¿De qué trata este blog?
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Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente, que es el contenido del último programa de esta serie, transmitido por Radio María de Colombia y preparado por Fernando Díaz del Castillo Z. En la columna de la derecha están las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.
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El liberalismo económico en la Rerum novarum
En el programa anterior continuamos el estudio de la Doctrina Social en nuestro tiempo, haciendo un recuento histórico del impulso que tuvo el desarrollo de la DSI desde 1891, en el siglo XIX, cuando el Papa León XIII ofreció a la Iglesia su encíclica Rerum novarum, para presentar el pensamiento del Evangelio sobre cómo vivir en sociedad de acuerdo con los planes de Dios.
Vimos que del desarrollo de la industria en esa época nació el pensamiento del capitalismo liberal, que abarcaba más que un enfoque exclusivamente económico, pues su concepción de la persona humana, incluye al ser humano en su vida en sociedad, no solo en la orientación de la economía. Por ejemplo, en una coyuntura en que la sociedad cambiaba a nuevas formas de organización, inevitablemente interviene la política. De ahí que la ideología liberal haya influido y siga influyendo no solo en el manejo de la economía, sino en la organización de la vida política, en los principios que guían la estructura del Estado moderno y en el modo de vida social.
Vimos que el capitalismo liberal entiende a la sociedad como un conjunto de individuos autónomos entre sí, sin vínculo entre ellos y cuya principal motivación es la libertad individual y sus intereses personales; el individualismo se entiende como su norma de vida. Sus intereses están por encima de los intereses de la comunidad, es decir del bien común. Es fácil entender que a quienes participan de esa manera de pensar les parezca normal que cada uno defienda ante todo su conveniencia individual y la solidaridad no se comprenda. En cristiano a eso lo llamamos egoísmo. El liberalismo se funda en una antropología individualista que abarca lo económico, que es claramente capitalista, el orden político que es democrático y el Estado liberal es un estado que se guía por el derecho.
Sus principios antropológicos o sea su concepción de la persona humana está de acuerdo con Rousseau que entendía a la persona humana como un ser “todo autónomo y solitario”; la considera en el fondo asocial, libre por naturaleza e igual a los demás. Tiene su filosofía a pensadores como Rousseau, Kant, Locke, Stuart Mill, y Bentham. De la filosofía de Stuart Mill y Bentham recibió un énfasis en su connotación económica, que se caracteriza por considerar materialista por naturaleza a la persona humana, con un enorme afán por producir y con un deseo de supervivencia a costa de los demás (Cf Secretariado Nacional de Pastoral Social, Curso de de Doctrina y Pastoral Social, Módulo III, Lección 3).
Mencionamos igualmente, que como reacción a las ideas liberales individualistas, surgieron otras ideas que significaron el nacimiento de los movimientos socialistas. Algunos proponían la asociación de los trabajadores con los patronos, otros los sindicatos, para defender a los trabajadores; no faltó quien veía a la propiedad como un robo (Proudhon) y finalmente apareció Carlos Marx con su intención de crear un socialismo científico porque las ideas llamadas socialistas hasta entonces le parecieron utópicas, sin ningún fundamento que se pudiera considerar científico.
Como reacción al liberalismo económico surgio el marxismo
Hoy vamos a referirnos al socialismo, sin pretender agotar el tema, pero sí lo suficiente que nos ayude a comprender la posición de la DSI frente a esta corriente política aún vigente y que se quiere resucitar en algunos de los países vecinos, a pesar de haber demostrado su fracaso la experiencia en países poderosos. Esos países como la Unión Soviética utilizaron todos los medios, lícitos e ilícitos, hasta la violencia extrema, para imponer el socialismo marxista en su territorio y extenderlo por el mundo. Hoy quedan algunos países que sostienen esas ideas con gobiernos totalitarios que someten a la sociedad con mano férrea. Como también el capitalismo está en crisis se vuelve a pensar en la solución socialista.
Vamos a empezar por una presentación somera del marxismo de manera que entendamos la posición de la DSI frente a él, en particular lo que nos enseña la encíclica Rerum novarum.
Comencemos por aclarar qué se entiende por marxismo (como lo define Wikipedia):
El marxismo es el conjunto de movimientos políticos y filosóficos derivados de la obra de Karl Marx, filósofo y periodista revolucionarioalemán de origen judío, quien contribuyó en campos como la sociología, la economía, el derecho y la historia, y de su amigo Friedrich Engels, quien le ayudó en muchas de sus teorías. Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las corrientes socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo utópico. También se emplea el término socialismo marxista para referirse a las ideas y propuestas específicas del marxismo dentro del marco del socialismo.
Vamos ahora a ver el socialismo de Marx. Básicamente seguiré el libro que ya he mencionado “Doctrina social de la Iglesia, una aproximación histórica”, del P. Ildefonso Camacho.
La intención de Carlos Marx fue elaborar un socialismo que él calificó de científico, pues los intentos de los anteriores que lo intentaron los creyó con Engels, socialismo utópico, sin bases científicas, irrealizable.
A Marx lo movió la miseria en que vivían los obreros industriales como consecuencia del camino que había tomado el desarrollo económico. Investigó cuáles eran las causas de esa situación y cuál sería el modo de salir de ella. Su conclusión fue que esa miseria se debe, no a maldad de los patronos capitalistas y que por eso exploten a los trabajadores indefensos, Marx creyó que la causa de esos males hay que buscarla más bien en las estructuras sociales, en la organización social en la cual unos son los propietarios de los medios de producción y otros los que trabajan esos medios, y los dueños explotan a los que no poseen esos medios de producción, a los trabajadores. El remedio no lo vio en la necesidad de cambio del comportamiento de los patronos sino en el cambio de las estructuras, de la organización de la sociedad.
La conclusión del pensamiento marxista era lógica según su pensamiento: el objetivo de la lucha de los trabajadores debía ser arrebatar la propiedad privada de los medios de producción.
En la primera etapa de la evolución del pensamiento de Marx estudió al filósofo alemán Hegel, (no lo cofundamos con Engels; Engels fue colaborador de Marx, mientras que Hegel fue el filósofo alemán a quien estudió Marx especialmente en lo referente a la comprensión de la historia).
A partir de las conclusiones a que llegó en su estudio de la filosofía de Hegel, Marx desarrolló la interpretación materialista de la historia, que va contra el idealismo de Hegel. De allí su énfasis (de Marx), en el determinismo histórico, según el cual son las condiciones económicas las que determinan los sucesos de la historia. Según el determinismo histórico, es inevitable que sucedan ciertos acontecimientos que llevarán al reemplazo del capitalismo por un sistema socialista primero y luego por un sistema comunista. Así por ejemplo, la existencia de Napoleón y sus conquistas militares no cambia para nada la historia. Si ese personaje no hubiera existido, la historia no habría cambiado (The Cambride Dictionary of Philosophy, Marxism, Pg 539)
El dinamismo de la historia, según Marx, tiene origen en las contradicciones que surgen entre las fuerzas productivas y sus patronos, es decir se originan en el choque entre los trabajadores y los dueños de los medios de producción. El curso de los acontecimientos de la historia tiene su origen en las relaciones entre los dueños del capital y los trabajadores.
La relación de Hegel y Engels con Carlos Marx
Aclaremos quiénes eran esos personajes Hegel y Engels. Hubo dos personas cuyos nombres nos suenan parecido: Engels y Hegel; los dos eran alemanes como Marx. Engels fue amigo y colaborador de Marx. En compañía escribieron uno de los libros más conocidos del marxismo, que fue El Capital. En cambio Hegel, mayor que Marx, fue uno de los más importantes filósofos idealistas alemanes, conocido también por su filosofía de la historia y de la religión. En la primera etapa del desarrollo de su pensamiento, Marx estudió a Hegel y de allí, en contraposición al pensamiento hegeliano surgió su idea del materialismo histórico. La influencia de Hegel en el marxismo fue importante.
En este programa no nos podemos detener en Hegel; la comprensión de su pensamiento rebasa el objetivo de este programa y requiere un especialista. El diccionario de filosofía de Cambridge afirma que un resumen del pensamiento de Hegel solo sería un resumen de las controversias existentes acerca de él. Así es de difícil. Basta saber que de su estudio surgió el materialismo histórico del marxismo.
Marx de Alemania a Inglaterra
La primera etapa de la vida de Marx se caracteriza por su actividad revolucionaria. Le interesa que su pensamiento se lleve a la práctica. Según él, los cambios necesarios en la organización social, es decir en sus estructuras, solo será posible si la clase proletaria, los trabajadores, son víctimas de malas relaciones con los patronos.
En la segunda parte de su vida, a partir de 1849 y hasta su muerte, Marx vive exiliado en Inglaterra. Allí conoció las consecuencias sociales de la industrialización en el capitalismo que apenas nacía y los abusos que permitía la legislación social. En su obra El Capital, Marx describe algunos de los abusos de que tuvo conocimiento en Inglaterra. Veamos algunos ejemplos: las normas autorizaban la jornada de trabajo de 12 horas y la reducía a 8 horas los sábados; la jornada de los panaderos era de 11 de la noche a las 6 de la mañana y luego repartían el pan durante gran parte del día; las modistas, dice que trabajaban hasta 30 horas seguidas; en las minas de carbón se trabajaban doce horas, más las extras; había trabajos continuos que ocupaban las veinticuatro horas del día y que no se acortaban aunque llegara el relevo. El trabajo de los niños era inhumano: a la edad de siete años se les hacía trabajar desde la seis de la mañana a las nueve de la noche; había fábricas en que la mitad de los obreros eran niños menores de trece años, y el resto no superaba los dieciocho. Todos esos abusos, compensados por salarios irrisorios. (Cf Camacho Ildefonso, opus cit., Pg 54, cita en nota 14 El Capital, libro I, C.7)
En su libro El Capital, que escribió en Inglaterra como crítica a la economía política, concluye Marx que el capitalismo se destruirá por su misma dinámica, para dar paso al socialismo. El P. Camacho en el libro que he citado antes dice que según Marx:
El afán de los capitalistas por acumular beneficios será tan insaciable y la lucha entre ellos llegará a ser tan encarnizada, que unos irán sucumbiendo a otros hasta quedar reducidos en número y enfrentados al resto de una sociedad cada vez más oprimida: en esas condiciones el levantamiento popular acabará sin mucho esfuerzo con la exigua clase capitalista y dará paso a un régimen socialista”.
Es interesante observar que en alguna forma sucede lo que Marx pensaba que sucedería pero de manera distinta: hoy los mercados exigen tales condiciones para subsistir en los negocios, que si no se sabe responder a la competencia con estrategias adecuadas, los poderosos imponen sus condiciones y los negocios menores desaparecen.
Así vislumbraba Marx la historia desde su perspectiva y ante las injusticias que reinaban en el naciente capitalismo. ¿Qué descripción hacía Marx de la nueva sociedad socialista que surgiría después de la desaparición del capitalismo? Ya veremos en la continuación de este tema la próxima semana y la Rerum novarum nos presentará el pensamiento de la Iglesia. Veremos si el remedio a las injusticias que propone el marxismo, como la eliminación de la propiedad privada y la lucha de clases constituye de verdad un remedio o un mal peor que las injusticias que pretende solucionar.
Fernando Díaz del Castillo Z.
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