Reflexión 203- Caritas in veritate, Cap. III, N° 40

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Reflexión sobre el sentido de la economía y sus finalidades

Estamos estudiando ahora el capítulo 3° de la encíclica Caritas in veritate, Caridad en la verdad, la encíclica social de Benedicto XVI sobre el desarrollo integral. En el desarrollo de los pueblos el manejo de la economía juega un papel esencial. En esta encíclica la Iglesia nos invita a una seria reflexión sobre el sentido mismo de la economía y sobre sus finalidades. En la presentación de su encíclica en la audiencia pública, al día siguiente de su publicación, dijo que

La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; necesita recuperar la importante contribución del principio de gratuidad y de la “lógica del don” en la economía de mercado, en el que la regla no puede ser el provecho propio. Pero esto  sólo es  posible únicamente gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores, y presupone una formación de las conciencias que dé fuerza a los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos.

Para algunos, está fuera de sitio la Iglesia cuando propone al mundo  de los negocios, que la regla no puede ser el provecho propio, que su único objetivo no puede ser el provecho propio, porque para eso se son los negocios. Repetirán que un negocio no es una institución de beneficencia, que para eso son las fundaciones, para eso existen las comunidades religiosas y las organizaciones sin ánimo de lucro.  Para muchas personas esas palabras del Papa sobre los negocios, sobre la economía, están fuera de sitio. Pero Benedicto XVI sabe muy bien de lo que habla, y podemos estar seguros de que se asesoró de expertos en el mundo de la economía. Digámoslo una vez más: la DSI no pretende presentar propuestas de orden técnico, pero el mundo de los negocios necesita oír lo que el Evangelio tiene que decir sobre sus actividades, porque son actividades humanas, tienen que ver con la persona humana y pueden afectarla para bien o para mal.

Un punto muy importante, es que el mundo de los negocios es creado y administrado por personas humanas. Son esas personas las que señalan el camino al negocio y en general a la economía. Es la orientación ética o no ética, humana o inhumana de esas personas, la que convierte a la manera de hacer los negocios en comportamientos éticos o en comportamientos inmorales, en justos o injustos, en buenos o en malos, en benéficos o maléficos para el ser humano.

Al oído de los dueños y administradores de las empresas

Cuando el Papa habla de la empresa, se refiere a los dueños y administradores de las empresas, no a unos entes abstractos, constituidos mediante una escritura pública, que no tienen en sí mismos ni inteligencia ni voluntad. Benedicto XVI habla al oído de los dueños y administradores de las empresas, de los negocios. Que esto no le va a gustar a mucha gente, es de suponer. Generalmente no nos gusta que nos cuestionen si manejamos bien o mal nuestro dinero.

En el N° 40, Benedicto XVI se refiere a la necesidad de repensar la empresa. Afirma el Papa que se requieren cambios profundos en el modo de entender la empresa. Si para conseguir que el desarrollo integral llegue a toda la humanidad se requiere el compromiso de todos: de economistas y políticos, de productores y consumidores, es claro que se requiere el compromiso de la empresa, es decir de los dueños de las empresas, en primer lugar y también de sus administradores. Algunos, hasta bien intencionados, critican a la Iglesia cuando habla de economía. Razón pueden tener, si entra la Iglesia al campo técnico de la economía sin argumentos; pero si entra la Iglesia a contrastar el manejo de la economía con lo que se espera desde el punto de vista del Evangelio, no tienen esas personas razón en criticarla. Las enseñanzas de Jesús son para la salvación de todos. En Él confluye el universo todo, la humanidad toda; también en Él, finalmente, se debe fundar la vida de científicos y economistas y, por su puesto, de los teólogos.  

 El Evangelio tiene qué decir a los científicos, desde la fe y también a los políticos y a los economistas. Además, cuando el Magisterio opina sobre temas económicos o científicos es de esperar que se haya asesorado bien. Eso lo han hechos los Papas en la preparación de sus encíclicas sociales. La Iglesia tiene acceso a la asesoría de expertos muy bien calificados en los temas científicos y económicos. Por cierto me llamó la atención, que en estos días Benedicto XVI nombró de presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias a un científico suizo que no es católico. Su punto de vista es importante desde el punto de vista de la ciencia. Este científico se llama Werner Arber, y es profesor emérito de Microbiología en la universidad de Basilea (Suiza).   

Dice Benedicto XVI en Caritas in veritate que en esta época se requieren cambios profundos en el modo de entender la empresa. Y es que en la época de la globalización de los negocios, las empresas están aprendiendo maneras nuevas de hacerlos. En esta época las empresas están sufriendo cambios muy grandes. Todos somos testigos de  algunos de esos cambios; por ejemplo, las empresas pequeñas desparecen, absorbidas por las grandes multinacionales, nuestras empresas nacionales grandes buscan también su internacionalización, porque si se quedan sólo en el mercado nacional van a acabar convirtiéndose en negocios pequeños, con mucha dificultad para competir con los gigantes que llegan del exterior. Las estrategias tienen que ser muy creativas para no desaparecer. Se presentan a veces situaciones novedosas, como que antiguos competidores compartan ahora experiencias y se unan en proyectos nuevos para hacer frente a mayores desafíos.

¿Se refiere el Papa a repensar  la empresa en sentido técnico?

¿Se refiere el Papa a repensar  la empresa en sentido técnico, para responder a las necesidades del mercado de modo eficaz, a repensar la misión de la empresa según las moderna concepción del mercadeo, enfocándose con esmero en la satisfacción de las necesidades de sus clientes y consumidores, o va el Papa más allá?

Benedicto XVI, – sin duda con la asesoría de expertos en lo económico, – nos advierte que la era actual de la globalización, que ha llevado a las empresas a su internacionalización, época también de una profunda crisis económica, que sufrieron de manera notoria las grandes potencias económicas, ha hecho evidente la necesidad que de la ética tiene el correcto funcionamiento de la economía y de los mercados. El Papa va más allá de dar consejos técnicos; llama la atención sobre la necesidad de interrogarse sobre las obligaciones del mercado y la economía con la sociedad, además de aplicar en sus operaciones la ética y la técnica. El criterio para manejar los mercados no pueden ser sólo mejorar las utilidades; hay valores más importantes que los que se presentan en cifras en los estados financieros.

La idea del “Balance Social”

La idea de que las empresas que son las dueñas del mercado, tienen obligaciones con la sociedad, además del deber de aplicar en sus operaciones la ética y la técnica, tiene sus antecedentes. Las empresas desde los años 70 por lo menos, empezaron a recibir mensajes: las pusieron a pensar sobre su contribución a la sociedad. Les dijeron que así como a sus accionistas les presentan un balance financiero, deberían también presentar un balance social, que en cifras, expresara cuál fue su contribución a la sociedad en la que funcionan.

Contribución innegable de la empresa a la sociedad

Las empresas encontraron pronto su tranquilidad, porque descubrieron su innegable contribución: las empresas  dan trabajo a los miembros de la sociedad, por lo tanto los salarios que pagan a sus trabajadores son una importante contribución a la comunidad. Encontraron sentido a los impuestos que pagan, porque con ellos el gobierno recibe una importante contribución empresarial para responder a las necesidades de la población. Descubrieron también que sus programas de capacitación y entrenamiento son beneficiosos para la sociedad, porque sus trabajadores adquieren o mejoran sus conocimientos y habilidades y eso es una importante contribución a  su desarrollo personal. Además, algunas empresas ayudan con programas de préstamos para vivienda. Es una lista interesante, que sin duda tranquilizó la conciencia de muchos empresarios. A otros los indujo a pensar que quizás no estaban haciendo lo suficiente, porque algunos de sus competidores hacían más.

Milton Friedman y sus “Chicago Boys”

Algunos académicos pusieron sus conocimientos al servicio del lucro como ideal de los negocios y a desvirtuar las obligaciones de la empresa privada con la sociedad. Uno de esos sabios fue el economista Milton Friedman, premio Nobel, cabeza del famoso grupo de economistas de la Universidad de Chicago que llaman “the Chicago boys”, los muchachos de Chicago, a quienes adjudican el éxito de las políticas económicas de Chile.

Ahora el Papa parece alborotar el avispero en su encíclica Caritas in veritate, al afirmar  que en esta hora se requieren cambios profundos en el modo de entender la empresa. ¿Qué quiere decir el Papa con esa idea de que, hay que repensar el modo de entender la empresa? Piensa en cambios técnicos en el modo de hacer negocios, inducidos por la globalización? O, ¿va más allá? Sin duda el Papa va más allá, cuando nos dice en el N° 40 de Caridad en la verdad que se requieren cambios profundos en el modo de entender la empresa.

La responsabilidad social de la empresa

Si preguntamos a cualquier dueño de un negocio, grande o pequeño, cómo entiende su negocio o empresa, seguramente nos dirá que esa empresa se creó para crear riqueza, para obtener ganancias, por medio de la fabricación de productos o prestación de servicios y así con esas ganancias crecer, mejorar su calidad de vida, prosperar, -que es una palabrita que gusta a muchos, prosperar; – la prosperidad material.

Eso no está mal. No es inmoral obtener ganancias, no es un mal pensamiento, querer mejorar la vivienda, la educación, tener una vida de mejor calidad, en la que pueda cada uno cuidar su salud y tener períodos de descanso. El pensamiento del Papa no critica eso. Pero nos pone a pensar: ¿la única finalidad de mi negocio es ganar? ¿Sólo los dueños de los negocios deben ser beneficiarios de sus buenos resultados?  El Papa pone sobre el tapete una concepción distinta de la empresa. El de la encíclica Caridad en la verdad es un enfoque  moderno, que tiene en cuenta las apreciaciones que se exponen y se siguen discutiendo hoy, en las escuelas de administración de empresas. Una posición que se presentó hace ya varios años, pero sigue siendo actual, es la de que las empresas no pueden manejarse sólo teniendo en cuenta los intereses de sus propietarios, sino que se deben tener cuenta los intereses de la comunidad local. Se habla de la responsabilidad social de la empresa.

 Nuevo modo de entender la misión de la empresa

El cambio que parece necesario es en el modo de entender la empresa, en su finalidad, en su misión y el modo de cumplirla. Decíamos que este asunto se agita desde hace algún tiempo, el de que las empresas no pueden manejarse sólo teniendo en cuenta los intereses de sus propietarios. Entre los objetivos de los dueños y administradores de los negocios ¿debe tener cabida la responsabilidad social, es decir sus deberes con la comunidad? La llegada de una empresa grande a una población o a un barrio puede cambiar la calidad de vida de sus habitantes; positivamente, por ejemplo con la creación de nuevos puestos de trabajo; negativamente con su impacto en el medio ambiente, con la ocupación del espacio público en su propio beneficio, en perjuicio de la ciudad o del barrio.

No hay unanimidad en los teóricos académicos sobre este tema, y menos entre los empresarios, de manera que el Papa toca en la encíclica algo que sigue hoy en el pensamiento de los dueños de las empresas, de los administradores y de los académicos.

¿“La responsabilidad social de los negocios es aumentar sus utilidades”? 

Milton Friedman escribió el 13 de septiembre de 1970 un artículo en The New York Times Magazine, que tituló “The Social Responsability of Business is to increase its Profits”, es decir, en español, “La responsabilidad social de los negocios es aumentar sus utilidades”.

Voy a traducir del inglés una parte del artículo de Milton Friedman. Como veremos Friedman, quien murió en 2006, no estaría de acuerdo con  la idea del Papa sobre la gratuidad, la lógica del don, en los negocios. Recordemos que Benedicto XVI afirmó que la economía “necesita recuperar la importante contribución del principio de gratuidad y de la “lógica del don” en la economía de mercado, en el que la regla no puede ser el provecho propio.”[1] Empieza por el contrario el señor Friedman diciendo en su artículo, que hay algunos hombres de negocios que hablan elocuentemente de las “responsabilidades sociales del negocio en un sistema de libre empresa” y de esos empresarios escribió:

¿Predica el Papa un “puro” socialismo?

Los hombres de negocios creen que están defendiendo la libre empresa cuando proclaman que los negocios no tienen que ver “únicamente” con las ganancias, sino también con la promoción de deseables objetivos “sociales”; que los negocios tienen una “conciencia social” y asumen con seriedad sus responsabilidades de proveer empleo, eliminar la discriminación, evitar la contaminación y cualquier cosa más que utilice de gancho la banda contemporánea de reformadores. De hecho, ellos están – o estarían predicando puro socialismo si se los tomara en serio.

De modo que el señor Friedman califica de “banda (o grupo) de reformadores que predican puro socialismo” a los empresarios que se atrevan a decir que los negocios deben tener objetivos sociales y no tener como fines sólo las ganancias. Es bueno que sepamos esto para que reconozcamos el origen de las críticas a la encíclica Caritas in veritate.

Ese artículo del doctor Friedman fue escrito en 2006. No fue él ningún pintado en la pared. De él escriben en wikipedia que fue un destacado economista, intelectual y profesor de la Universidad de Chicago. Defensor del libre mercado y exponente del monetarismo neoclásico de la Escuela de Chicago. Añaden que en 1976, Friedman fue galardonado con un Premio Nobel de Economía por sus logros en los campos de análisis de consumo, historia y teoría monetaria y por su demostración de la complejidad de la política de estabilización. Hoy, claro, hay seguidores de su teoría neoliberal de la economía. No faltan católicos que siguen su corriente y califican el pensamiento social de la Iglesia de contaminado de socialismo.

Uno de esos católicos es George Weigel, autor de una conocida biografía de Juan Pablo II. Según un artículo en la revista católica America,[2] del 12 de octubre de 2009, en su momento el señor Weigel reconoció la dura reacción de los pro capitalistas a la encíclica Solicitudo rei socialis, La preocupación social de la Iglesia, de Juan Pablo II, pero en cambio, el mismo señor Weigel no es amable con el pensamiento social de Benedicto XVI en Caritas in veritate. Afirma que hay que leer la encíclica con dos resaltadores, uno de tinta dorada y otro de color rojo. Pretende que hay dos pensamientos en la encíclica: uno del auténtico Benedicto XVI que hay que  marcar con dorado y otro, que hay que resaltar con rojo, escrito por otro, al que llama el gemelo del Papa, el malo de la paz y la justicia (the Pope’s evil peace- and- justice twin). Tiene Weigel una afirmación dura, irrespetuosa; le parece que ante Caritas in veritate se encuentra uno con un doble pensamiento del Papa, uno que aparece lúcido y conmovedor, mientras que el pensamiento del Benedicto malo es incomprensible y marcado por un confuso sentimentalismo. Parece afirmar Weigel que no todo lo que aparece en la encíclica concuerda con el pensamiento teológico de Ratzinger.

¿Es atrevido Weigel?

Es por lo menos atrevido afirmar que el Papa ha firmado como suyo algo en lo que no está de acuerdo. La personalidad que hemos visto en Benedicto XVI y antes en él mismo como el Cardenal Ratzinger, nos muestra lo lejos que está de esa tibieza que le atribuye Weigel. Así lo reconoce el P. John Kavanaugh, en el artículo que menciono, de la revista AMERICA. Dice del Papa:

Si algo pasa con Benedicto XVI es que es un hombre astuto e inteligente, no el peón de los intereses de ningún grupo. Más bien, como Juan Pablo II, el Papa Benedicto tiene una visión integradora de nuestra fe. Su noción de la “gratuidad” o el “don” en la existencia humana es un rechazo frontal a nuestros mitos de los hombres y mujeres hechos por su propio esfuerzo (selfmade). El don de nuestra existencia que compartimos como una familia humana, se funda, según Benedicto, en el Evangelio que reúne todas las cosas en Cristo. Todas las cosas significa todas las cosas: nuestros mundos de la política, de lo social, de lo económico, nuestro mundo personal, sexual, familiar y  profesional.

Añade luego el P. Kavanaugh, que no puede ser sencilla una  encíclica que trata sobre la integración de la fe con todos los aspectos de nuestra vida, es decir que se enfrenta a la aplicación de la teología (de la doctrina), a nuestra vida diaria. Pero si escogemos lo que aceptamos y lo que rechazamos según nuestras inclinaciones, lo que hacemos es mutilar el Evangelio y fragmentar la verdad.  Tenemos que ser cuidadosos en ese tipo de selección de lo que aceptamos o rechazamos, porque así perdemos la visión integradora de la doctrina que se nos enseña. Hoy no es raro que algunos escojan lo que aceptan o rechazan de las enseñanzas del Evangelio y sobre todo, del Papa. Algunos tranquilizan su conciencia, creyendo que así hacen uso de la libertad que Dios nos dio. En su propio perjuicio, lo que les sucede es que así se encierran y atascan en su propio pensamiento. Y no tenemos el don de la infalibilidad.

Sojourners”, un movimiento ecumémico por la justicia social

Termino hoy con un hecho positivo. Hay en los Estados Unidos un movimiento ecuménico que trabaja por la justicia social y que dirige Jim Wallis, muy conocido en los medios de comunicación de ese país.[3] Este señor, se dio a conocer por sus campañas por la justicia social y vio la crisis económica mundial como una oportunidad para dirigir la atención de la gente, a que, como creyentes y como nación,  se comprendiera que hay que volver a descubrir los valores necesarios, no sólo para salir de la crisis económica, sino para lograr que el recobrarse de la crisis fuera dentro de la ética, porque el mundo de la economía necesita una brújula moral.

Jim Wallis fue invitado a asistir al foro económico mundial en  Davos,  Suiza, en enero de 2009. Cuenta él, que todas las mañanas, durante las reuniones de ese selecto grupo de presidentes y jefes de estado, la cadena CNN entrevistaba a un grupo de ellos y les hacía  la misma pregunta: ¿Cuándo terminará esta crisis? Y el conductor del programa escribía en un tablero el año que cada uno predecía: 2009, 2010, 2011, 2012… Todos los participantes en ese foro desayunaban viendo ese foro en la TV.

En una desacostumbrada sesión plenaria del foro, que se tituló “Los Valores detrás del capitalismo de mercados”, frente a esos magnates del capitalismo mundial, Jim Wallis se atrevió a exponer que la cadena CNN estaba haciendo la pregunta incorrecta. Que, claro todos queremos saber cuándo terminará la crisis, pero la pregunta importante es “Cómo nos cambiará a nosotros, esta crisis?”

Bueno, el desenlace de esta historia dejémosla para la próxima entrega.

Fernando Díaz del Castillo Z.

reflexionesdsi@gmail.com


[1] Cf Benedicto XVI en la audiencia general del 8 de julio de 2009.

[2] AMERICA “Proofreadig  the Pope”, por John F. Kavanaugh, S.J., 0ctubre 12, 2009

[3] Cf WEB página de Sojourners.com y el libro de Jim Wallis “Rediscovering VALUES on Wall Street, Main Street, and your Street, A Moral Compass for the New Economy, Howard Books, 2010.