REFLEXIÓN 238 – En la elección del Papa Francisco

 

Os anuncio un gran gozo: tenemos Papa

 

Estamos muy felices. Ayer  13 de marzo de 2013 nos anunciaron el gozo grande de que tenemos Papa; elegido ayer, tomó el nombre de Francisco. ¡Cómo no comentar este hecho que nos llena de gozo y de esperanza! Por eso, hoy voy a dedicar esta reflexión a nuestro nuevo Sumo Pontífice. El mundo católico, – y somos más de mil millones de fieles, – estamos felices de tener de un nuevo timonel de la barca de  San Pedro. El Señor será su guía, su luz, su fuerza.

 

Dios ha dado a la Iglesia un Pastor, que fue sorpresa para los medios de comunicación, cuyos periodistas se habían dedicado a cábalas, a conjeturas según criterios humanos. No vieron la elección como una obra en la que Dios intervendría, sino con los criterios de quienes están acostumbrados a juzgar el mundo de la política. Por eso dividían a los cardenales en grupos por regiones del mundo, por intereses humanos, por lo que creían eran sus posiciones doctrinales.

El Cardenal Jorge Mario Bergoglio estaba descartado, porque aunque aceptaron que era una figura importante y le acomodaron la fábula de que en el anterior conclave había retirado su nombre para facilitar la elección de Ratzinger, dijo también alguno de los llamados expertos vaticanistas que los cardenales latinoamericanos no formaban un grupo compacto y que irían más bien por un candidato europeo. Gracias Señor porque ocultaste estas cosas a los soberbios y las revelaste a los humildes. Alguien decía después de conocerse el nombre del nuevo papa, que los cardenales ni habían leído las crónicas periodísticas ni habían consultado a las casas de apuestas.

 

Ayer me puse a buscar información sobre nuestro Papa Francisco  y quiero compartir con ustedes mis pensamientos y los que he escuchado de personas que lo conocieron de cerca en la arquidiócesis de Buenos Aires.

 

Empiezo por mis impresiones. El domingo pasado, mi párroco me preguntó, con cierta picardía, si ya tenía mi candidato. Yo le respondí que  no tenía candidato, que esperaba que los cardenales fueran dóciles a la iluminación del Espíritu Santo y eligieran a quien Él les indicara. Esa era mi posición y orar por esa intención, dispuesto a aceptar el Papa que Dios nos diera.

 

Una feliz sorpresa

 

El humo blanco ayer 13 de marzo por la tarde fue una sorpresa para mí. Creí que ni siquiera hoy por la mañana nos darían la buena noticia. Pensé  que sería hoy jueves por la tarde. Al ver la realidad del humo blanco, luego del comienzo de una tímida “fumata” gris que pronto se transformó en un torrente de humo blanco que no dejaba dudas y se echaron al aire las campanas de la basílica de San Pedro, me emocioné mucho; sentí un nudo en la garganta. Luego fue una feliz espera, que me pareció muy larga. Me sentí uno con los fieles reunidos en la plaza y participaba de su gozo y de su expectativa. Como ellos, tampoco yo apartaba mi vista del balcón por donde se asomaría, primero el cardenal, mensajero de la buena nueva y luego el nuevo Sumo Pontífice en persona.

 

Cuando al fin se iluminó la habitación, se movieron las cortinas y precedido de la cruz, salió el cardenal que pregonó en latín: “Os anuncio un gran gozo: tenemos Papa, el cardenal Jorge Mario Bergoglio que se ha dado por nombre Francisco”, me sentí sorprendido. Era demasiada información para asimilar en segundos: Un papa hispanoamericano, argentino, jesuita, que se llama Francisco. Todo parecía nuevo. ¿Qué mensaje estará enviando el Señor? Y luego pensé que no nos debería sorprender nada de la mano bondadosa de Dios. De Él son las palabras del Apocalipsis: “Mira, yo hago nuevas todas las cosas” (Apoc. 21,5)

 

Los invito a que recuerden cuál fue su primera impresión cuando se anunció el nombre del nuevo Sumo Pontífice y su impresión general  cuando él apareció en el balcón. Yo les voy a comentar mi impresión en los primeros segundos y de lo que sucedió luego.

“Yo hago nuevas todas las cosas”

 

Me impactó el nombre que escogió: Francisco I . Había muchos nombres repetidos: 23 Juanes, 12 Píos, 13 Leones, 16 Benedictos, 6 Pablos, muchos Gregorios… Juan Pablo I combinó dos nombres en un nombre nuevo, en recuerdo de sus dos predecesores Juan XXIII y Pablo II. Pero no había ningún papa Francisco en la historia. Un nombre nuevo, de un país y de un continente nuevos, de una orden religiosa nueva en este cargo de Sumo Pontífice. ¿Qué mensaje nos envía el Señor con tantas novedades?

Un papa del fin del mundo

 

Me impactó mucho su sonrisa clara, su sencillez. Llegó humilde, se quedó en silencio mirando a su inmensa grey que lo saludaba con entusiasmo en la plaza llena. Su saludo fue igualmente sencillo y dijo algo que pareció gracioso a la multitud, que lo festejó. Así fue su saludo:

         “Hermanos y Hermanas, ¡Buenas Noches!”

“Sabéis que el deber del Conclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo… Pero estamos aquí… Os agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo: ¡Gracias! Y antes que nada, querría hacer una oración por nuestro Obispo Emérito, Benedicto XVI. Recemos todos juntos por él, para que el Señor le bendiga y la Virgen lo custodie. ” Y puso a rezar a la multitud; con todos rezó un Padrenuestro, Una Ave María y el Gloria al Padre y al Hijo y al E.S.

 Otros detalles de esta primera aparición de Francisco I quiero mencionar. Su manera de dirigirse a sus feligreses de Roma hicieron ver que quiere al pueblo y al obispo juntos. Por eso oró junto con sus feligreses y estas palabras que dijo a continuación señalan cómo quiere que sea su oficio de pastor:

 Obispo y su pueblo juntos

 

“Y ahora, empezamos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: los unos por los otros. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad. Os deseo que este camino de la Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructuoso para la evangelización de esta ciudad tan hermosa. “

 

Mencionó a obispo y su pueblo, juntos; dijo que la Iglesia de Roma preside en la caridad, señaló un camino de fraternidad, de amor, de confianza mutua. Instó a la oración de los unos por los otros y espera que este camino que emprende sea fructuoso para la evangelización.

 Hombre de oración y amante de la Virgen María

 

Francisco I se mostró como hombre de oración. No sólo pidió oración a su pueblo sino que oró con él. Dio muestras de aprecio especial por Benedicto XVI cuando rezó por él, y de humildad, cuando antes de dar su primera bendición a la ciudad y al mundo, pidió a su pueblo el favor de que orara por él. Sus palabras y su actitud fueron conmovedoras:

 

“Y ahora querría dar la bendición, … Pero antes, antes, os pido un favor: antes de que el obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis al Señor para que me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mi. “

 Ahora os doy la bendición a vosotros y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.”

 “Hermanos y hermanos os dejo. Muchas gracias por vuestra acogida. Rezad por mi y hasta pronto. Nos veremos pronto: mañana quiero ir a rezar a la Virgen, para que custodie a toda Roma. Buenas noches y que descanséis!”

 En sus últimas palabras nos mostró su amor a María nuestra Madre. Hoy fue donde la Virgen a rezarle. Estuvo en la basílica de Santa María la Mayor, llevó flores a la Virgen y oró frente a su imagen por media hora. La imagen es la de Nuestra Señora “salus populi romani“, salud, salvación del pueblo de Roma.

 

¿Por qué escogió el nombre de Francisco?

 

Sobre el nombre de Francisco, escogido por el Santo Padre, el santo que se supone lo inspiró fue San Francisco de Asís. Tienen razón en pensar así, por la sencillez, la humildad del Papa, por su preferencia por los pobres y todos los que sufren, de lo que dan testimonio quienes lo conocieron de cerca como Arzobispo de Buenos Aires. En todo caso el Papa Francisco tiene grandes patronos que intercen por él ante el Señor: además de San Francisco de Asís, sin duda tuvo presente a San Francisco Javier, jesuita como él, el gran misionero, patrono universal de las misiones, quien llevó la buena nueva a la India y al Japón y quien murió frente a las costas de China, cuando intentaba entrar a ese país cerrado a los extranjeros. Un Papa que tiene muy en su corazón la evangelización tiene que evocar a este gran patrono. Y se me ocurre que otro gran santo que cuadra muy bien con nuestro Papa es San Francisco de Sales, el santo de quien dicen es la frase: “se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”.

  Quiero compartir con ustedes mis expectativas frente al pontificado de Francisco.

 Creo que como el pontificado de Benedicto XVI, este será un pontificado de servicio. Será un pontificado de posiciones firmes, de un gran teólogo de honda espiritualidad. Será un papa cercano a todos, en una palabra un PASTOR.

 Un primo suyo, médico cardiólogo, el doctor Hugo Bergoglio, dijo ayer que Bergoglio ha priorizado la humildad, que es coherente con su fe y con lo que predica, que siempre hizo el bien donde estuviese. Añadió también: Deseo que logre acercarse al mundo. Es  un humilde natural, un hombre de bien y un gran intelectual, es un Pastor. Lo conozco bien.

 En la Argentina dio pruebas de su preocupación por la juventud, por la educación, por la evangelización. Es un comprometido con la causa social, con la justicia.

 En una homilía en el Santuario de Nuestra Señora de Luján, patrona de la Argentina oró: Madre enséñanos a trabajar por la justicia, por ser personas justas.  Frase suya fue: todo se pierde con la guerra, todo se gana con la paz.

 Tiene un criterio importante,  Juntos, dijo, pueblo y obispo vamos a hacer un camino juntos. Camino de amor, de fraternidad.

 Es un Papa de la esperanza. En otra de sus homilías decía que a los jóvenes no se les predicaba la esperanza y añadió: Tenemos miedo a la esperanza. Abrámonos a la esperanza, a la alegría de la resurrección de Cristo.

 Nuestra fe es alegre, es una fe de la esperanza, porque se funda en Jesucristo resucitado.

Voy a terminar mencionando que el Santo Padre celebró al día siguiente de su elección  la Eucaristía de acción de gracias, la misa por la Iglesia,con los cardenales. En la homilía en su estilo sencillo se refirió a las lecturas (Isaías, 1a carta de San Pero, Evangelio de S. Mateo, Cap 16) y explicó el tema que tienen en común, que dijo es “el movimiento” y sintetizó su idea en tres palabras: caminar, construir y confesar.

 Caminar: Nuestra vida es un camino. Cuando nos detenemos, hay algo que no funciona. Caminar, siempre, en presencia del Señor, a la luz del Señor, intentando vivir con la perfección que Dios pide a Abraham”. La Iglesia no se puede detener.“Construir – ha dicho- Edificar la Iglesia; se habla de piedras: las piedras son consistentes; pero son piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo, sobre la piedra angular que es el Señor mismo”.

“Confesar…. Podemos caminar cuanto queramos, podemos construir tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, no vale. Cuando no andamos, nos detenemos… retrocedemos. Cuando no se construye sobre las piedras ¿qué pasa? Nos pasa lo mismo que a los niños cuando hacen castillos de arena en la playa: terminan cayéndose porque no tienen consistencia”. Pero “cuando caminamos sin la Cruz, cuando construimos sin la Cruz y cuando confesamos a un Cristo sin la Cruz… no somos discípulos del Señor: somos mundanos; somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor”.” Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio.”

En esas tres palabras: caminar, construir y confesar tenemos todo un programa de vida. No nos quedemos estáticos, caminemos ccolaborando en la construcción del Reino y confesando sin temor a Jesucristo Nuestro Señor. Así llegaremos a nuestro destino de felicidad eterna.

Haga clic en lo siguiente. Son bellas fotografías del Papa Francisco y su elección:

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 Fernando Díaz del Castillo Z.

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