Reflexión 162 – ADVIENTO Y NAVIDAD 2009

 

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EL AMOR HECHO CARNE

 

La Navidad tiene mucho qué ver con la D.S.I., porque el fundamento de las enseñanzas sociales de la Iglesia es el amor; Dios que es Amor. Y es que la Navidad es la llegada al mundo, del Amor hecho carne, en la forma de un Niño que, antes de nacer, desde el vientre de su Madre ya comunicaba paz, esperanza y alegría. Recordemos cómo Juan el Bautista saltó de gozo en el vientre de Isabel, su Madre, con la sola presencia de Jesús que, antes de nacer llegó de visita llevado en su seno por María.

Vayamos un momento hasta el primer Adviento, a la época de la Anunciación y preparación para el Nacimiento de Jesús, el Salvador, sin apartarnos de la realidad de nuestro tiempo.

 

ESPERANZA CIERTA Y PACIENCIA

El Adviento es la época de la espera, de una espera impregnada de esperanza. No de una espera en la sombra de la incertidumbre, porque la esperanza cristiana se basa en la certeza de que las promesas de Dios se cumplen. Él nunca falla; eso sí nos pide paciencia. Paciencia tuvieron los profetas que siglos antes anunciaron que el Mesías vendría, paciencia tuvieron Simeón y Ana, que vivieron largos años confiando en que un día, cumplida su ilusión de ver al anunciado Mesías,  podrían irse en paz (Lc 2, 22-38).

También ahora vivimos en Adviento, porque vivimos en la esperanza cierta de que, luego de una espera, más corta que larga, – espera que requiere paciencia, – de la mano de María, con la ayuda de la gracia, nos encontraremos con Jesús que nos hará ver a Dios tal cual es: Amor y gozo sin fin.

 

EL PODER DE LA PACIENCIA Y LA FUERZA QUE COMUNICA LA ESPERANZA

Hemos de vivir nuestro tiempo de espera y tenemos que aceptar que el mundo en que esperamos es un mundo difícil, un mundo de contrastes entre lo que Dios valora y lo valores que el mundo nos quiere vender como entrada a la felicidad. María la Madre de Jesús – y los ancianos Simeón  y Ana – nos enseñan el poder de la paciencia y la fuerza que comunica la esperanza.[1]

Los valores que Jesús nos enseña son los que nos ayudan a permanecer en el camino, con frecuencia difícil, que con seguridad conduce a la  felicidad verdadera.

Sin apartarnos de nuestro tiempo, trasladémonos un momento a la época de María, de José, cuando el anuncio del  Ángel y la llegada de Jesús. Hagamos una composición de lugar.

María recibió la visita del Ángel Gabriel en un país inquieto por el severo dominio de las legiones romanas. De la familia de la Virgen de Nazaret no nos habla la Escritura para presentárnosla como de un grupo social prestigioso en su tiempo. A través del relato evangélico podemos comprender que las familias de María y de José eran de profunda fe, practicantes de la religión judía. El prestigio social no era su característica y sus valores no eran los que el mundo aprecia.

 

DISCERNIR LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS ES SENTIR EN NUESTRA VIDA LA PRESENCIA DE DIOS

Los personajes que aparecen en el Evangelio de la Infancia, son auténticos pobres de Yahvé, los anawim, – como se los suele llamar, – personajes que representan lo más alto de la espiritualidad de Israel, quienes por su comunión con Dios, saben discernir los signos de los tiempos; por eso, esos pobres de espíritu, supieron ver al Salvador bajo las apariencias humildes de un niño. Ante todo la Virgen María, el prototipo de los pobres de Yahvé y José y luego Simeón y Ana, y los pastores de Belén, que no se escandalizaron ante la noticia de que el Mesías había nacido en la pobreza. Podemos decir que, discernir los signos de los tiempos, es sentir en nuestra vida la presencia de Dios, que se deja ver y oír igual en la alegría del arco iris o en medio de la angustia que produce la tormenta.[2]

 

LA FAVORITA DE DIOS

Recordemos cómo aparece María en el Evangelio: no nos la presenta como las reinas terrenas, sin embargo el Ángel la presenta como la favorita de Dios, le dice que se alegre porque está llena de gracia, que el Señor es con Ella; no está sólo temporalmente con ella. Isabel llama a María Bendita entre las mujeres. Dios la llenó de la sabiduría que ha trascedido por los siglos en las palabras del Magnificat: María reconoce con sencillez que el Señor ha puesto los ojos en la humildad de su esclava y en Ella ha hecho maravillas. Nos presenta los valores que Dios tiene en cuenta: la gloria de Dios no resplandece en las riquezas y el lujo, sino en la voz de la esclava, dispuesta a cumplir la voluntad de su Señor. Es María la auténtica pobre de Yahvé que anuncia que Dios desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios…derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes, a los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada  (Lc 1,52).

 

¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?

 

Leamos la escena de la visita de María a Santa Isabel, como la narra San Lucas en el capítulo 1° de su Evangelio. Después del anuncio más grande que se ha producido sobre la tierra, el del Ángel, en Nazaret, y de la aceptación de María de la misión maravillosa para la que Dios la escogió, continúa así su relato el evangelista:

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamando con gran voz, dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”

 

LA SAGRADA FAMILIA DESPLAZADA

 

La Virgen María, que tuvo que dar a luz a Jesús en un pesebre, porque Ella y José no encontraron donde albergarse, y la Sagrada familia,  con Jesús recién nacido, que  más adelante fue desplazada a Egipto, huyendo de Herodes, nos hace pensar en las madres colombianas que han tenido que huir con sus maridos e hijos, dejándolo todo, huyendo de los modernos Herodes: guerrilla, autodefensas ilegales, narcotraficantes. Y nuestra mirada triste encuentra a los lisiados por la minas anti personas, sembradas por los terroristas sin alma ni corazón.

 

MARÍA, CON LA MUJERES DE HOY CLAMA JUSTICIA

 

Y nuestro pensamiento recorre el mundo y encuentra a las  mujeres de Sudán y también de Colombia y otros países, perseguidas y agredidas sexualmente, por quienes utilizan la violación como arma terrorista y de guerra. Como María, estas mujeres de nuestra época moderna  no tienen nada que el mundo valore y también ellas claman justicia.María en el Magnificat recordó la fuerza de Dios que es misericordia y también es justicia: …su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios… Lc 1,49-50)

 

Fernando Díaz del Castillo Z.

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[1] Para algunas de  las consideraciones de hoy me inspiré en Melanie Weldom-Soiset, Advent, Mary and Sudan, publicado en la página WEB de Sojourners: http://blog.sojo.nat-

[2]Este párrafo está tomado del programa del 19 de diciembre de 2008, Reflexión 121