchar mejor las necesidades ajenas

Dejar de hablar tanto de los otros (un ejemplo posible de ayuno) puede ayudarnos a verlos un poco más como Dios los ve, y no como nos parece a nosotros; ayunar de los prejuicios puede ayudarnos a comprender más a los prójimos como los comprende y los quiere Dios.

A veces las compulsiones nos aprisionan: compulsión por tener, por no perder, por saciar, por conseguir, por estar a la altura. El ayuno de alguna de estas compulsiones puede ayudarnos a darnos cuenta de nuestras pequeñas esclavitudes y tal vez nos ayude a ser un poco más libres, como Dios nos hizo.

La Limosna

Ésta es consecuencia del ayuno y de la Escucha (oración). La limosna no es dar lo que nos sobra, sino ser capaces de dar a los otros de aquello que de verdad necesitan y yo puedo darles. La limosna está relacionada más bien con la justicia, con tratar de establecer relaciones más justas entre las personas, donde el amor tenga una palabra, donde el “don” sea nuestra propia persona. Darnos más en lo que hacemos y en lo que ofrecemos.

La limosna consiste en realidad en ser solidarios, con los que ayunan por necesidad, con los que no son escuchados. Solidaridad, amor y justicia, son términos emparentados con la limosna de la cuaresma.

Resumiendo: escucha a Dios y a los que sufren, y generosidad en la entrega a los demás, tres claves posibles para vivir esta cuaresma.

(miradaglobal.com, o8 de abril, 2011)

Una mirada atrás

Como el estudio del N°41 de Caridad en la verdad, Caritas in veritate lo habíamos comenzado hace casi un mes, es conveniente recordar lo que ya habíamos comenzado.

Después de plantear la necesidad de repensar la economía, ahora en este número Benedicto XVI se refiere directamente al papel de la política y también de la empresa, en el desarrollo integral.

Leamos la primera parte de este N° 41 y trataremos de comprenderlo por partes. Es una síntesis apretada de un pensamiento muy profundo sobre el papel del ser humano junto al capital, en las actividades empresariales. Dice  así:

41. A este respecto, es útil observar que la iniciativa empresarial tiene, y debe asumir cada vez más, un significado polivalente (polivalente: es decir que la empresa no debe existir solamente con el único objetivo de producir ganancias). El predominio persistente del binomio mercado-Estado nos ha acostumbrado a pensar exclusivamente en el empresario privado de tipo capitalista por un lado y en el directivo estatal por otro. En realidad, la iniciativa empresarial se ha de entender de modo articulado. Así lo revelan diversas motivaciones metaeconómicas (metaeconómicas: motivaciones que van más allá de las puramente económicas; las motivaciones metaeconómicas son las razones que mueven a actuar y que van más allá de lo puramente económico). El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano[1].

Ser profesional de cualquier área del conocimiento ante todo tiene un significado humano

Es una observación que no debemos pasar por alto. Hoy en varias profesiones, incluyendo a algunos médicos, se ha olvidado que antes de un significado científico, el ser profesional de cualquier área del conocimiento, y en particular el ser médico, tiene un significado humano. En este contexto, el Papa afirma que la actividad del empresario no debe tener lo económico como única razón de ser; su actividad no se debe orientar sólo al desarrollo material. está bien que los empresarios trabajen por el desarrollo económico, pero no sólo por él, sino por el desarrollo económico para el ser humano y no a costa del ser humano. No se puede crecer a costa del ser humano. Eso sucede cuando en la moderna economía de mercado se consigue el crecimiento económico utilizando instrumentos como la explotación de las personas que lo hacen posible. No se puede convertir a la medicina ni a la educación en un negocio más.

No son esos pensamientos puramente teóricos. Tratemos de comprender mejor esta idea viendo un ejemplo concreto. Un beneficio de la globalización es la posibilidad de compartir los avances tecnológicos que han alcanzado países desarrollados. Ha sido beneficioso, que la industria francesa,  la estadounidense y la japonesa, del automóvil, hayan instalado plantas para ensamblar vehículos en nuestro país, porque además de crear puestos de trabajo han impulsado el desarrollo de industrias como la de autopartes. No es sin embargo, una transferencia completa de tecnología, porque solamente armamos carros, pero es una experiencia positiva. Sin embargo, otros experimentos dejan dudas. Algunas industrias colombianas han desplazado la fabricación de algunos de sus productos a China. ¿No sería más conveniente que los siguieran fabricando aquí, donde tenemos un elevado nivel de desempleo?

A costa de trabajadores chinos mal pagados, competir con precios bajos

Un industrial de la marroquinería comentaba que iba a aumentar la capacidad de su planta de Bogotá y que para unos productos específicos había resuelto encargar su fabricación a China porque ellos tienen el material y la tecnología para hacer ese trabajo y acá, no. Parece aceptable la explicación. Sin embargo, en estos días publicaron en la  prensa los nombres de varias empresas colombianas que han desplazado a China la fabricación de algunos de sus productos porque allá es más económico. Esa sola razón deja dudas serias, porque se sabe que una de las causas de los bajos precios de los productos chinos es que allá pagan salarios bajos. Esa es una mala consecuencia de la globalización: dejar de crear puestos de trabajo en Colombia, país de origen de esas empresas, de su capital y de sus creadores,  y a costa de trabajadores chinos mal pagados, competir con precios bajos.

El lunes 11 de abril  (2011) mencionaba la prensa que otra industria colombiana, – ésta productora de plásticos, – inauguró su primera planta en los EE.UU. Esa empresa creará inicialmente 240 puestos de trabajo y en aproximadamente doce meses, generará 100  trabajos más. Por la información del periódico se trata de una industria de alta tecnología que producirá para vender en los EE.UU. Son beneficios de la globalización, que quizás no generan directamente puestos de trabajo en Colombia, pero sí podemos esperar que sus ganancias se reinviertan en nuestro país. Aquí se trata ya de una industria próspera, con varias plantas.[2]

No es el capital el factor predominante en el proceso productivo

Para comprender en profundidad este número de Caritas in veritate, nos conviene volver al pensamiento de Juan Pablo II en sus encíclicas Centesimus annus y Laborem exercens y de Pablo VI en Populorum progressio.  De modo magistral Juan Pablo II en el N° 32 de Centesimus annus aclara su pensamiento sobre el capitalismo y  el papel del ser humano en el desarrollo. No se puede aceptar que en el proceso productivo de las empresas sea el capital el factor considerado el predominante, relegando a un papel secundario, no muy importante, fácil de reemplazar, a la persona humana. Dice allí Juan Pablo II:

A lo largo de la historia, en los comienzos de toda sociedad humana, encontramos siempre estos dos factores, el trabajo y la tierra; en cambio, no siempre hay entre ellos la misma relación. En otros tiempos la natural fecundidad de la tierra aparecía, y era de hecho, como el factor principal de riqueza, mientras que el trabajo servía de ayuda y favorecía tal fecundidad. En nuestro tiempo es cada vez más importante el papel del trabajo humano en cuanto factor productivo de las riquezas inmateriales y materiales; por otra parte, es evidente que el trabajo de un hombre se conecta naturalmente con el de otros hombres. Hoy más que nunca, trabajar es trabajar con otros y trabajar para otros: es hacer algo para alguien. El trabajo es tanto más fecundo y productivo, cuanto el hombre se hace más capaz de conocer las potencialidades productivas de la tierra y ver en profundidad las necesidades de los otros hombres, para quienes se trabaja.

32. Existe otra forma de propiedad, (además de la propiedad de la tierra) concretamente en nuestro tiempo, que tiene una importancia no inferior a la de la tierra: es la propiedad del conocimiento, de la técnica y del saber. En este tipo de propiedad, mucho más que en los recursos naturales, se funda la riqueza de las naciones industrializadas.

Los invito a que lean la encíclica Laborem exercens, sobre el trabajo humano, de Juan Pablo II. El capital humano, el trabajo humano, es el más valioso activo de las empresas.

También los invito a leer el segundo volumen de Jesús de Nazaret, por Joseph Ratzinger, Benedicto XVI. Como el Papa dice en el prólogo, el objetivo de fondo de su libro es comprender  la figura de Jesús, su obra y su palabra. Lo que pretende el Papa con su libro, es que nos acerquemos a figura de Nuestro Señor de manera que nos sea útil para encontrarnos con Él y creerle.  


[1] Cf Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 32; Pablo VI; Populorum progressio, 25

[2] Se trata del Grupo Phoenix, que fabrica productos para la industria alimenticia, incluyendo el mercado de lácteos y café, mediante la utilización de tecnología para procesos de extrusión, termoformado, impresión y fabricación de empaques de alta barrera. Cf El Tiempo, lunes 11 de abril, 2011, Pg 11. También en internet.

Reflexión 209. Caritas in veritate N° 41 (Charla 40)

RADIO MARÍA DE COLOMBIA en su frecuencia de Bogotá, 1220 AM está temporalmente fuera del aire, pero puede escucharla por internet: www.radiomariacol.org

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en A.M.:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressioDeus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

———————————————————————————————————————————————————————————————-

Repasemos el mensaje sobre la necesidad de cambio en el mundo de la economía

Las pasadas reflexiones las dedicamos al planteamiento de Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate, sobre la necesidad de repensar el mundo de la economía, de los mercados, de las empresas, porque con los esquemas actuales no se está consiguiendo el bien común, el desarrollo integral de todos. Y nos habla también el Santo Padre del papel de la sociedad civil, es decir de todos los ciudadanos que no somos parte de los organismos del Estado, porque todos tenemos tareas que cumplir.

En resumen, algunos títulos nos recuerdan los temas del programa anterior

–      Luego de la reflexión de Benedicto XVI nos preguntamos si se está consiguiendo el bien común con la organización económica actual, porque los resultados, – la mitad de los habitantes de la tierra sin salir de la pobreza, – parecen un fracaso y no un motivo de satisfacción.

La propuesta de Benedicto XVI, de repensar el mundo de la economía, de los mercados, de las empresas, es un reto a la inteligencia de los líderes mundiales.

 En estos días, una persona inteligente e ilustrada, pero no cercana a nuestra fe, criticaba al Papa. Me decía que Benedicto XVI habla siempre de lo mismo, que reduce su discurso a hablar de paz y de amarnos todos. Le conté que semanalmente, todos los miércoles, el Papa, en una audiencia general presenta  su catequesis en Roma y a ella asisten 7.000 personas, cuando la audiencia es bajo techo, en el Aula Pablo VI, y si la audiencia es en la Plaza de San Pedro, los asistentes pasan de 10.000. Benedicto XVI expone temas que desarrolla de modo consecutivo semanalmente. Nadie va a escuchar siempre lo mismo, aunque los temas de la paz y de la fraternidad son fundamentales y se deben repetir sin cansancio.

–      La encíclica Caridad en la verdad es una reflexión que ojalá llegara a  quienes dirigen la gran máquina del mundo material. Y se acaba de lanzar el segundo volumen del libro de Ratzinger, Jesús de Nazareth, que trata de la vida de Jesús desde la entrada a Jerusalén hasta la Resurrección. Dice el Papa en el prefacio de este volumen, que su deseo de escribir una parte dedicada a los Evangelios de la infancia de Jesús “no podía entrar directamente en la intención esencial de esta obra: que es comprender la figura de Jesús, su palabra y su actuar. Sin embargo -asegura- que quiere tratar de ser fiel a su promesa y presentará un pequeño libro sobre este tema, y añade: “si todavía me quedan fuerzas para ello”. Pidamos a Dios que le conserve las fuerzas, porque todas sus enseñanzas enriquecen nuestra fe.

–      A Benedicto XVI lo respetan los intelectuales por la sabiduría teológica que ha demostrado, antes como profesor universitario y ahora, cuando podemos gozar todos los fieles de sus enseñanzas como maestro de la Iglesia.

¿Para qué porción de la humanidad ha sido provechoso el manejo de la economía?

Volvamos al tema que nos propone el Papa en Caritas in veritate, sobre la necesidad de reflexionar si el manejo de la economía, de los mercados, de las empresas, ha sido adecuado a las necesidades de desarrollo de la humanidad.

–      A ese propósito nos preguntamos la semana pasada, ¿para qué porción de la humanidad ha sido provechoso el manejo de la economía? Porque tantos hermanos nuestros, la mitad de la población mundial, vive en pobreza y muchísimos pasan hambre. Se puede dar una buena calificación al manejo de la economía, que ha producido tan malos resultados?

Sin embargo, no podemos ser completamente pesimistas, porque hay un camino de esperanza: la DSI nos advierte que para sanar a este mundo débil, el camino es volver a los valores humanos, que son valores cristianos, no valores monetarios. Este no es un camino pesimista, al contrario, es un camino de esperanza, porque conduce a satisfacer los anhelos del ser humano de realizarse plenamente, no sólo en lo material, sino en el desarrollo integral, completo, de su ser, incluyendo lo material, lo espiritual y lo intelectual.

¿Qué tan difícil es este camino? Es difícil, requiere cambiar de modo de pensar y de vivir. Se requiere la conversión. Los resultados, si viviéramos de acuerdo con el Evangelio serían maravillosos: si en el mundo se practicaran la caridad y la verdad, ¿no cambiaría radicalmente?

Los creyentes tenemos un gran reto, en el que deberíamos pensar seriamente en esta Cuaresma. Uno de los cambios que urgentemente necesitamos, y al cual nos invita el Santo Padre, es el de aprender a vivir según un estilo de vida más sencillo y sobrio. Aprender a vivir dignamente, sin pretensiones de ricos.

Aprender a no ser compradores impulsivos

Ese cambio necesario implica aprender a no comprar impulsivamente, para gozar de la última innovación, para estar a la moda. Una de las estrategias de la economía capitalista es estimular a la gente a gastar más. Si el comercio se mueve, crece la industria, hay más dinero en el mercado, aumenta el número de puestos de trabajo, crece la economía. Por eso a los particulares nos estimulan a gastar más, mientras que, por el contrario, las empresas se esfuerzan por gastar  menos. ¿Por qué ese fenómeno y en qué forma economizan las empresas; ¿cuáles son sus estrategias?

Alguna medidas son útiles para todos: por ejemplo, procuran ahorros en energía, buscan materias primas menos costosas,  pero otras medidas son inquietantes: ¿por qué los puestos de trabajo que crean no son de trabajo formal,  bien remunerado? ¿Por qué los programas que benefician al personal encabezan la lista de los recortes?

¿No es un éxito mediocre el de la economía?

Es verdad que si  si crecen las ventas y el consumo, es decir, si se mueve la economía, las gráficas de las ganancias son ascendentes y se beneficia medio mundo, pero, ¿qué pasa con la otra mitad? Por eso es necesario repensar el modelo de manejo de la economía: para que el crecimiento llegue a todos y no sólo a medio mundo.

–      No solo los de la clase media tenemos que aprender a vivir sobriamente; también  los empresarios tendrían que aprender a vivir más sobriamente. Si lo aprendieran, aceptarían disminuir el nivel de ganancias de sus negocios. La conversión la necesitamos todos… Y hay personas que así lo entienden y aceptan y practican; de seguro que viven más felices.

Otro punto de nuestra reflexión, sobre el papel de la sociedad civil, es decir de los particulares que no pertenecemos a ninguna organización del gobierno, es que tenemos que aprender a no callar, cuando somos testigos de despilfarro, de corrupción, de desgreño administrativo o de abuso de autoridad lo mismo que  cuando somos testigos de ganancias exorbitantes en los negocios, como pasa con el sector financiero. Dios nos dio voz. Tenemos voz. Se hace uno partícipe del daño causado, cuando prefiere callar y, como dicen por ahí: Dejar así. A veces se hace silencio por temor y también por una lealtad política mal entendida.

Responsabilidad de llevar el Evangelio también a las altas esferas…

¿Cómo conseguir que surja una generación de empresarios, de políticos, de gobernantes, que no piensen sólo en ellos como si fueran el cetro del mundo o sólo en tener más? Porque sobre la Iglesia  pesa la responsabilidad innegable de llevar el Evangelio a todos, también a esas altas esferas. Así lo reconoció la Conferencia Episcopal de América Latina y el Caribe, que ante el posible planteamiento de que haya un rechazo a la doctrina del Evangelio, aclaró que en su concepto, no hay un rechazo a la doctrina, sino al modo de presentarla y se propuso que la pastoral con los líderes de opinión hay hacerla con esfuerzo y creatividad.

Un examen de conciencia para hacernos todos los que trabajamos en evangelización como discípulos y misioneros. ¿Cómo mejoramos en nuestro apostolado, para llegar con el Evangelio a todos, teniendo en cuenta las diferencias y necesidades de las distintas comunidades? Los laicos nos tenemos que preparar. La nueva Evangelización necesita modos nuevos para llevar la Palabra. También la Conferencia Episcopal de Aparecida lo reconoció. Dijo que hay que favorecer la preparación de un laicado capaz y competente interlocutor entre la Iglesia y la sociedad, y la sociedad y la Iglesia (Aparecida, 497).

Como el Evangelio toma al ser humano integral, la única manera de dar a conocer nuestra fe y de llevar a todos al conocimiento de Jesucristo no es sólo la enseñanza tradicional de la doctrina. Ayudémonos, dando a conocer la obra de Evangelización de la Iglesia con los líderes de opinión. También es muy importante la labor que se haga con los universitarios y los estudiantes de bachillerato. De ellos saldrán los líderes de opinión. Ayúdennos a encontrar caminos diferentes, en bien de la difusión del Evangelio.

Papel de la política y de la empresa en el desarrollo integral

Después de plantear la necesidad de repensar la economía, ahora en el número 41 de Caritas in veritate Benedicto XVI se refiere directamente al papel de la política y de la empresa, en el desarrollo integral.

A comienzos del N° 41, la encíclica nos sigue hablado de la empresa, a lo cual como ya vimos dedica el N° 40. Leamos la primera parte de este número y trataremos de comprenderlo por partes. Es una síntesis apretada de un pensamiento muy profundo sobre el papel del ser humano junto al capital, en las actividades empresariales. Dice  así:

41. A este respecto, es útil observar que la iniciativa empresarial tiene, y debe asumir cada vez más, un significado polivalente (Es decir que la actividad de la empresa no debe tener como único objetivo producir ganancias). El predominio persistente del binomio mercado-Estado nos ha acostumbrado a pensar exclusivamente en el empresario privado de tipo capitalista por un lado y en el directivo estatal por otro. En realidad, la iniciativa empresarial se ha de entender de modo articulado. Así lo revelan diversas motivaciones metaeconómicas (las razones que mueven a actuar y que van más allá de lo puramente económico). El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano[1].

Según ese planteamiento la actividad del empresario no debe tener lo económico como única razón de ser; no sólo el desarrollo material. Sí está bien que los empresarios trabajen por el desarrollo económico, pero no sólo por él, sino por el desarrollo económico para el ser humano y no a costa del ser humano. No se puede crecer a costa del ser humano. Eso sucede cuando en la moderna economía de mercado se consigue el crecimiento económico utilizando instrumentos como la explotación de las personas que lo hacen posible.

¿Por qué desplazar la fabricación a otros países si acá padecemos desempleo?

No son puros pensamientos teóricos. Tratemos de comprender mejor esta idea viendo un ejemplo concreto. Un beneficio de la globalización es la posibilidad de compartir los avances tecnológicos que han alcanzado países desarrollados. Ha sido beneficioso, que la industria francesa y estadounidense del automóvil hayan instalado plantas para ensamblar vehículos en nuestro país, porque además de crear puestos de trabajo y traer tecnologías nuevas administrativas y técnicas, han impulsado el desarrollo de industrias como la de autopartes. No es una transferencia completa de tecnología, porque solamente armamos carros, pero es una experiencia positiva. Sin embargo, otros experimentos dejan dudas. Algunas industrias colombianas han desplazado la fabricación de algunos de sus productos a China. ¿Por qué no los siguen fabricando aquí, siendo que tenemos un elevado nivel de desempleo?

Escuché a un industrial de la marroquinería que comentaba que iba a aumentar la capacidad de su planta de Bogotá y que para unos productos específicos había resuelto encargar su fabricación a China porque ellos tienen el material y la tecnología para hacer ese trabajo y acá, no. Parece aceptable la explicación. Sin embargo, en estos días publicaron en la  prensa los nombres de varias empresas colombianas que han desplazado a China la fabricación de algunos de sus productos porque allá es más económico. Esa razón deja dudas serias, porque se sabe que una de las razones de los bajos precios de los productos chinos es que allá pagan salarios bajos. Esa es una mala consecuencia de la globalización: dejar de crear puestos de trabajo en Colombia, país de origen de esas empresas, de su capital y de sus creadores,  para aumentar el número de trabajadores mal pagados al otro lado del mundo.

El lugar del trabajo en el proceso productivo

Para comprender en profundidad este número de Caritas in veritate, nos conviene volver al pensamiento de Juan Pablo II en su encíclica Centesimus annus y de Pablo VI en Populorum progressio.  De modo magistral Juan Pablo II en el N° 32 de Centesimus annus aclara su pensamiento sobre el capitalismo y  el papel del ser humano en el desarrollo. No se puede aceptar que en el proceso productivo de las empresas sea el capital el factor considerado el predominante, relegando a un papel secundario, no muy importante, fácil de reemplazar, a la persona humana. Dice allí Juan Pablo II:

A lo largo de la historia, en los comienzos de toda sociedad humana, encontramos siempre estos dos factores, el trabajo y la tierra; en cambio, no siempre hay entre ellos la misma relación. En otros tiempos la natural fecundidad de la tierra aparecía, y era de hecho, como el factor principal de riqueza, mientras que el trabajo servía de ayuda y favorecía tal fecundidad. En nuestro tiempo es cada vez más importante el papel del trabajo humano en cuanto factor productivo de las riquezas inmateriales y materiales; por otra parte, es evidente que el trabajo de un hombre se conecta naturalmente con el de otros hombres. Hoy más que nunca, trabajar es trabajar con otros y trabajar para otros: es hacer algo para alguien. El trabajo es tanto más fecundo y productivo, cuanto el hombre se hace más capaz de conocer las potencialidades productivas de la tierra y ver en profundidad las necesidades de los otros hombres, para quienes se trabaja.

32. Existe otra forma de propiedad, (además de la propiedad de la tierra) concretamente en nuestro tiempo, que tiene una importancia no inferior a la de la tierra: es la propiedad del conocimiento, de la técnica y del saber. En este tipo de propiedad, mucho más que en los recursos naturales, se funda la riqueza de las naciones industrializadas.


[1] Cf Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 32; Pablo VI; Populorum progressio, 25

Reflexión 208- Caritas in veritate N° 40, (Charla 39) Evangelización de líderes

RADIO MARÍA DE COLOMBIA en su frecuencia de Bogotá, 1220 AM está temporalmente fuera del aire, pero puede escucharla por internet: www.radiomariacol.org

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en A.M.:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressioDeus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

——————————————————————————————————————————————————————————————————

¿Se está consiguiendo el bien común con la organización económica actual?

En la reflexión anterior terminamos de comentar el N° 40 de Caritas in veritate, del Cap. III, que lleva por título Fraternidad, Desarrollo Económico y Sociedad Civil, Benedicto XVI nos pone a pensar, a todos, en la necesidad de repensar el mundo de la economía, de los mercados, de las empresas, porque con los esquemas actuales no se está consiguiendo el bien común, el desarrollo integral de todos. Y nos habla del papel de la sociedad civil, del papel de todos los ciudadanos que no somos parte de los organismos del Estado. Todos tenemos tareas que cumplir.

Nos hace ver el Papa claramente, que el centro del mundo al que se dirijan los que manejan los bienes materiales, tiene que ser la persona humana; que el centro de la economía no pueden ser los mercados ni las empresas, sino las personas humanas. Para ellas deben existir los mercados, la economía y los mercados y no las personas para la economía ni para los mercados. Si no se guarda ese orden, las personas acabamos siendo víctimas de la economía y de los mercados. La economía, los mercados, las empresas, se deben administrar como instrumentos para el desarrollo integral del ser humano y no utilizar a las personas como instrumentos para el bien de sólo algunos. No son sólo palabras, es, con valentía, poner las cosas en el sitio que les corresponde.

La propuesta de Benedicto XVI es un reto a la inteligencia de los líderes mundiales

Para que el mundo sea ordenado según la justicia es necesario que en él reine la fraternidad, es decir, la caridad. Lo que el Papa presenta en Caridad en la verdad, no es sólo la propuesta de una medida coyuntural para solucionar la actual crisis financiera mundial, sino el camino seguro, permanente, para conseguir el desarrollo humano integral; es un desafío, un reto a la inteligencias y al corazón de los líderes mundiales: pide nada menos que un cambio de mentalidad, una conversión, de manera que los empresarios y teóricos de la economía y de la política estén motivados por razones superiores a sólo obtener ganancias, y que actúen por intereses más altos, no sólo individualistas, sino con miras al bien común, que es el bien de todos.

Esa reflexión se refiere ahora especialmente al capitalismo, que es el que dirige a las naciones. El comunismo fracasó y lo desecharon ya prácticamente todas las naciones del mundo. Donde existe todavía o donde pretenden implantarlo tienen que reflexionar en las ideas de Caritas in veritate, porque donde menos campean la caridad y la verdad es donde con violencia se maltrata a la persona y se le  niega la libertad.

Caridad en la verdad, una reflexión para quienes dirigen la gran máquina del mundo material

La encíclica Caridad en la verdad, Caritas in veritate, es una reflexión para los gobiernos, para los parlamentos, para los mercados, para las empresas, es decir para las personas que dirigen esta gran máquina del mundo material. Es una invitación de la Iglesia a meditar seriamente sobre lo que en el último siglo o en los últimos siglos se ha hecho en el mundo en relación con la misión, o sea con la razón de ser, de las empresas, de los mercados, que tan mediocres resultados han producido para disminuir la pobreza, el hambre, la desocupación y para proteger adecuadamente el medio ambiente.

¿Para qué porción de la humanidad ha sido provechoso el manejo de la economía?

Es una oportunidad para evaluar el manejo de la economía mundial, para evaluar qué tan buenos administradores hemos sido de los bienes que Dios nos entregó. Y es que, ¿qué calificación merece el mundo de la economía y de las finanzas, a juzgar por los beneficios que produce, no sólo para media humanidad, sino teniendo en cuenta también a la otra mitad, la de los millones de seres humanos que padecen hambre, que ni siquiera gozan de agua potable, mucho menos de salud y educación; es decir considerando la mitad de la población mundial que no vive una vida digna.

Un camino de esperanza

La DSI nos advierte que para sanar a este mundo débil, enfermizo, el camino es volver a los valores humanos, que son valores cristianos, no valores monetarios. Este no es un camino pesimista, al contrario, es un camino de esperanza, porque conduce a satisfacer los anhelos del ser humano de realizarse plenamente, no sólo en lo material, sino en el desarrollo integral, completo, de su ser, incluyendo lo material, lo espiritual e intelectual.

Si en el mundo se practicaran la caridad y la verdad, ¿no cambiaría radicalmente?

¿Para no ser teóricos, de qué valores humanos se trata? Caritas in veritate nos habla de los valores esenciales que son la caridad, por lo tanto la fraternidad, y la verdad. Si en el mundo se practicaran el amor y la verdad, ¿no cambiaría radicalmente?  La confianza entre los seres humanos volvería; no se trataría a los demás con desconfianza ni como enemigos ni como cosas. Hoy nos dicen que  no podemos confiar en nadie, que nos tenemos que cuidar las espaldas. No  podemos vivir sin doble chapa en la puerta de la casa, sin cuidado del vecino de la fila o del bus que nos puede sacar la billetera o el celular. Debemos tener cuidados extremos en los negocios para que no nos tumben… Ahora también hay que ser muy cuidadosos en el uso de las transacciones financieras por internet o aun con el retiro de efectivo en los cajeros electrónicos. También ese campo está contagiado de fraudulentos. Ni qué hablar de la corrupción en el manejo de los bienes públicos y de los demás.

Por eso, al ver el mundo cómo anda, que parece que sólo se mueve por intereses individualistas, yo no creo posible que llegue un mundo de justicia y de paz sin una conversión a fondo. Para que haya conversión hay que hacer un examen de conciencia, aceptar que hemos obrado mal y hacer un firme propósito de cambiar. Claro, con la ayuda de la gracia.

Continuemos nuestra reflexión sobre la necesidad de cambio del mundo de la economía y de los mercados, para que, viviendo en la caridad y en la verdad, sea posible un desarrollo integral de toda la persona humana y de todas las personas humanas; no sólo de un grupo privilegiado.

Vivir dignamente, sin pretensiones de ricos

El Santo Padre en una de sus catequesis en estos días, nos decía que es necesario que aprendamos a vivir según un estilo de vida más sencillo y sobrio, en cotidiana laboriosidad y en el respeto de la Creación, que Dios nos ha encomendado para que la custodiemos.[1]

Nuestras sociedades tienen que cambiar en su pretensión de vivir según un modelo de vida cada vez más cómodo, más elegante, más de acuerdo con los gustos de la moda. Si estamos dispuestos a vivir una vida digna, sí, pero sin pretensiones de ricos, podemos contribuir a mejorar al mundo. Si no, otros pagarán el precio y, en algún momento, también nosotros.

A los particulares nos estimulan a gastar más, las empresas se esfuerzan por gastar  menos

A  los particulares nos invitan a gastar, pero eso a que nos motiva la publicidad no es lo que hacen las empresas. Las empresas todo el tiempo buscan la manera de reducir costos, gastan menos en salarios, ahorran en capacitación; siempre estudian cómo bajar los gastos y disminuyen lo que les parece suntuario, para aumentar las ganancias. Ese debe ser nuestro comportamiento individual, aunque en consecuencia, las empresas disminuyan sus ganancias en la venta de bienes innecesarios. Si las empresas aumentaran el número de los puestos de trabajo formal y pagaran mejores salarios y colaboraran en el pago de la seguridad social de sus trabajadores, éstos podrían gastar más para mejorar su calidad de vida y la economía crecería. El crecimiento de la economía también se logra con el consumo de las clases medias y populares.

Que los empresarios aprendan a vivir más sobriamente

Aprender a vivir un estilo de vida más sencillo y sobrio no sólo corresponde a los particulares; también les conviene aprenderlo a los empresarios, que deben reflexionar sobre la posibilidad de disminuir el nivel de ganancias de sus negocios, porque, por lo menos del sector financiero, nos preguntamos si no ganan en exceso, cuando publican los resultados semestrales o anuales de sus utilidades.

No callemos, tenemos voz

Y los ciudadanos comunes y corrientes, ¿podemos hacer algo para controlar los excesos de las grandes empresas? No podemos ser pasivos, necesitamos que se  oiga nuestra voz de inconformidad. Los Bancos han empezado a oír las protestas cada vez más comunes, por los altos costos de los servicios financieros. Al principio pretendieron defenderlos; ahora han empezado, – algunos de ellos, – a publicar costosos avisos en la prensa, para anunciar cuáles de sus servicios son gratuitos. No callemos, que no es suficiente lo que están haciendo.

Mientras vivamos en un país democrático tenemos modo de hacer escuchar nuestra voz. No callemos. A veces nos dejamos llevar por el temor al qué dirán, a veces por la inclinación “a dejar así”. Eso quiere decir, “yo no me meto, no es asunto mío, que otros lo hagan”. En algunas organizaciones no se levanta la voz de inconformidad porque está por encima lo que a veces se entiende mal como lealtad con la institución, con el partido, con la organización. Bueno, esa lealtad mal entendida trabaja más bien en detrimento de lo que se pretende defender.

El daño de salir sin hablar y la lealtad mal entendida

Un influyente economista nacido en Berlín en 1915 y que en  los años 50 fue asesor del Departamento Nacional de Planeacion, en Bogotá, -el doctor Alberto O. Hirschman, – tiene una interesante teoría: sostiene él que mientras en la política hay voces que se dejan oír, no las hay en los mercados. En la política se dejan oír las voces de protesta cuando los ciudadanos están descontentos. En cambio en los mercados, la respuesta ante el descontento es calladamente “salir”, es retirarse. Sí, el comportamiento común en los mercados es retirarse, salir, no es hablar, no es expresar el  descontento.[2] Por ejemplo, si nos disgusta la atención en un restaurante nos salimos y seguramente no volvemos. Pocos dejan saber al dueño o al administrador la razón de su desagrado. Les aseguro, por experiencia, que en los negocios serios, agradecen que les digamos en qué cosas de su negocio no estamos contentos, examinan la situación y tratan de mejorar. Esa conducta no siempre la valoran lo suficiente en el comercio ni en las organizaciones en las que no tienen la política de escuchar. A la larga son negocios u organizaciones que declinan.

En mi época de instructor en temas de servicio al cliente, comentábamos a los participantes, que las empresas comerciales no se dan cuenta de lo que pierden cuando un cliente resuelve calladamente no regresar. Cuesta mucho esfuerzo hacer un cliente leal, y si se deja ir y ni siquiera se conoce por qué, se pierde ese esfuerzo que significa tiempo y dinero. Si queremos ayudar a mejorar algo, hablemos, aprendamos a hacerlo sin ofender.

Por lo que vamos viendo, sin conversión no parece posible que aceptemos vivir con más sencillez y sobriedad. Es más atractivo tener más para  comprar más y mejores cosas. Por eso, ahora en la Cuaresma nos invita la Iglesia a la limosna, el ayuno y la oración. Las tres cosas van en la misma dirección. La limosna nos hace pensar en las necesidades de nuestros hermanos que tienen menos que nosotros; el ayuno nos invita a sentir un poquito el hambre que millones de personas viven todo el día, todos los días, no sólo en Cuaresma, y la oración nos ayuda a unirnos al Señor y pedirle su gracia para vivir de acuerdo con sus enseñanzas.

¿Cómo conseguir que surja una generación de empresarios, de políticos, de gobernantes, que no piensen sólo en tener más?

Gente que esté motivada por razones superiores a tener más, a ganar más, que quieran vivir una vida más sencilla, para que los bienes alcancen para todos…

Sin duda hace falta la gracia que construya sobre la naturaleza humana, dotada por el Creador de atributos maravillosos de inteligencia, de creatividad, de deseos altos. Los empresarios, los políticos, los gobernantes no son seres sin redención. La carga del pecado original no nos hace completamente corruptos o si no, la encarnación, vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús habrían sido inútiles. Por eso, no podemos ser pesimistas con el ser humano. Tiene en su esencia las calidades de imagen de Dios; con su ayuda es capaz de caminar hacia la perfección, de hacer las cosas bien, de vivir dignamente, de convertir al mundo en un lugar amable en  el cual es posible un trabajo creador, de hacer empresas humanas, para seres humanos, dispuestos a amar, a trabajar porque su familia y su mundo sean lugares de comunión, donde no haya lugar para la violencia ni la injusticia.

La pastoral con los poderosos es difícil, pero hay hacerla con esfuerzo y creatividad

Una oyente comentó en el programa anterior sobre la necesidad de que los gobernantes conozcan la DSI. Sí, a las personas que manejan los poderes no es fácil llegarles con la Palabra de Dios. Sus intereses los desentienden de lo único que debería interesarles: ¿cómo construir un mundo mejor? Comprendo que es un apostolado difícil el llegar a ellos. Pero la Iglesia es consciente de la necesidad de una pastoral que llegue precisamente a los líderes de opinión, que manejan el país, que manejan el mundo. Por eso en el documento final de la Conferencia Episcopal de Aparecida lo consignó en el N° 492 con estas palabras:

Una tarea de gran importancia es la formación de pensadores y personas que estén en los niveles de decisión. Por eso, debemos emplear esfuerzo y creatividad en la evangelización de empresarios, políticos y formadores de opinión, el mundo del trabajo, dirigentes sindicales, cooperativos y comunitarios.

Descontento con la manera de presentar la doctrina

En el N° 497 Aparecida hace algunas precisiones que nos deben llevar a la reflexión sobre el cumplimiento de la misión de discípulos misioneros. Entre otras cosas, dice:

Es necesario comunicar los valores evangélicos de manera positiva y propositiva. Son muchos los que se dicen descontentos, no tanto con el contenido de la doctrina de la Iglesia, sino con la forma como ésta es presentada. Por eso, en la elaboración de nuestros planes pastorales queremos:

a) Favorecer la preparación de un laicado capaz de actuar como verdadero sujeto eclesial y competente interlocutor entre la Iglesia y la sociedad, y la sociedad y la Iglesia.

b) Optimizar el uso de los medios de comunicación católicos, haciéndolos más actuantes y eficaces, sea para la comunicación de la fe, sea para el diálogo entre la Iglesia y la sociedad.

————

c) Rescatar el papel del sacerdote como formador de opinión.

En el N° 498, los obispos reunidos en Aparecida dicen que, aprovechando las experiencias de los Centros de Fe y Cultura o Centros Culturales católicos, tratarán de crear o dinamizar los grupos de diálogo entre la Iglesia y los formadores de opinión de los diversos campos. Y convocan a las Universidades Católicas para que sean cada vez más lugar de producción e irradiación del diálogo entre fe y razón y del pensamiento católico.


[1] Cf Benedicto XVI después del Ángelus, el domingo 27 de febrero 2011

Reflexión 207- Caritas in veritate Cap III, N° 40, Charla 38

RADIO MARÍA DE COLOMBIA EN SU FRECUENCIA DE BOGOTÁ ESTÁ TEMPORALMENTE FUERA DEL AIRE

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María  los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en A.M.:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

 Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressioDeus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

Una nueva manera de entender las empresas y la economía según la Doctrina Social de la Iglesia

Hemos estado comentando en las reflexiones anteriores  la necesidad de entender la economía y las empresas de una manera nueva, como nos enseña Benedicto XVI en su encíclica Caridad en la verdad, Caritas in  veritate. Según las enseñanzas de la DSI, presentadas ahora por Benedicto XVI, las empresas deben tener un objetivo social, además del beneficio individual, que es legítimo que busquen sus propietarios. La empresa debe beneficiar a sus trabajadores, a sus proveedores, a la comunidad donde desarrolla sus actividades, en fin, debe beneficiar a la sociedad y no sólo a sus dueños.

Reflexionando sobre estos puntos destacados por Benedicto XVI en Caritas in veritate, comprendimos que la crisis económica y financiera mundial no sólo ha tenido su origen en fallas técnicas en el manejo económico y financiero en el mundo, sino que en su base hay un fuerte componente  ético, moral: conductas no éticas, que se originan en la ambición, en la codicia. A algunos la avidez excesiva por el dinero en su beneficio personal los lleva a orientar toda su vida, todo su esfuerzo, a tener más. Los bienes terrenales se convierten en su fin. Para conseguirlos  viven y llegan a saltar hasta las barreras de lo decente y claro, de lo legal y de lo justo. La corrupción que padece nuestro país es una muestra de ese mal que es ya una pandemia, porque no es exclusivo de Colombia; esta enfermedad invade al mundo.

Los valores cristianos que ha olvidado Occidente en el fundamento de la crisis

Si el mundo de los negocios quiere prevenir una nueva crisis debe reencontrar los principios y valores que Occidente ha ido perdiendo al negar sus raíces cristianas, primero en Europa y luego, por contagio, en América.

Sin embargo no se puede perder la esperanza de corregir el camino, porque hay personas de autoridad como Benedicto XVI, que tratan, con sus enseñanzas, de iluminar con la luz del Evangelio. Y hay muchos cristianos que lo siguen y asumen ese riesgo de decir la verdad; llaman a los grandes empresarios y a los jefes de Estado a que regresen a vivir de acuerdo con los valores que se han ido perdiendo en sus pueblos. Vimos ejemplos en la reunión de Davos, en enero pasado, en donde no sólo se habló de técnicas para prevenir una nueva crisis; aunque tímidamente, hubo quienes hablaron de valores. [1]

Sin embargo, no ha sido suficiente. Si examinamos el clima y los  resultados del Foro Económico Mundial de Davos, vemos que los analistas presentes percibieron allí un estado de ánimo de sólo un moderado optimismo, porque reconocen lo mucho que hay que hacer todavía para prevenir las catástrofes, tanto naturales como las producidas por el hombre; catástrofes que han trastornado la vida de mucha gente en los últimos años.[2] Tuvieron presente no sólo el sacudón de la economía por malos manejos, sino la catástrofe del terremoto de Haití.

Pero, ¿qué medidas preventivas propusieron los más de 35 líderes mundiales presentes en Davos? Una, que parece obvia, fue usar sus poderes de gobernantes para evitar una recaída financiera. Los gobiernos de las grandes potencias aprendieron que es necesaria una permanente y más efectiva vigilancia de las decisiones que, pensando sólo en su interés, sin respeto por los demás, toman los que manejan negocios de riesgo. Eso lo aprendieron por el descuido en la vigilancia de las entidades financieras que llevaron a la quiebra a muchos ciudadanos, a quienes convencieron de tomar créditos que no estaban en capacidad de pagar.  

 ¿En Colombia, dónde estaban los entes de vigilancia y control en el caso de las Pirámides?

Aquí en nuestro país padeció mucha gente un mal parecido: el engaño de las pirámides. Cuántas personas perdieron sus ahorras de toda la vida. Y el Estado: ni el gobierno ni las entidades de control tuvieron la elemental malicia de ver a tiempo el engaño e impedirlo, porque si advirtieron lo ilícito del negocio y no actuaron, crean un inmenso manto de duda, por lo menos sobre su idoneidad para cumplir sus obligaciones.

 Los análisis técnicos de los riesgos de la economía, primaron en las reflexiones de los líderes mundiales. Los jefes de estado europeos tienen, por su parte, la preocupación del desplome del Euro, su moneda. Para el presidente de Francia, la crisis llevó a los países europeos al borde del abismo, pero prevé nuevos peligros: uno de ellos, las dudas sobre la viabilidad del Euro, y declaró Sarkozy: “El Euro es Europa. Nunca permitiremos que el Euro sea destruido”.

 Europa falla si falla en sus valores cristianos

 La canciller alemana, Ángela Merkel, estuvo de acuerdo en la importancia del Euro, la moneda de la comunidad europea; añadió en su defensa que el Euro hoy encarna, da cuerpo,  a Europa. Si el Euro falla, Europa falla, dijo. Afortunadamente la canciller alemana no se quedó sólo en la identificación de Europa con el Euro, es decir, con el dinero. ¡Cómo nos hubiera tranquilizado si hubiera sido tan afirmativa  sobre la necesidad de defender los valores cristianos, que deberían identificar a Europa. Pero eso nos retrata lo que sucede en todas partes: la identidad de Europa con el origen cristiano de su cultura se desvanece y sólo la Iglesia se pronuncia al respecto.

No se quedó la canciller alemana en la identificación de Europa con el Euro, con el dinero; dio un pasito al añadir que es necesario vigilar con más rigor a los causantes de la crisis. Se preguntó si los gobiernos de la comunidad tenían los mecanismos necesarios para asegurar un crecimiento global sostenible. Y respondió que han puesto las bases, pero no han llegado todavía. Por lo menos pensó en crecimiento global, pero tampoco fue más allá de la necesidad de corregir los problemas técnicos, materiales.

El trabajo que hay que hacer para cambiar la mentalidad de los que manejan las naciones es inmenso. De parte nuestra, todos podemos orar por los gobernantes del mundo y por los que aspiran a gobernarlo. Mientras sólo piensen en la prosperidad material y la manera de aumentar la riqueza, el mundo seguirá por el despeñadero por el que va. El domingo pasado, refiriéndose el Papa a las enseñanzas de la Sagrada Escritura correspondientes al domingo octavo del tiempo litúrgico, después del rezo del Ángelus invocó la intercesión de la Virgen “para que todos aprendamos a vivir según un estilo más sencillo y sobrio, en cotidiana laboriosidad y en el respeto de la Creación, que Dios nos ha encomendado para que la custodiemos”. Es una orientación para todos: que aprendamos a vivir según un estilo de vida más sencillo y sobrio. A lo contrario nos invita toda la publicidad: a no quedar rezagados, a mejorar nuestra vida con los últimos adelantos de la técnica, a gastar, así nos endeudemos.

¿Entendemos el dinero como un medio o como un fin?

La semana pasada reflexionamos sobre el mensaje del Evangelio, que nos pone a pensar sobre nuestra relación con los bienes materiales, si los tenemos como fines de nuestra actividad, como principal preocupación diaria en nuestra vida. Nos preguntábamos si los bienes materiales los tenemos como medios para satisfacer nuestras necesidades de alimento, de salud, de vivienda, de cultura, de recreación  o si se han convertido en nuestra vida en el fin para el que vivimos, el de tener más, sin importar cómo lo consigamos.

El Señor nos explicó lo que sucede si pretendemos servir a Dios y al dinero: acabará el dinero convirtiéndose en nuestro amo y dejaremos de lado a Dios. Y si seguimos ese camino, de convertir al dinero en el amo, podemos acabar teniendo quizás mucho, pero siendo cada vez menos como personas: no pocos acaban en la cárcel y otros muriendo antes de tiempo… Nosotros, ¿qué preferimos: tener más, o ser más?  

 Dios no nos pide que nos despreocupemos de los asuntos materiales. Es seguir el camino fácil no hacer el esfuerzo en el trabajo, con el pretexto de que confiando en la Providencia nada nos va a faltar. Dios nos entregó la administración de este mundo, la continuación de su obra creadora y para eso nos dio los medios, que son la posibilidad de utilizar con nuestros talentos, la ciencia, la tecnología, el arte, la creatividad que nos participa en diversa medida. No nos invita a la pereza ni a la negligencia ni a la irresponsabilidad. Lo que también espera el Señor es que compartamos lo que tenemos. El Santo Padre decía en su reflexión sobre la confianza en la Providencia, que la fe en la Providencia no dispensa de la fatigosa lucha por una vida digna, pero libera de la preocupación por las cosas y del miedo del mañana”.

La doctrina del Evangelio es realista

 Por eso, considerando las circunstancias y las vocaciones diversas, añadió Benedicto XVI en su consideración:

 “Está claro que esta enseñanza de Jesús, aunque sea siempre válida y verdadera para todos, se aplica de diversas formas según las distintas vocaciones. Un fraile franciscano podrá seguirla de manera más radical, mientras que un padre de familia deberá tener en cuenta sus deberes hacia su mujer y sus hijos. Sin embargo, en todo caso, el cristiano se distingue por su absoluta confianza en el Padre celestial, como fue para Jesús”, que “nos ha demostrado qué significa vivir con los pies bien plantados en la tierra, atentos a las situaciones concretas del prójimo, y, al mismo tiempo, teniendo el corazón en el Cielo, inmerso en la misericordia de Dios”.

 El cambio de mentalidad, necesario para que el mundo se desarrolle según los planes de Dios exige sacrificio, nos pide correr riesgos, ser humildes, de manera que no confiemos nuestro éxito en el tener, sino en hacer las cosas bien con la ayuda de Dios que, como nos enseña en Isaías 49, 15, antes una madre  se puede olvidar de su niño de pecho, que el Señor de sus hijos. En la misma reflexión de Benedicto XVI sobre la Sagrada Escritura correspondiente al domingo pasado (Domingo 8° del Tiempo ordinario), recordó ese pasaje de Isaías, en que dice Dios consolando a Jerusalén, afligida por las desgracias: “¿Es que puede una mujer olvidarse de su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidara yo no te olvidaré”.

Correr riesgos 

 ¿Cuál cambio de mentalidad?: no pensar sólo en los bienes perecederos, sino dar el lugar preferencial a los valores de arriba, implica esfuerzo, implica sacrificio de gustos, de intereses, de sentirnos materialmente bien. Es tener paciencia mientras llega lo no perecedero, el premio que Dios nos garantiza va a llegar.

 Es estar dispuestos a correr riegos por el Reino de Dios. Correr riesgos por vivir nuestra fe, por decir sí a Dios, sin que nos importe lo que digan los demás. Decir sí a Dios y renunciar a ciertas comodidades. Decir sí a Dios puede implicar renuncia a muchas cosas que nos apartan o nos pueden apartar de Dios.

 Tenemos un ejemplo que debemos exaltar: el del Procurador General de la Nación. La persecución de los medios contra él ha sido permanente, injusta, inclemente, pero no se ha dejado acobardar; sigue corriendo el riesgo de ser fiel a la verdad; sigue fiel a sus principios y valores cristianos. Distinta sería nuestra sociedad si tuviera siempre guardianes de la pulcritud, de la ética y de la Constitución como él.

Lo hemos dejado todo…

 En el Evangelio que se leyó el martes pasado en la Eucaristía (Mc 10, 28-31), San Marcos recuerda la escena en que después de explicar a sus discípulos los peligros de las riquezas, el fogoso San Pedro le observó: Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Como recordamos, la narración de la vocación de los apóstoles nos dice que, tanto Pedro y su hermano Andrés como Juan y Santiago, – los tres pescadores, – a la llamada de Jesús: Venid conmigo, y os haré  pescadores de hombres, al instante, dejando las redes, le siguieron. Corrieron el riesgo de dejarlo todo: sus redes, su trabajo. De Santiago y Juan dice algo más San Mateo (4, 22): dejando la barca y a su padre, le siguieron. Lo dejaron todo.  Hoy nos estamos dejando llevar por el falso criterio de seguir el cristianismo mientras no nos exija mucho, mientras nos permita seguir nuestros gustos, nuestros deseos. Hay comportamientos que nos acercan a la tierra y nos alejan de Dios. Ahora que se acerca la Cuaresma, sería bueno que  examináramos qué bienes terrenos nos pueden apartar del Señor. No necesariamente se trata de dinero, puede tratarse de personas, de ocupaciones, de gustos, en fin, cada uno de nosotros se conoce; por eso, como en la oración de San Ignacio, digamos todos los días a Jesús:

No permitas que–me—aparte—de–ti.    
 
 

 

Repasemos algunas ideas claves

  Volvamos directamente a la encíclica Caritas in veritate, que Benedicto XVI también escribió para nosotros; no sólo para los empresarios, políticos y gobernantes. Para todos, aun los simples cristianos como nosotros tiene aplicación. El Evangelio es luz para todos. Pero volvamos al texto de la encíclica.

Repasemos algunas ideas tratadas antes. La encíclica tiene mucho qué ver con el manejo de los bienes de la tierra orientado por el capitalismo, que es el que campea en el mundo. A pesar de los esfuerzos de algunos por resucitar el comunismo, parece que no van a tener éxito. El capitalismo no es, como tampoco fue el comunismo, el camino adecuado para construir un mundo de justicia y de paz. Aunque el capitalismo tenga elementos positivos como el respeto a la libertad y a la democracia, es muy cerrado en su orientación exclusiva al objetivo de conseguir ganancias, sin que le interese hacer un esfuerzo para que todos tengan la oportunidad de beneficiarse de los bienes que el Creador puso para todos en el universo. El capitalismo es cerrado a sus intereses solamente. El reemplazo no es el comunismo, que es igualmente materialista, saca a Dios del medio e impone su pensamiento por la fuerza.

Abrir campo al pensamiento cristiano

Caritas in veritate afirma que no es suficiente que la economía cree riqueza y que la política se encargue de distribuirla con justicia, sino que también hay que abrir campo al pensamiento cristiano, el de la actitud abierta a dar gratuitamente, que va más allá de lo que ordenen la técnica y las leyes justas que buscan regular la redistribución de las riquezas. La dignidad de la persona humana orienta el pensamiento social de la iglesia, lo mismo que la solidaridad, que emana del amor cristiano. Parece difícil lograr una transformación del capitalismo de manera que no piense sólo en incrementar sus bienes sino en compartirlos. Ese es el mensaje de Benedicto XVI, y puede ser difícil de aceptar, pero con cierto optimismo podemos ver que se van abriendo camino algunos capitalistas que manejan sus negocios con sentido de fraternidad. Y ciertamente los hay.

En las últimas líneas del N° 39 de Caritas in veritate Benedicto XVI advierte que sin un cambio interior de las personas que se dedican al mercado y a la política, no se podrá avanzar en el desarrollo integral, en el que tengamos cabida todos. Leamos sus palabras de nuevo: El mercado de la gratuidad no existe y las actitudes gratuitas no se pueden prescribir por ley. Sin embargo, tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al don recíproco.

La actitud de apertura al don no se consigue con una nueva ley ni con un discurso político

 Para que todos cambiemos de manera de pensar y no dirijamos nuestra vida sólo por el camino de buscar siempre  sólo el lucro, se requiere la conversión. La actitud de apertura al don, a la fraternidad, no se consigue con una nueva ley ni con un discurso político.

Ya sobre la necesidad del cambio de mentalidad de todos, para que el mundo encuentre el camino de la justicia social y la paz, hemos comentado lo suficiente. Para continuar adelante y después de haberlo comentado largamente voy a leer el N° 40 completo y en el próximo programa, Dios mediante, continuaremos con el número siguiente. Dice así Caritas in veritate, Caridad en la verdad, en el N° 40. Es parte del Cap. III, que lleva por título: Fraternidad, Desarrollo Económico y Sociedad Civil.

40- Las actuales dinámicas económicas internacionales, caracterizadas por graves distorsiones y disfunciones, requieren también cambios profundos en el modo de entender la empresa. Antiguas modalidades de la vida empresarial van desapareciendo, mientras otras más prometedoras se perfilan en el horizonte. Uno de los mayores riesgos es sin duda que la empresa responda casi exclusivamente a las expectativas de los inversores en detrimento de su dimensión social. Debido a su continuo crecimiento y a la necesidad de mayores capitales, cada vez son menos las empresas que dependen de un único empresario estable / que se sienta responsable a largo plazo, y no sólo por poco tiempo, de la vida y los resultados de su empresa, y cada vez son menos las empresas que dependen de un único territorio. Además, la llamada deslocalización de la actividad productiva puede atenuar en el empresario el sentido de responsabilidad respecto a los interesados, como los trabajadores, los proveedores, los consumidores, así como al medio ambiente y a la sociedad más amplia que lo rodea, en favor de los accionistas, que no están sujetos a un espacio concreto y gozan por tanto de una extraordinaria movilidad.

El mercado internacional de los capitales, en efecto, ofrece hoy una gran libertad de acción. Sin embargo, también es verdad que se está extendiendo la conciencia de la necesidad de una «responsabilidad social» más amplia de la empresa. Aunque no todos los planteamientos éticos que guían hoy el debate sobre la responsabilidad social de la empresa son aceptables según la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia, es cierto que se va difundiendo cada vez más la convicción según la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia.

En los últimos años se ha notado el crecimiento de una clase cosmopolita de manager, (gerente) que a menudo responde sólo a las pretensiones de los nuevos accionistas de referencia compuestos generalmente por fondos anónimos que establecen su retribución. Pero también hay muchos managers hoy que, con un análisis más previsor, se percatan cada vez más de los profundos lazos de su empresa con el territorio o territorios en que desarrolla su actividad.

El posible daño de las  transferencias de capital al extranjero

Pablo VI invitaba a valorar seriamente el daño que la trasferencia de capitales al extranjero, por puro provecho personal, puede ocasionar a la propia nación[3]. Juan Pablo II advertía que invertir tiene siempre un significado moral, además de económico[4]. Se ha de reiterar que todo esto mantiene su validez en nuestros días a pesar de que el mercado de capitales haya sido fuertemente liberalizado y la moderna mentalidad tecnológica pueda inducir a pensar que invertir es sólo un hecho técnico y no humano ni ético. No se puede negar que un cierto capital puede hacer el bien cuando se invierte en el extranjero en vez de en la propia patria. Pero deben quedar a salvo los vínculos de justicia, teniendo en cuenta también cómo se ha formado ese capital y los perjuicios que comporta para las personas el que no se emplee en los lugares donde se ha generado[5].

Se ha de evitar que el empleo de recursos financieros esté motivado por la especulación y ceda a la tentación de buscar únicamente un beneficio inmediato, en vez de la sostenibilidad de la empresa a largo plazo, su propio servicio a la economía real y la promoción, en modo adecuado y oportuno, de iniciativas económicas también en los países necesitados de desarrollo. Tampoco hay motivos para negar que la deslocalización, que lleva consigo inversiones y formación, puede hacer bien a la población del país que la recibe (La deslocalización se refiere trasladar los negocios a otros países).  El trabajo y los conocimientos técnicos son una necesidad universal. Sin embargo, no es lícito deslocalizar únicamente para aprovechar particulares condiciones favorables, o peor aún, para explotar sin aportar a la sociedad local una verdadera contribución para el nacimiento de un sólido sistema productivo y social, factor imprescindible para un desarrollo estable. 

Fernando Díaz del Castillo Z.

reflexionesdsi@gmail.com


[1] Cf Jim Wallis en sojourners.com

[2] Cf Opinión de Michael Useem, director del Centro para el Liderazgo y Cambio Gerencial de la Universidad de Wharton, quien asisitó al foro. http://wlp.wharton.upenn.edu/LeadershipDigest/report-from-davos.cfm

[3] Cf Populorum  progressio, 269

[4] Cf Centesimus annus, 36

[5] Cf Cf Populorum progressio, 24

Reflexión 206-Caritas in veritate, Cap. III. Valor del dinero

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María  los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en A.M.:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

 Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressioDeus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

MISIÓN DE LA EMPRESA

Hemos dedicado algún tiempo ya a reflexionar sobre la misión que tienen las empresas, de acuerdo con la DSI, como nos enseña Benedicto XVI en su encíclica Caridad en la verdad. El Santo Padre hace énfasis en que se debe revisar lo que se piensa sobre la razón de ser de las empresas, que no pueden tener cómo único objetivo el ganar dinero, – cada vez más dinero, – olvidando que las empresas tienen también una responsabilidad social con las personas que contribuyen a la vida de cada compañía, es decir que también corresponde a las empresas trabajar por los intereses de sus trabajadores, de sus clientes, de sus proveedores, en fin, los intereses de la comunidad donde la empresa desarrolla sus actividades. Mucho menos las empresas pueden aprovechar en su propio beneficio su posición dominante, contra los derechos de sus trabajadores, de sus clientes, de sus proveedores ni de la comunidad donde desarrollan sus actividades.

¿Son extrañas las ideas de Caritas in veritate sobre la economía?

Es importante recalcar la importancia de la responsabilidad social de las empresas, porque nos ha invadido el criterio de que si tenemos un negocio es sólo para ganar dinero y se tiende a olvidar las obligaciones con la comunidad. Para algunos de los oyentes que tienen sus propios negocios, estas ideas pueden parecer por lo menos extrañas. Los invito a que no las desechen sin meditarlas en el contexto de las exigencias del Evangelio y sin duda van a descubrir que estas enseñanzas ponen de relieve un aspecto que engrandece su trabajo, que no tiene un objetivo egoísta, sino que existe para su bien y el bien de la sociedad.

Necesidad de inyectar cristianismo al capitalismo

Las reflexiones sobre el N° 40 de la encíclica Caridad en la verdad,  nos han llevado a considerar la necesidad de repensar la teoría económica del capitalismo, en la búsqueda de un nuevo camino, inyectando a esa teoría el ingrediente cristiano de la actitud abierta al don. No es fácil conseguir que piensen distinto personas que dedican su vida a construir un negocio y que siempre se han guiado por la idea de que el fin de su negocio es obtener cada vez más ganancias en su propio beneficio. No es fácil que abran campo al pensamiento de compartir sus beneficios con sus trabajadores, de permitir que los guíe  el criterio cristiano del don, de la actitud que lleve también a dar y no sólo a vender, a pensar con la lógica cristiana del don y no se orienten sólo a cambiar sus bienes o servicios por dinero. En una palabra, para quien acepta el pensamiento capitalista casi como un dogma, cambiar a un pensamiento basado en el Evangelio, en lo que se refiere al manejo de sus bienes, requiere una conversión.

El pensamiento cristiano no es sólo para el domingo

Comprendamos que la coherencia, que significa vivir una sola vida, no dos, ni tres, según el escenario donde nos movamos, es una exigencia del Evangelio. No podemos dejar la práctica del Evangelio únicamente para el momento en que nos recogemos a orar o para cuando vamos a cumplir con el precepto dominical.

En su mensaje para la Cuaresma, de este año 2011, Benedicto XVI nos pone a pensar sobre el significado de la limosna, una de las prácticas tradicionales que nos recomiendan como preparación para la Pascua, junto con la oración y el ayuno. De esas prácticas nos dice el Santo Padre que son expresiones del compromiso de conversión, por las cuales la Cuaresma educa para  vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo”.

Significado social de la Limosna y el Ayuno

Veamos lo que el Santo Padre dice de la práctica de la limosna y del ayuno. Veremos que esto tiene que ver con el tema del el manejo de los bienes que ahora nos ocupa en el estudio de la encíclica Caridad en la verdad. Dice en su mensaje cuaresmal el Santo Padre:

“El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el
cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa  aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa y no sólo de lo superfluo aprendemos a apartar la mirada de nuestro “yo”, para descubrir a alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo”.

Cuando dice el Papa que para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, entiendo que su mensaje significa que el ayuno no tiene como objeto sólo una mortificación personal, sino que debe tener un efecto social en nosotros, que nos debe abrir a Dios y a las necesidades del prójimo.

Así continúa el mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma:

 “En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida (es decir, que con engaños nos hace olvidar que Dios es lo primero en nuestra vida). El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida”.

 “La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y  recibir su misericordia”.

Quizás algunos piensen que es utópico pedir a las personas dedicadas a los negocios, que no enfoquen su vida exclusivamente al dinero y que aprendan a compartir con sus hermanos. Bueno, es lo que el Señor nos enseña en el Evangelio. El Evangelio es exigente, pero para que podamos cumplir sus exigencias nos da el Señor su gracia. Sin ella nada podemos. En la Cuaresma la Iglesia nos invita a la conversión, a un compromiso de conversión. La Cuaresma nos educa para  vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo”. 

El cambio de mentalidad en las personas que manejan la economía, a que invita el Santo Padre, se comprende bien en el marco de las exigencias del Evangelio sobre los bienes terrenales. Veamos algunas enseñanzas del Evangelio.

¿Por qué no acumular dinero?

En Mt 6,19-21 leemos:

No junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido hacen estragos, y donde los ladrones rompen el muro y roban.                

Junten tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polilla ni óxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper el muro y robar.

La razón que nos da el Señor para no juntar riquezas en la tierra es poderosa. Dice en el v 21 del cap. 6 de Mateo: Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. En el v. 24 del mismo cap. 6 de Mt, añade: Nadie puede servir a dos señores: porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Con esta enseñanza del Señor concuerda la de la DSI que nos dice que no es el hombre para la economía, sino la economía para el hombre. El dinero, los bienes de la tierra son medios, son instrumentos, no los podemos considerar fines y vivir para ellos.

Ante la propuesta del Señor, de no juntar tesoros en la tierra sino en el cielo, algún negociante podría preguntar al Señor: ¿Y yo qué obtendré a cambio? ¿Qué me das a mí? Puede parecer gracioso el planteamiento, pero para alguien acostumbrado a no dar nada gratis, y a cobrar intereses, sería  lógica la pregunta . Acabamos de leer una respuesta del Evangelio: no se trata de dejar algo por nada a cambio, se trata de modificar el destino de la inversión; es invertir en una entidad más segura: Junten tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polilla ni óxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper el muro y robar.

¿Cuál será nuestra herencia?

Otra respuesta más encontramos en la 1 Pedro, 1,36, donde, sobre nuestra herencia dice el Apóstol a los creyentes:

Al resucitar a Cristo Jesús de entre los muertos, nos dio una vida nueva y una esperanza viva.              

Reservaba para ustedes la herencia celestial, ese tesoro que no perece ni se echa a perder  y que no se deshace con el tiempo.

               

Y los protege el poder de Dios, por medio de la fe, con miras a la salvación que nos tiene preparada para los últimos tiempos.

Por esto estén alegres, aunque por un tiempo tengan que ser afligidos con diversas pruebas.

               

Si el oro debe ser probado pasando por el fuego, y es sólo cosa pasajera, con mayor razón su fe, que vale mucho más. Esta prueba les merecerá alabanza, honor y gloria el día en que se manifieste Cristo Jesús.

 ¿Dar más de lo que nos pidan?

 

El Evangelio nos enseña una nueva manera de entender nuestras relaciones con el prójimo. El mandamiento nuevo que nos dejó Jesús debe producir un cambio radical en nuestro comportamiento con los demás. Veamos algunos otros ejemplos:

En Mt 5, 38-48 el Señor nos enseña que seamos generosos, que no seamos tacaños:

“Y al que quiera quitarte tu camisa, déjale también el abrigo”. De manera que nos invita Jesús a dar más de lo que nos pidan.“Al que te pidiere, dale”. “Y al que quisiere tomar de ti prestado, no se lo rehúses” (v. 42). De nuevo, la idea es dar más de lo que nos pidan, es dar con generosidad.

El Señor no nos pide que seamos ingenuos y que permitamos que los ladrones y abusadores se aprovechen de nosotros. Nos convendría meditar en el significado profundo de la palabra amor, como lo explica Benedicto XVI en su primera encíclica, Deus caritas est, Dios es amor. Allí nos explica la inmensidad del amor de Dios, esa palabra amor, ágape, que se utiliza con frecuencia en el Nuevo Testamento y que es el amor generoso como el de Dios con su creatura, de la madre con su hijo, el amor heroico por el prójimo de un salvavidas, en un bombero, de un rescatista… Ágape es el amor que Jesús quiere que tengamos por nuestros enemigos. Ágape es el amor dispuesto a ayudar al prójimo sin esperar que se lo agradezcan.

¿Será que Jesús nos pide demasiado? Mucho, sí, demasiado no. Pedir demasiado es pedir en exceso. A veces los locutores deportivos dicen de un futbolista, que corre demasiado. Es decir, que corre más de la cuenta. Lo que quieren decir es que es muy veloz. Dios nos pediría demasiado cuando nos pide que amemos a nuestros enemigos, sino no estuviéramos en capacidad de hacerlo. Es difícil amar al enemigo, sí. Puede ser muy difícil. Sería demasiado, si Dios no nos ayudara con su gracia. Tenemos que pedirle su ayuda cuando nos encontramos en dificultades. Con Él en nuestro auxilio lo podemos todo. Todo lo puedo en aquel que me conforta, dice San Pablo a los filipenses (4,13).

¿Qué ejemplo nos pone Jesús? En el versículo 45 de Mt 5, Jesús nos pide que amemos  a nuestros enemigos “para que seamos hijos de nuestro Padre que está en los cielos” (v. 45), es decir, para que nos comportemos como verdaderos hijos e hijas de nuestro Padre Celestial, que también ama a sus enemigos. Es que Dios espera que nosotros, hijos suyos, hagamos más de lo que hace la gente común y corriente.

¿Qué esperamos de nuestros hijos?

Los padres terrenales esperamos que nuestros hijos sigan nuestro ejemplo, y ¿qué modelo nos pone Jesús? Nada menos que a su Padre Celestial.  Después de hablar sobre el amor a los enemigos, concluyó Jesús que nuestro amor tiene que ir más allá del comportamiento de los gentiles: Jesús no nos propone un ideal inalcanzable. Es la meta que Dios quiere que alcancemos. Como somos creados según la imagen divina, tenemos a capacidad de imitar la manera como Dios ama. Con la gracia de Dios, lo imposible será posible.  

Recordemos algunos versículos de este capítulo  5° del Evangelio de Mateo, el mismo que presenta el ideal de las Bienaventuranzas, en el que también nos invita a ser la sal de la tierra y la luz del mundo.

 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores,

               

 para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores.

               

 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen.

               

 Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así.

 

Y la contundente invitación a la santidad:

               

 Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.

 

Cuando se interpretan mal las palabras de Jesús

 
Sobre cómo debe ser nuestra relación con los bienes de la tierra nos dejó muchas enseñanzas Jesús en su predicación y sus palabras no siempre son bien interpretadas. Algunas frases que escucharemos en la Eucaristía del próximo domingo son aprovechadas por enemigos del cristianismo para tachar a la religión de “opio del pueblo”, porque según ellos, las enseñanzas del Evangelio anestesian al pueblo para que no se defienda de las injusticias. Eso es interpretar sesgadamente a Jesús. Veamos: En Mt 6, 4-34 Jesús nos enseña a confiar en la Providencia.  Después de advertirnos que no se puede servir al tiempo a Dios y al dinero, añadió:

 

Por eso yo les digo: No anden preocupados por su vida, qué  comerán ni  por su cuerpo, con que se vestirán. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa?

               

Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves?

 El tema es nuestra relación con los bienes materiales

En las sugerencias para meditar en el Evangelio del próximo domingo, 8° del tiempo ordinario, el jesuita P. Jorge Humberto Peláez, ofrece las siguientes valiosas consideraciones:

 

El tema de fondo que nos plantea esta página del evangelio es nuestra relación con los bienes materiales:

Estas frases impactantes nos invitan a reflexionar sobre el lugar que esos medios ocupan dentro de nuestras preocupaciones diarias.

¿Son los bienes materiales medios para satisfacer nuestras necesidades de alimento, salud, educación, vivienda, cultura, recreación? ¿O los utilizamos como fines que queremos alcanzar sin importar la ética de las acciones que llevemos a cabo?

 Ese complejo asunto de la jerarquía de valores lo expresa Jesús a través de la imagen de los dos jefes o amos: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo. En resumen, ustedes no pueden servir a Dios y al dinero”.

 En la cultura contemporánea, esta tensión entre los dos jefes o amos se expresa como el enfrentamiento entre el SER y el TENER. ¿Cuál es nuestra preferencia: ser más o tener más? ¿Cuál es nuestra opción de vida? Se trata de un conflicto tan viejo como la aparición de los seres humanos sobre la tierra.

 ¿Cuál es el alcance de las palabras de Jesús sobre los pájaros y las flores? “Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas?”

 Se equivocan aquellas personas que ven en estas palabras una invitación a despreocuparse de los asuntos materiales y a esperar que Dios les organice la vida diaria; Dios no va cubrir el sobregiro en el banco ni va a evitar que nos corten los servicios por no pagar a tiempo la cuenta… Infortunadamente, algunos grupos religiosos sí asumen una actitud de total despreocupación por las realidades de este mundo porque creen que el fin del universo está cerca.

 No olvidemos que Dios nos ha confiado la administración de este mundo y, mediante el trabajo, debemos continuar su obra creadora; la ciencia y la tecnología son contribuciones muy importantes a la obra creadora confiada a los hombres.

 Esta referencia a la acción maravillosa de Dios en la naturaleza nos recuerda que no debemos perder la capacidad de admiración ante el milagro cotidiano que es la vida, que nos ofrece una sinfonía infinita de formas, de colores y de sonidos. Y es también una exhortación a confiar en Dios, nuestro Padre común, que nos acompaña siempre; no estamos solos; la Providencia de Dios nos acompaña y nos protege.

 ¿Cuál es el alcance de las palabras de Jesús sobre el futuro? “No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones”:

No se trata de un llamado a la irresponsabilidad. Una cosa es vivir responsablemente el presente de manera que en el futuro recojamos la cosecha de lo que hemos sembrado en términos de valores, de salud, de educación; y otra cosa muy distinta es querer dominar el futuro acomodándolo a nuestros intereses.

 No le demos instrucciones a Dios sobre lo que debe hacer respecto a nosotros; hay personas que oran de manera que le dicen a Dios qué debe hacer en cuanto a las relaciones familiares, la salud, el dinero, etc. La mejor oración es la petición que aparece en el Padrenuestro: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Así, pues, dejemos el futuro en manos de Dios; y vivamos responsablemente y con proyección el presente.

Fernando Díaz del Castillo Z.

reflexionesdsi@gmail.com

Reflexión 205, Caritas in veritate, Cap. III, Valores cristianos en los negocios

Escuche estas Reflexiones sobre la Doctrina Social de la Iglesia en Radio María  los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes   frecuencias en A.M.:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

 Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente; en la columna de la derecha, las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressioDeus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

Haga clic a continuación para orar todos los días 10 minutos siguiendo la Palabra de Dios paso a paso: Orar frente al computador, con método preparado en 20 idiomas por los jesuitas irlandeses. Lo encuentra aquí también entre los enlaces.

 —————————————————————————————————————————————————————————————————–

¿Cuál es la misión de las empresas? ¿Para qué, cómo?

 Hemos comentado antes la afirmación de Benedicto XVI en su encíclica Caridad en la verdad, Caritas in veritate N° 40), sobre los cambios profundos que se requieren en el modo de entender la empresa. Según el pensamiento del Santo Padre, la gestión de las empresas no puede orientarse únicamente al interés de sus propietarios, sino que debe procurar también el beneficio de todos los demás que contribuyen a la vida de cada compañía, es decir los intereses de sus trabajadores, sus clientes,  proveedores, en fin, los intereses de la comunidad donde la empresa desarrolla sus actividades. Se refiere el Papa a que la empresa, además de la responsabilidad por el interés de sus propietarios, tiene también una responsabilidad social.

Representantes muy importantes del capitalismo neoliberal no aceptan esa interpretación de la DSI, en el sentido de que las empresas tengan una responsabilidad social; por el contrario, la rechazan porque les parece que ese es un pensamiento izquierdista, colectivista, socialista. Según esos teóricos de la economía, la única responsabilidad de las empresas es la que tienen con sus propietarios. Sin embargo, la crisis financiera mundial, que no han superado todavía los países más ricos, ha puesto a pensar a no pocos economistas que, además del indispensable manejo ético de los negocios, es necesario que los empresarios reflexionen sobre la necesidad de revitalizar valores que han olvidado en sus actividades y que son necesarios para que el mundo no vuelva a sufrir otra crisis como la actual. No es suficiente la ética; los valores sobre los que se funde la empresa son muy importantes. La crisis económica y financiera no se presentó por fallas técnicas en el manejo del mundo de los negocios, sino más bien por fallas en la ética de sus conductores y por ignorar valores fundados en el cristianismo.

Si estamos de paso no echemos raíces

En los EE.UU. un movimiento ecuménico llamado Sojourners, -significa “peregrinos o viajeros” trabaja por la justicia social. Todos somos “sojourners”, e.d., viajeros, que estamos de paso. Si somos conscientes de nuestra condición de personas que estamos en el mundo “de paso”, no pretenderemos echar raíces; no nos apegaremos a lo que necesariamente tendremos que dejar para seguir de viaje…

El director de Sojourners se llama Jim Wallis y aprovecha muy bien  los medios de comunicación para divulgar los valores del Evangelio. Convencido de la necesidad de volver a descubrir los valores que se han olvidado en el manejo de la economía, para, no sólo salir de la crisis económica utilizando recursos técnicos, sino para que el mundo se recobre dentro de un marco ético, porque necesita una brújula moral que lo oriente, se ha propuesto aprovechar las oportunidades que se le presenten para llegar a los grandes. Escribe libros, tiene publicaciones en internet y es invitado a las cadenas de TV. Las encuentran en sojourners.com  y como se ha dado a conocer en todos los círculos, ha conseguido llegar a hablar a los magnates del mundo, no sólo por las grandes cadenas de TV.

Jim Wallis fue invitado al foro económico mundial en Davos, en enero de 2009 (como veremos, también estuvo en el foro de enero del 2011). Habíamos contado que durante ese foro mundial, la cadena de noticias CNN comenzaba el día entrevistando a los personajes que asistían, sobre cuándo pensaban que terminaría la crisis económica. Los jefes de estado y presidentes de grandes compañías que asistían al foro respondían en la TV como invitados al programa o desayunaban viéndolo.

En una poco usual sesión plenaria de ese foro económico mundial, en Davos, titulado “Los Valores detrás del Capitalismo de mercado”, Jim Wallis se atrevió a manifestar que la cadena CNN no estaba haciendo la pregunta correcta. Dijo Wallis que lo importante no era sólo saber cuándo terminaría la crisis económica, sino “¿Cómo nos cambiará a nosotros / la crisis?” Es que, si logramos salir de una crisis sin profundizar en lo que nos condujo a ella y no tomamos medidas para que no se vuelva a presentar, repetiremos los mismos o parecidos errores y tendremos una nueva crisis, quizás más perjudicial. Si no cambiamos nosotros, no cambiará el mundo.

 Necesidad de cambios, no sólo en lo técnico de los negocios, sino en los valores  detrás del pensar, actuar y tomar decisiones

La pregunta de Jim Wallis “¿Cómo nos cambiará la crisis a nosotros?” se refería a, si la crisis económica llevaría a las personas  dedicadas a los negocios a reflexionar si no tendrían que realizar cambios, no sólo en lo técnico de esos negocios, sino en su propia manera de pensar, de actuar y de tomar decisiones; si los llevaría la crisis a valorar si lo que consideran un éxito en sus actividades, es de verdad un éxito; la crisis, piensa Wallis, debe conducir a los hombres de empresa, no sólo a pensar como gente de negocios, cuya única preocupación es lo técnico, sino a pensar como individuos que conducen sus negocios como parte de sus propias vidas. Trató Wallis de hacer pensar a los hombres de negocios en su coherencia, porque, en su concepto, la crisis económica mundial  es una crisis estructural que pide, además de una regulación social, también unas nuevas reglas de conducta de las personas como individuos. Parece, dice Wallis, que hemos olvidado valores básicos. Los hombres de negocios no son coherentes si manejan dos vidas: su vida privada y su vida de empresarios. Los valores y la ética deben ser guías en la vida privada y en la pública.

Examen de conciencia para los empresarios

Para los católicos la invitación a reflexionar sobre nuestro comportamiento no debe parecer extraño; es el diario examen de conciencia al que los maestros espirituales nos invitan. Un examen dirigido al arrepentimiento, si hicimos algo mal; a la acción de gracias por lo que hayamos hecho bien, porque eso no hubiera sido posible sin la ayuda de la gracia, y a corregir el camino, si fuere necesario. Ese punto, de corregir el camino es indispensable para no volver a caer en el mismo error.

La DSI ve la crisis económica mundial como un fenómeno producido, no por fallas técnicas, sino por fallas éticas en el manejo de los negocios y sostiene que además del indispensable manejo ético de los negocios, es necesario que los empresarios reflexionen sobre la necesidad de revitalizar valores que han olvidado en sus actividades y que son necesarios para que el mundo no vuelva a sufrir otra crisis como la actual. Un valor muy importante señalado por Benedicto XVI es de la gratuidad. No todo lo que entregamos debe ser comprado. La disposición a donar es un valor cristiano.   

¿Por qué la Iglesia habla de temas de economía y de política?

Como los seres humanos que se dedican a los negocios o a la política manejan asuntos que tienen efectos buenos o malos para la sociedad, – se trata de comportamientos humanos, – el Evangelio tiene mucho qué decir y las personas que tienen la misión de llevarlo, no pueden callar. El Papa es el primero que no puede callar.

Jim Wallis habló de ética y de valores a los jefes de gobierno y presidentes de grandes compañías en Davos y demostró que es posible llegar a interesarlos en temas éticos y en la importancia de los valores. Cuenta Jim Wallis que en las reuniones de Davos en años anteriores también se había hablado de temas sociales, pero como algo de menor importancia, para grupos filantrópicos que se reunían en salas pequeñas. Fue necesaria la crisis económica mundial para que se aceptara escuchar a un líder religioso en una asamblea general.

Reflexionar seriamente sobre las causas de un desastre y tener la valentía de preguntarnos si ese desastre se habría podido evitar con una conducta nuestra distinta, puede evitar que se repita la amarga experiencia. Lo peor que puede suceder es que, una vez superada la crisis, volvamos a la vida normal como si no hubiera ocurrido nada.

En Colombia entidades como la Procuraduría General de la Nación, han cuestionado, luego de los desastres naturales que ha sufrido el país, si entidades como las corporaciones responsables de la gestión y protección de los recursos naturales cumplieron con su deber y previeron, como debieron hacerlo, la situación de las viviendas y cultivos a orillas de los ríos que inundaron grandes extensiones. Se trata de un examen de conciencia que debemos hacernos para corregir el camino antes de llegar a las crisis.

¿Quiénes escuchan y prestan atención a los mensajes de la Iglesia?

Uno se puede preguntar si las invitaciones a la reflexión como las del Santo Padre y los Obispos son escuchadas por los líderes de la comunidad internacional y por los de nuestro país. Es indispensable por eso que los mensajes del Evangelio utilicen los modernos medios de comunicación y que se busque la manera de llegar a ellos de manera que los toquen. En eso nos dan ejemplo los expertos en mercadeo y publicidad, que conocen la psicología de la gente y presentan sus mensajes publicitarios de manera que impacten a su público objetivo. Nosotros los católicos tenemos el más maravilloso mensaje, pero no siempre sabemos presentarlo.

Es un ejemplo para nosotros, la actividad del mencionado Jim Wallis. Ha sido él insistente y oportuno. Recién sacudido el mundo por la crisis económica y después de la encíclica Caridad en la verdad, empezó el señor Wallis a divulgar el pensamiento de Benedicto XVI. ¿Ha servido de algo este trabajo? Después de su presentación sobre la necesidad de cambio en el  modo de pensar, de actuar y de tomar decisiones de parte de las personas que manejan la economía, encontró que en el ambiente del foro mundial los temas de que se hablaba  incluían ya los de ética y valores no sólo los temas técnicos del manejo de la economía.

Volver a los valores olvidados

Escribió luego Wallis un libro con el título Descubriendo VALORES en Wall Street, en la Calle Principal y en su Calle, Una Brújula Moral para la Nueva Economía (Rediscovering Values On Wall Street, Main Street, and Your Street).

Con ese título expresaba que era necesario que redescubrieran los valores, no sólo las instituciones que manejan la economía desde la calle Wall Street, en Nueva York, sino también las de las demás ciudades del mundo, incluyendo las de nuestro propio barrio, es decir, nuestra casa.

Jim Wallis continúa en su lucha por la justicia social en muchos campos. Volvió al foro económico mundial de Davos el pasado mes de enero (2011). Allí retó a los gerentes defensores de los fondos de inversión, a los presidentes de empresas y jefes de estado a encontrar una nueva norma que se base en valores y no sólo en el lucro. Lo que sostiene Benedicto XVI en Caritas in veritate. Encontré, dice, que este tema sigue siendo oportuno ahora como nunca antes.

Algo interesante: cuenta Wallis que algunos líderes de los negocios fueron a hablar con él, como Nicodemos, por la noche (Recordemos que ese es el apunte de San Juan, en el capítulo 20, v. 39). Le comentaron esos personajes que estaban tratando de encontrar los valores que habían perdido en el camino. Escuchó también historias de estudiantes de Administración de Negocios, que están comprometidos con la responsabilidad social y de una funcionaria de un municipio que empezó una reunión para estudiar el presupuesto con la lectura de un pasaje de la Biblia. Estoy conmovido, dice, de ver cómo este mensaje está marcando la diferencia. (I’ve been moved by how this message is making a difference). Y añade: A los cristianos de todo el mundo, a los líderes de las empresas y en general a toda nuestra sociedad, los tiempos difíciles han traído una oportunidad para reflexionar y han ayudado a prender una discusión sobre cómo nuestros valores más hondos pueden guiar nuestras vidas y ayudar a nuestra economía a volver al camino recto.[1]

¿Existe algún movimiento católico que trabaje por la cristianización de las empresas?

Sí, una organización internacional llamada Unión Cristiana Internacional de Dirigentes de Empresa, su sigla es UNIAPAC.  Ya en 2006, en su congreso mundial celebrado en Bruselas habían llegado a conclusiones importantes sobre lo que debe ser la empresa. Destacó, entre otras cosas, UNIAPAC, la importancia que debe tener la formación de los empleados, teniendo en cuenta, no sólo su situación actual sino su posible situación futura. De manera que sostienen que las empresas tienen una responsabilidad social con sus empleados. Porque, afirmó su declaración, que la responsabilidad social de la empresa no sólo se refiere a los aspectos económico, social y ambiental, sino que debe tener en cuenta  la situación de cada persona y su realización personal. Y añade que la responsabilidad social no se puede reducir a bonitas palabras, sino que deben plantear proyectos precisos, a largo plazo y que se haga un seguimiento permanente de su progreso. No parece que haya muchas empresas que se comprometan así con la formación de sus empleados, aunque sí ha habido programas excelentes, en Colombia. Los conocí y tomé parte en algunos de ellos, pero son frágiles. Un cambio de cabeza de la empresa y si resuelve recortar costos, el desarrollo de personal y la capacitación son víctimas muy probables.

UNIAPAC instó a los empresarios cristianos a responder a su deber en el momento de la crisis económica mundial, evitando tanto el optimismo ciego como la resignación, y a asumir riesgos en el servicio de las personas, lanzando proyectos ejemplares e innovadores.

¿Dónde existe UNIAPAC?

UNIAPAC reúne a más de 26 asociaciones en otros tantos países y tiene más de 35.000 miembros.

En junio de 2010, un grupo de obispos, empresarios, sacerdotes y laicos, convocados por el Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM y por UNIAPAC latinoamericana, se reunieron en Bolivia para estudiar los desafíos de la empresa en los 200 años de la independencia de América Latina y el Caribe.

No fue esa una reunión como la de los dirigentes de Davos. Allí participaban los empresarios católicos con sus pastores. Durante esos días oraron y reflexionaron en un clima de fraternidad. Como guía y punto de referencia eligieron la encíclica Caritas in veritate, Caridad en la verdad. Como de estos sucesos pocas noticias nos suelen llegar, leamos algunas de las conclusiones a las que llegaron en su declaración final.

Para los participantes en la reunión de Cochabamba, Bolivia, ser empresario cristiano tiene un profundo significado humano; es un proyecto de vida que adquiere su sentido de la fe, la esperanza y la caridad. Compromete a vivir con autenticidad el sacerdocio bautismal.

Afirmaron que el hombre no será humano si no es hermano; que el capital humano es el primer capital de las empresas; que la empresa es sociedad de capitales y sobretodo, una sociedad de personas.

Algunos de los desafíos a los que manifestaron se enfrenta la empresa latinoamericana están claramente derivados de Caritas in veritate.

Las conclusiones de la reunión del CELAM:UNIAPAC en Cochabamba las encuentran en la página web de ZENIT: http://www.zenit.org/article-35842?=spanish


[1] Jim Wallis es el presidente de Sojourners y tiene un blog en www.godspolitics.com. Puede seguir a  Jim en Twitter @JimWallis.