Reflexión 098

Mayo 22 2008

Compendio Doctrina Social de la Iglesia N° 72

Naturaleza de la D.S.I. (VI)

Fe / Ideología / Teología

En la reflexión anterior continuamos el estudio de la naturaleza de la D.S.I. Es decir, en qué área del conocimiento se puede ubicar la doctrina social. Ya en las reflexiones anteriores nos quedó claro que la D.S.I. no es una ideología, sino que pertenece al campo de la teología, especialmente de la teología moral, como nos enseñó Juan Pablo II.[1] En el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia es muy importante tener claridad sobre el significado del término ideología. Así comprenderemos mejor lo que es y lo que no es la doctrina social católica.

Vimos que ideología es una interpretación de la realidad social, de acuerdo con un pensamiento político que pretende organizar la sociedad según ese pensamiento; así, la ideología marxista pretende organizar la sociedad de acuerdo con el pensamiento de Marx y de sus seguidores; la ideología neoliberal pretende organizar la sociedad según el pensamiento capitalista neoliberal. Anotamos que el mayor problema de esas dos ideologías es que son materialistas. Dios y su proyecto para el hombre, lo rechazan claramente, como sucede en el marxismo comunista, o en la práctica no lo tienen en cuenta, como sucede también en la ideología capitalista neoliberal.

El pensamiento de la D.S.I. no se guía por ideologías ni de derecha ni de izquierda; lo que pretende la D.S.I. es presentarnos el proyecto de Dios para el hombre y la sociedad, como aparece en la Sagrada Escritura, en el Magisterio y en la Tradición. La D.S.I. nos ofrece los principios, los criterios y valores del Evangelio, capaces de transformar las relaciones sociales, en la construcción del Reino de Dios. El Reino que se consumará al final de los tiempos, pero que tenemos que empezar a construir aquí y ahora. La sociedad que los creyentes debemos desarrollar es la del Reino de Dios, la del proyecto divino.

Nos preguntamos también, en las reflexiones anteriores, si tienen alguna relación la ideología y la fe.

Como vimos, las ideologías falsifican la realidad social, cuando la interpretan según sus intereses políticos. En cambio, quien mira la realidad social con la luz de la fe, la interpreta teniendo como guía la Palabra de Dios, y con esa guía ve la realidad integral, según el proyecto de Dios Creador del hombre y del universo.

Cuando decimos que, con la ayuda de la luz de la fe, vemos la realidad social de manera integral, queremos decir que el creyente, con la ayuda de la fe, se ve a sí mismo en una realidad social, en una sociedad, que no tiene como fin sólo la tierra; comprende que en la vida tiene una misión como obrero del Reino de Dios; que está llamado a colaborar en el desarrollo de una sociedad justa en la tierra, con la mirada puesta en su fin eterno en el cielo.

Comentábamos que cuando la Iglesia nos enseña que la Doctrina Social de la Iglesia no es un sistema ideológico, quiere decir que el conocimiento que adquirimos de la realidad social, y la interpretación que los católicos hacemos de ella, – siguiendo los lineamientos de la D.S.I.,- son un conocimiento y una interpretación de la realidad social, iluminados por la fe, por el Evangelio. La D.S.I. no interpreta la realidad social de acuerdo con el pensamiento político de la derecha ni de la izquierda, ni del socialismo ni del capitalismo. Los creyentes conocemos e interpretamos la realidad social / iluminados por la fe.

Los no creyentes interpretan la realidad del hombre como si sólo existiera para la vida terrena, que es transitoria. El ser humano para ellos no tiene nada que ver con el Creador ni con su proyecto. Según los no creyentes, el ser humano es producto de una evolución, – que no explican cómo empezó, – pero en la que un ser superior no tuvo nada que ver. Para los creyentes, en cambio, la sociedad se tiene que organizar y debe funcionar de acuerdo con el proyecto de Dios para el hombre. Las ideologías pretenden organizar la sociedad de acuerdo con su pensamiento político. Si Dios no hace parte de ese pensamiento, la sociedad que buscan organizar será sin Dios.

Insistamos en que el mensaje cristiano no se orienta sólo al más allá, sino también a iluminar el mundo terrenal, a construir un Reino de justicia y amor que, si es verdad que llegará a su plenitud en el más allá, empieza a construirse acá, con nuestra colaboración. Cuando los marxistas acusan al cristianismo de ser opio del pueblo, de adormecerlo, porque se orienta hacia la otra vida, se falsea el pensamiento cristiano. Como vimos en el N° 71 del Compendio, citando palabras de Juan Pablo II: no se puede orientar el mensaje cristiano hacia una salvación puramente ultraterrena, incapaz de iluminar su presencia en la tierra.

Las ideologías manipulan en favor de grupos

Cuando Juan Pablo II declara que la D.S.I. no es una ideología, sino que pertenece a la teología, especialmente a la teología moral, nos aclara el panorama. Esa afirmación del Santo Padre nos dice claramente, que la D.S.I pertenece al campo de la fe, porque la teología, como vamos a ver ahora, se mueve en el campo de la fe, utilizando las herramientas que como a seres humanos dotados de inteligencia, Dios nos ha dado. Espero que hoy se nos aclaren mejor esos conceptos.

Recordemos que cuando se presenta una realidad social falseada, porque se interpreta, de modo consciente o inconsciente, acomodándola a un pensamiento político, se manipula a la gente para favorecer los intereses de personas o de grupos, contra el bien común que se debería buscar.

Cuando la fe llega, ¿qué pasa en la persona?

Volvamos a recalcar que la fe no es una ideología, porque no es una falsificación inconsciente ni una falsificación consciente de la realidad. Como ya lo estudiamos, la fe es una experiencia fundamental, que va hasta la raíz de la persona. Es una experiencia radical, en el sentido de una experiencia que invade todo nuestro ser, hasta el fondo, hasta la raíz, mediante la cual adherimos a Dios. La experiencia de la fe es el encuentro con una persona, como nos lo enseña Benedicto XVI.

Cuando recibimos la gracia de la fe, cuando se produce nuestro encuentro con Cristo, tiene que pasar algo en nosotros. Cuando la fe llega al ser humano, no sólo cambia la relación del nuevo creyente con Dios, sino con los demás, a quienes empieza a ver como sus hermanos. Si de verdad nos encontramos con Dios, tiene que cambiar nuestra relación con el mundo, con las demás personas, con el universo. Tenemos que empezar a ver el mundo y a los demás, con los ojos de Dios. Si Dios los ama a ellos, a nosotros no nos pueden ser indiferentes.

A este respecto leímos en la reflexión anterior algunas líneas del Cardenal Ratzinger que vale la pena volver a leer en este momento:

¿qué sucede cuando me hago cristiano, cuando me someto al nombre de Cristo / a quien confieso como hombre determinante, como norma de lo humano?, ¿qué cambio del ser tiene lugar ahí, qué actitud tomo respecto al ser humano?, ¿qué profundidad tiene ese acontecimiento?, ¿qué valor adquiere ahí lo real?[2]

Y decíamos luego de leer esas palabras: entonces, si soy cristiano, con la luz de la fe que he recibido, ¿cómo interpreto la realidad social de nuestro país, y del mundo?

Doctrina Social / Fe y Teología

Y al reflexionar así vemos la importancia de tener claridad sobre la diferencia entre la D.S.I. y las ideologías y, además también vemos la conveniencia de profundizar en el tema de la relación de la fe y la teología con la D.S.I.

Y ahora llegamos a ese punto.

Vamos a entrar en el campo, que no es fácil, de estudiar la relación de la fe y la teología con la D.S.I. Quizás sea más apropiado decir que vamos a estudiar qué tiene que ver la D.S.I con la teología. Juan Pablo II, como vimos, nos enseñó que la D.S.I. pertenece al campo de la teología y sobre todo de la teología moral.

Empecemos por tener claro el concepto de teología. La palabra teología quiere decir Ciencia de Dios, o tratado de Dios.[3] La teología es un área del conocimiento, en la cual el ser humano trata de entender e interpretar, de manera metódica, la verdad de la revelación, en cuanto sus limitaciones se lo permiten. Para entender las verdades de la revelación se vale de los recursos que le ofrece la razón, como su propia capacidad de pensar, y el apoyo de disciplinas como la historia y la filosofía. Claro, que por sus limitaciones humanas, la comprensión de la verdad revelada nunca será completa.

Tratar de entrar en el misterio de Dios

El ser humano se encuentra ante el misterio de Dios y utiliza sus capacidades intelectuales, que son limitadas, como humanas que son, para buscarlo y entenderlo, aunque no lo puede lograr plenamente, porque es imposible comprender del todo el misterio de Dios. [4] De todos modos, ante la maravilla del misterio de Dios, el ser humano quiere conocerlo, hasta donde sea capaz. Claro que, sin fe, no se puede llegar a Dios. El primer requisito es recibir el don de la fe. Allí no se puede llegar sin la intervención de Dios. Por eso tenemos que ser agradecidos por ese don maravilloso y cuidarlo…

Se llama reflexión teológica

También se dice que la teología es la fe reflexiva; es un esfuerzo de la persona humana por penetrar con la razón, en la experiencia y contenidos de la fe. Por eso se habla de la reflexión teológica.

La teología contempla primero a Dios a la luz de la fe revelada, y luego todo lo demás lo contempla a la luz de Dios, porque el teólogo, como creyente, contempla todo el universo a la luz de Dios. El no creyente ve el mundo con ojos de no creyente, hasta donde la luz de la sola razón le permite ver. El creyente contempla el mundo con la razón iluminada por la fe.

De manera que el objeto de la teología es Dios en cuanto nos ha sido revelado y en cuanto es accesible a nuestra razón, y además, también son objeto de la teología todos los seres en cuanto pueden ser vistos a la luz de Dios.

La economía y la política con la óptica teólogica

Esto es muy importante al hablar de la D.S.I., porque, como hemos ido viendo, también se puede tratar temas como la política, la economía, la sociedad, desde la óptica de la teología; es decir, a la luz de la fe, que es lo mismo que interpretar la política, la economía, la sociedad, desde el punto de vista de Dios, como Él nos ha revelado su pensamiento. Todo puede ser visto a la luz de Dios. Hemos visto que la D.S.I. no se inmiscuye en la economía o en la política / desde el punto de vista técnico, sino desde el punto de vista del proyecto divino para el hombre y la sociedad.

El pensamiento teológico afectado por la realidad en que se vive

Hay otro punto muy importante que debemos también tener en cuenta, tratando de la D.S.I.; es que el teólogo es un ser humano concreto, que vive en una época histórica determinada, en un lugar geográfico particular, y su pensamiento está en alguna forma afectado por la realidad social que vive. Uno necesariamente recibe, por lo menos información de lo que sucede a su alrededor, y eso lo afecta en alguna forma. Es cierto que reaccionamos de diversa manera ante lo que vemos, oímos, sufrimos… Esto quiere decir que los temas que estudia el teólogo, el énfasis que hace en unos o en otros, la forma en que los presenta y los destinatarios para quienes escribe o habla varían, y esas circunstancias nos pueden ayudar a explicar su pensamiento, ciertas posiciones y actitudes. Los teólogos son seres humanos como nosotros.

Es bueno tener esto en cuenta, porque así comprendemos por qué, a veces, no compartimos el pensamiento o el modo de expresarlo, de algunos teólogos.

Posiciones ideológicas que se filtran

Más aún, cuando la teología trata lo social, aunque la teología es una ciencia, es manejada por personas que pueden participar de tendencias y posiciones ideológicas que se filtran en su reflexión. Eso quiere decir que no necesariamente, ni siempre, la palabra de todos los teólogos es palabra de Dios. Por eso es tan importante escoger a quién seguimos o qué parte de su pensamiento seguimos. Sabemos que en la Iglesia hay tendencias. Siempre las ha habido.

El teólogo debe ser consciente de que él está limitado por el espacio y el tiempo en que vive. En el libro Fe cristiana y compromiso social, que he citado varias veces, hay una observación muy importante a este respecto. [5] Dice:

…no hay ciencia totalmente ajena a residuos ideológicos. Esto vale también para la teología, aunque no para la fe.

Lo que se pide a la teología / es que tenga conciencia de este hecho y que se pregunte permanentemente. ¿Con qué causa se compromete esta o aquella teología? ¿Qué intereses están subyacentes / consciente o inconscientemente, en esta o aquella elaboración teológica? Un pensamiento crítico / explicita sus intereses ocultos, se da cuenta de sus límites / y está siempre abierto a las exigencias de purificación de los residuos ideológicos / presentes en su elaboración. El problema no es saber si una determinada teología tiene o no dentro de sí algún interés. El problema real es cómo liberarse de él y juzgar los intereses a la luz del Dios revelado en Jesucristo / y codificado en su mensaje evangélico. Todas las teologías deben dejarse juzgar por la palabra de Dios, que no es ideología sino revelación divina, y dejarse confrontar con el Jesús de la historia y de la fe. No todo valía de la misma manera para él; hubo cosas que denunció y cosas que anunció como verdades de su Padre / en función de las cuales soportó persecuciones y hasta muerte.

Estamos tocando un asunto en el que habrá que profundizar, en el momento en que estudiemos el tema de la teología de la liberación.

¿Teología comprometida?

Alguien se puede preguntar si la teología es comprometida. Para responder hay que tener en cuenta de qué compromiso se trata; la teología es siempre comprometida, porque, como nos repetimos permanentemente, la fe no es teoría, la fe tiene que producir en nosotros un cambio, una conversión / y eso supone un compromiso de cambiar nuestro comportamiento y nuestra relación con los demás. Más arriba volvimos a leer las palabras del Cardenal Ratzinger sobre lo que debe pasar en nosotros cuando nos encontramos con Cristo. Volvamos a leerlas:

¿qué sucede cuando me hago cristiano, cuando me someto al nombre de Cristo a quien confieso como hombre determinante, como norma de lo humano?, ¿qué cambio del ser tiene lugar ahí, qué actitud tomo respecto al ser humano?, ¿qué profundidad tiene ese acontecimiento?, ¿qué valor adquiere ahí lo real?

De manera que la teología tiene que estar comprometida, pero lo importante es en qué causas y en qué forma se compromete la teología.[6]

La luz que nos debe guiar para definir las causas y las opciones con las cuales nos comprometamos es la luz de la fe. El tema sobre el Reino de Dios, como lo presentó Jesús en su predicación, nos ofrece los valores que nos deben guiar en nuestra actitud y comportamiento con los pobres, frente a la justicia, frente al cambio social en beneficio de los más necesitados.

Los teólogos se pueden contaminar de ideología, de modo claro y consciente; también de modo inconsciente, con la intención sana de buscar el bien. Por eso es tan importante la pregunta que nos hacían hace un momento: ¿Qué intereses están subyacentes / consciente o inconscientemente, en esta o aquella elaboración teológica?

La teología puede contaminarse de ideología, cuando se presta a ocultar situaciones de pecado, legitima una situación social que margina a millones de personas o promueve un desarrollo desigual creando relaciones de injusticia.[7] También la teología puede dejarse contaminar por la ideología, cuando presenta la reflexión sobre la realidad social de modo no crítico, basado en soluciones ilusorias, mezclando los valores del Evangelio con prácticas antievangélicas, y se deja usar como instrumento, para conseguir fines que no están de acuerdo con las enseñanzas del Evangelio, sino más bien con filosofías no cristianas sobre el ser humano y la sociedad. El teólogo, más bien digamos, los católicos, cuando abordamos el tema social, debemos guiarnos siempre por la luz de la fe que tiene siempre una referencia a lo absoluto, a lo último, a lo definitivamente importante, en cuya comparación todo lo demás es relativo: los intereses, las visiones del mundo y las ideologías.[8]

Nuestro guía tiene que ser el Evangelio, que nos enseña lo que Dios quiere, como nos lo reveló Jesucristo.

Teología Moral

Para clarificar el sentido de nuestro estudio sobre la D.S.I. y su pertenencia a la teología, tengamos presente que en este caso no se trata de estudiar los grandes temas sobre Dios que se estudian por ejemplo en la Teología Dogmática, en la Cristología, en la Eclesiología. En esas ramas de la teología se estudia el tema de Dios, de la Santísima Trinidad, de Jesucristo, de la gracia, del pecado, de la Iglesia, de los sacramentos… Son temas trascendentales en nuestra formación y que encontramos en el Catecismo. Recordemos que como Juan Pablo II nos aclara, la D.S.I. pertenece especialmente a la Teología Moral. Este campo de la teología presenta, de manera sistemática, la reflexión sobre la conducta cristiana a partir de la revelación en la Sagrada Escritura, con la ayuda del razonamiento filosófico, que es la ética, y el apoyo de la experiencia y de las enseñanzas de la Iglesia.[9]

El Dios que se nos da a conocer

Como la teología moral es parte de la teología, – de la ciencia de Dios, – tiene que ver con la revelación. Es que la revelación nos da a conocer a Dios, y allí encontramos que Dios es compasivo y misericordioso, que ama la justicia y abomina la iniquidad, que es sensible al grito del oprimido, y que el culto que quiere / sea expresión de la justicia, de la misericordia y la fidelidad.[10] De manera que el Dios que nos revela la Escritura, el que nos dio a conocer Jesucristo, es un Dios de un profundo sentido social, porque Dios es Amor. No es solamente que Dios nos ame, que en Dios haya amor, sino que ES Amor. De su ser mismo es amar y nosotros fuimos creados a su imagen. Esto necesariamente tiene implicaciones que no podemos esquivar, en nuestra vida de relación con los demás. Esta manera de hacer teología, tiene que incidir necesariamente en la vida de la sociedad. La D.S.I. nos trae la doctrina cristiana al terreno real, nos aterriza el concepto de Dios que se interesa en la vida del ser humano en la tierra y no sólo lo espera cuando llegue a gozar de la eternidad.

Para que no nos quedemos en las nubes, en lo abstracto, y seamos de verdad sensibles a la revelación que nos habla de un Dios misericordioso, que nos interpela, en particular a partir de los pobres y de los oprimidos, la D.S.I. da un paso adelante; nos invita no sólo a reflexionar sobre Dios y Jesucristo, sino que nos plantea la necesidad de reflexionar sobre temas que, aunque no son directamente teológicos, que son temas terrenales, sin embargo, -como todas las cosas, – tienen una conexión con Dios y su proyecto para el ser humano y la sociedad. Por eso la D.S.I. asume en su reflexión temas como los procesos de cambio social, el análisis de los sistemas económicos y políticos, la democracia, la justicia social.

Lo divino de las realidades temporales

¿Es correcto que la D.S.I. se inmiscuya en esos temas? Sí, porque en esas realidades está presente la dimensión de lo divino, facilitan, o al contrario, impiden, que los designios de Dios se hagan realidad. La miseria, por ejemplo, puede ser un enorme obstáculo para que la persona humana, para que las familias, vivan según los planes de Dios. La violencia destruye la relación de amor que debe reinar entre los seres humanos. ¿Cómo construir una sociedad justa y solidaria, si ni siquiera se respeta la vida? El violento destruye en sí mismo la imagen de Dios que es amor y misericordia.

De manera que la fe nos permite descubrir lo divino de las realidades temporales, es decir su relación con Dios, y por eso es posible que desde la fe se hable de lo político y de lo económico. El peligro de este enfoque sobre la teología y las realidades terrenas, puede ser pretender que las Fuentes de la Revelación se refirieran exclusivamente a esas realidades.

La teología, es siempre una reflexión de la Fe. (…) Es respuesta a la Palabra de Dios (…) La teología es siempre una reflexión sobre Dios en sí mismo y acerca de la realidad / en relación con Dios, creador y salvador.[11]

Terminemos hoy con un párrafo muy esclarecedor sobre este punto, del libro Fe cristiana y compromiso social. Dice así:

Es evidente que la experiencia de la fe en la vida, no se refiere a algunos aspectos tomados en forma aislada. Se refiere a la justicia social, con todas las realidades y opciones económicas y políticas que conlleva. Pero se refiere también a la vida íntima de cada uno, al matrimonio y a la familia; se refiere al arte, a la filosofía, al amor, a la vida activa laboral y profesional y también a la vida contemplativa. Reducir esta experiencia (la experiencia de la fe, del encuentro con Cristo), a una de sus formas, por ejemplo a la “política” o a la “justicia social” / con cualquier intento de monopolio / o de primacía de una de ellas en cuanto a “lugar teológico”, sería truncar gravemente la totalidad de la experiencia humana, reveladora de Dios, lo que llevaría, incluso en el campo social y político, a graves reducciones y alteraciones.[12]

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[1] Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 3, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41

[2] Joseph Ratzinger, Introducción al Cristianismo, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005, Pg 79

[3] Teología se origina en las palabras griegas Theos, que significa Dios y Logos, que quiere decir tratado.

[4] Cf A) Gerald O’Collins, S.J., Edgard G. Farrugia, S.J., Diccionario abreviado de teología,, Editorial Verbo Divino. B) Fe cristiana y compromiso social, elementos para una reflexión sobre América Latina a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, editado bajo la dirección y supervisión de los obispos de la Comisión Episcopal del departamento dee Acción Social del CELAM, y redactado por Pierre Bigó, S.J. y Fernando Bastos de Ávila, S.J., 2° edición, Bogotá

[5] Cf Ibidem Fe cristiana y compromiso social, 2.4.2 Ideología, Fe y teología, Pg 167ss

[6] Cf Fe cristiana y compromiso social. Este libro ha sido mi guía para presentar las ideas expuestas sobre ideología, fe y teología. Pg 169s

[7] Ibidem

[8] Ibidem, Pg 168

[9] Cf Gerald O’Collins, S.J., Edgard G. Farrugia, S.J., Diccionario abreviado de teología,, Editorial Verbo Divino

[10] Fe cristiana y compromiso social, Pg 170

[11] Ibidem, Pg 171

[12] Ibidem Pg 172