Reflexión 264 , octubre 24 2013, Quadragesimo anno (V)

 

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 Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente, que es el contenido del último programa de esta serie, transmitido por Radio María de Colombia y preparado por Fernando Díaz del Castillo Z. En la columna de la derecha están las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

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Recordemos la reflexión anterior


En la reflexión anterior continuamos el estudio de la encíclica social Quadragesimo anno, Año cuadragésimo, del papa Pío XI,   en el cuadragésimo aniversario de la publicación de Rerum novarum, de León XIII.

Recordemos brevemente el esquema general de Quadragesimo anno, para que sepamos cómo  es su desarrollo y dónde vamos en nuestro estudio. Vimos que la encíclica está formada por una introducción y tres partes que exponen toda la temática.

Comentamos la Introducción, que se refiere a las reacciones que produjo la Rerum novarum, al alcance de esa encíclica, a la necesidad de una nueva encíclica y a la finalidad que busca.

Repasamos los bienes que se siguieron a la encíclica de León XIII en cuanto a la acción social de la Iglesia, los cambios que se produjeron también en el  estado, la reacción de los trabajadores y de los patronos.

Recorrimos algunas de las aclaraciones y desarrollos de la doctrina económica y social de la Iglesia, después de Rerum novarum y la declaración de Pío XI, del derecho de la Iglesia a pronunciarse en estos asuntos. Es oportuno recordar que la Iglesia tiene razones para hablar de temas que tienen que ver con la sociedad, como la política y la economía, porque aun en nuestros días, algunos quisieran ver a la Iglesia replegada en los templos.

Vimos que los principales puntos que se desarrollan en  Quadragesimo anno son: la propiedad privada, las relaciones entre capital y trabajo para llegar a una justa distribución de la riqueza, la superación del proletariado y el salario justo.

No solo análisis y crítica

Vimos también que Pío XI no quería quedarse en el análisis y la crítica de la situación, sino que su encíclica quería ofrecer alternativas, sugerir o recomendar planes de acción. Pío XI se refiere por eso a la necesidad de restaurar el orden social y qué sería necesario para conseguirlo: reformar las instituciones y enmendar las costumbres. Hicimos énfasis en que según el pensamiento de Pío XI, no solo se requerían reformas de las instituciones sino la necesidad de  reformar las costumbres. Este punto de vista de Pío XI sigue plenamente vigente, pues los cambios en las costumbres políticas y económicas requieren un cambio de actitudes y hablando en lenguaje del evangelio, eso significa que se requiere una permanente conversión. ¿Cómo acabar si no, con la corrupción o con el amor ciego al lucro? ¿Cómo convencer a los dueños del poder y del dinero, de ganar menos para permitir que las riquezas lleguen también a los más pobres?

Esta conversión llevaría a la restauración del orden social. También habría que reformar las instituciones, de manera que  la organización de la sociedad y del estado superen el individualismo. El Papa Pío XI propone las profesiones como alternativa a las clase sociales para vencer la lucha de clases, y a la  justicia social y a la caridad social como motor de la vida económica. Propone la organización corporativa, que reemplazaría a los intereses partidistas. En fin, como solución a los problemas sociales, la encíclica Quadragesimo anno plantea las necesidad de la reforma de las costumbres. Hoy podríamos repetir lo mismo, cuando los técnicos y políticos solo buscan reformas técnicas, manejadas por la política.

 

Luego, como vimos, la Quadragesimo anno se refiere a los intentos que hasta entonces se habían hecho para solucionar el desorden y cómo, ni el sistema predominante, – el capitalismo – ni  tampoco el socialismo, ofrecían una solución a ese desorden.

 

La raíz del problema, dice Pío XI,  está en las pasiones del alma  y por eso el verdadero remedio sólo puede venir de la enmienda de las costumbres y de una racionalización cristiana de la economía basada en dos virtudes: la moderación y la caridad. Los principales protagonistas en este drama mundial son, dice el Papa, los obreros y los patronos cristianos.

 

Aclaramos igualmente en el programa anterior, que la razón para presentar estas enseñanzas sociales de la Iglesia como doctrina, es que se trata de un conjunto estructurado de enseñanzas, que se refieren al pensamiento de la Iglesia sobre la ciencia social y económica y su incidencia en la sociedad. La Iglesia responde así a las necesidades de la sociedad, para orientarse según el bien común.

 

Estas enseñanzas  de la Iglesia en lo social, su doctrina social, constituyen el pensamiento oficial del magisterio de la Iglesia y se deben tener en cuenta como el criterio más seguro para formar nuestra conciencia.

Y no olvidemos, por favor, este pensamiento de Pío XI, que sigue siendo una respuesta válida al interrogante de, cómo remediar la inequidad e injusticia actual en el mundo. Leamos de nuevo ese mensaje de Pío XI: La raíz del problema, dice Pío XI,  está en las pasiones del alma  y por eso el verdadero remedio sólo puede venir de la enmienda de las costumbres y de una racionalización cristiana de la economía basada en dos virtudes: la moderación y la caridad.

¿Qué es eso de racionalización cristiana de la economía?


Racionalización cristiana de la economía. Sí, no hay, o hasta ahora los teóricos de la economía no han propuesto un modelo distinto del capitalismo, que respete la libertad, sea eficiente y eficaz en la producción y distribución de bienes y servicios y que al mismo tiempo sea ecuánime, justo y no convierta al lucro en el único objetivo por encima de las necesidades y derechos de los demás, especialmente de los pobres. Esto se podría conseguir si en el modelo de la economía, además de basarse en lo técnico, sus bases se afincaran en la moderación y la caridad. Así se podría conseguir un desarrollo integral, ecuánime, y no sólo crecimiento económico, en el que los países crecen según las estadísticas, aunque la gente con hambre se siga contando por millones y este sea simplemente un dato más. La tierra puede producir alimentos para todos, pero la economía se maneja de modo egoísta.

Veíamos también que el Papa Pío XI alentó la formación de asociaciones de trabajadores que les dieran fortaleza en la defensa de sus derechos. Por el peligro de que  los sindicatos empezaran a ser manipulados por los políticos, el Papa vio también la necesidad de salvaguardar las necesidades espirituales de esos trabajadores fomentando la creación de asociaciones católicas que además de defender sus derechos, también procuraran dar a sus asociados formación moral, de acuerdo con la DSI.

En su libro Doctrina social de la Iglesia, una aproximación histórica, concluye así el P. Camacho un resumen de la primera parte de la encíclica Quadragesimo anno, de la cual destaca dos puntos:        

Ante todo, la conciencia de que la Iglesia ha desempeñado un papel relevante en la vida social, contribuyendo a desmontar el Estado liberal, en un tiempo en que la sociedad va teniendo ya muchas objeciones contra él. En segundo lugar, y (…) a propósito de la Rerum novarum, la circunstancia de que la mayoría de los avances se han conseguido frente al liberalismo: en concreto, la intervención del Estado en la vida socioeconómica y la multiplicación de las asociaciones.

Una vez más, creo oportuno repetir que no se está hablando del partido liberal colombiano actual, que precisamente ha adoptado  en parte las correcciones que la Quadragesimo anno pedía se hicieran a la ideología capitalista liberal. Yo, y es mi opinión personal, pienso que, sin embargo los partidos políticos colombianos, los dos tradicionales, comparten todavía en parte, la ideología liberal en el manejo de la economía. No importa a qué partido pertenezca el ministro de hacienda, se siguen tomando medidas que favorecen más al capital, en detrimento de los trabajadores.

Se afirma por ejemplo, que las leyes laborales se modifican para crear más puestos de trabajo, que se quitan cargas en impuestos a las empresas porque aumentarán sus plantas de personal, pero en la práctica las cosas no producen esos resultados. Basta recordar una de las últimas medidas sobre aportes al SENA y las Cajas de Compensación Familiar. ¿Cuál es el aumento real, de trabajos formales dignos? Ese deseable resultado solo aparece en las estadísticas oficiales…

Segunda parte de Quadragesimo anno


En la segunda parte de su encíclica Quadragesimo anno, Pío XI trata asuntos muy importantes: la propiedad, el salario, la riqueza, es decir el capital y el trabajo. Se trata pues de la actividad económica, tema esencial en la doctrina social, que los Papas sucesivos irán precisando, de acuerdo con la evolución que con el tiempo va tomando el manejo de la economía, la política y los mercados, en el mundo.

Digamos brevemente algo sobre los papeles de la economía y de la política, en la vida social, para que comprendamos mejor de qué nos habla el Papa Pío XI (Véase, “MORAL SOCIAL, POR Tony Mifsud, S.J., CELAM, Cap. 10).

Cuando se habla de política, se puede uno referir a dos aspectos del manejo de la sociedad: se puede entender la política como el ejercicio del poder, que tendría el respaldo de una teoría del Estado. Es decir, que la idea que se quiere implementar sobre el Estado se basa en una ideología política. De ahí que al ascender al poder un determinado grupo, tratará de organizar el manejo del Estado según esa ideología. Los marxistas, por ejemplo tratarán de utilizar el poder para hacer realidad las teorías marxistas, los amigos del capitalismo liberal basarán su manejo del gobierno siguiendo esas ideas. Por eso para nuestro voto libre debemos tener claridad sobre la clase de sociedad que pretenden los partidos y sus candidatos.

El segundo aspecto con el que tiene que ver la política es la organización de la vida social de las personas. Como grupo humano, la sociedad necesita vivir en paz, necesita la convivencia y eso hace necesaria una organización social. Como los individuos solos, aislados, no podemos conseguir la satisfacción de nuestras necesidades, buscamos organizarnos para entre todos buscar el bien común que ayude a la realización de los individuos, de las familias, de los grupos. Eso lo vemos desde la antigüedad y de eso vemos ejemplos en las juntas de acción comunal, en las mingas de los indígenas, que se unen para realzar obras comunes, necesarias para el desarrollo de una región o comunidad.

Ahora bien, la política, que así entendida, es la organización de la comunidad para obtener mejor el desarrollo, tanto de los individuos como de los grupos, no tiene una manera única de hacerse realidad y de allí que haya diversas propuestas sobre  la forma de organizar a la comunidad y de ejercer la autoridad. La Iglesia por ¿qué debe intervenir en esta organización de la sociedad?

El legado ético y moral de la Iglesia

 

La Iglesia tiene un legado moral, ético y por eso nos puede y conviene que nos oriente desde el punto de vista ético, sobre la autoridad política y la organización de la sociedad. La Iglesia tiene a su cargo la orientación de la humanidad por el camino recto por el que puede conseguir el bien de todos.


De manera que la Iglesia nos enseña que es necesaria una autoridad política, para que la diversidad de pareceres no lleve a la comunidad al caos. Se requiere una autoridad no despótica, que respete la libertad de los individuos y dirija a la comunidad al logro del bien común, actuando con sentido de responsabilidad. Por eso el conjunto de los ciudadanos conforma  una comunidad política, una sociedad, en respuesta a su naturaleza humana. Así somos como seres humanos, que necesitamos de los demás. De manera que si esto es propio del ser humano, quiere decir que Dios nos creó con esta tendencia y nos dio la capacidad de comunicarnos, de relacionarnos. Cómo lo hagamos en la organización de la comunidad, se deja a la libre decisión de los ciudadanos. Sobre este punto, más adelante, el Concilio Vaticano II nos dará más claridad en la Constitución Gaudium et spes, Gozo y esperanza, en el N° 74.

Es interesante leer el capítulo IV, La vida en la comunidad política, de Gaudium et spes. Los temas que desarrolla ese capítulo IV son: La vida pública contemporánea, Naturaleza y fin de la comunidad política, colaboración de todos en la vida pública, La comunidad política y la Iglesia.

Seguramente no todos nuestros políticos católicos conocen la maravillosa doctrina social de la Iglesia. Qué provechoso sería si en su preparación como políticos, se preocuparan por conocer estos sabios documentos. Les iría muy bien en el ejercicio de la política y tomarían decisiones coherentes con lo que dicen creer.

De nuevo, el orgen de la autoridad es Dios

 

A los que ejercen autoridad, la DSI recuerda que la autoridad consiste en la facultad de mandar según la recta razón, de manera que, como dice Juan XXIII en Pacem in terris (47), la “fuerza obligatoria de la autoridad procede del orden moral y tiene a Dios como primer principio y fin último”.

¿Recuerdan ustedes lo que enseñó León XIII sobre el origen de la autoridad? Eso lo estudiamos ya hace algunas semanas, cuando vimos la encíclica Immortale Dei. Si quieren repasar esos programa los encuentran en el blog en internet, en las Reflexiones 253 y siguientes. Allí vemos cómo ya el Papa León XIII nos enseñó que el ser humano está ordenado por la naturaleza a vivir en comunidad política y que la autoridad viene de Dios, a diferencia de la ideología liberal que sostiene que la autoridad viene del pueblo que la transmite por delegación. Mencionamos entonces por qué se quitó de la Constitución aprobada en 1991, la frase “En nombre de Dios suprema autoridad”

En el próximo programa continuaremos algo más con este tema de la autoridad política, sus objetivos, sus límites, la participación en la configuración de la autoridad y continuaremos con el estudio de la encíclica Quadragesimo anno.