Reflexión 272 Pío XI, Quadragesimo anno (XII) Enero 16 2014

 

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Recordemos dónde dejamos la anterior reflexión

 

Es conveniente que recordemos dónde íbamos en nuestras reflexiones sobre la encíclica social Quadragesimo anno, del Papa Pío XI, porque nuestro programa anterior sobre ese tema fue el 12 de diciembre.

Después de la explicación de lo que Pío XI enseña sobre el salario justo, la encíclica QA expone la necesidad de la restauración del orden social y la reforma de las instituciones. ¿A qué se refiere el Papa cuando menciona la necesidad de restaurar el orden social y a la reforma de las instituciones? El Papa considera en su encíclica que difícilmente se aplicarán sus enseñanzas en la sociedad, como estaba organizada y como funcionaba en ese tiempo. Y es que como hemos afirmado varias veces, para vivir la DSI se necesita un cambio de corazón, se necesita la conversión al Evangelio, es decir una nueva actitud frente a la vida.

La DSI nos pide no apegarnos a lo material, vivir más sobriamente, renunciar a la codicia, no hacer del lucro la única razón de las actividades económicas, amar a los demás, ser sencillos, ayudar a nuestros colaboradores a crecer como personas, junto con nosotros. El Evangelio es exigente.

Por eso Pío XI afirma que la restauración de la sociedad comprende tanto la reforma de las instituciones como la enmienda de las costumbres. Parece referirse, no solo a la reforma de la persona individualmente considerada, sino a la reforma de las instituciones en que se organiza la sociedad. Señala en particular tres reformas de instituciones: la reforma del Estado, de las asociaciones y corporaciones y el modelo del mercado. Es decir habría que reformar el modelo político y el económico, que está basado en el liberalismo económico, es decir en el individualismo, en  palabras sencillas, en el egoísmo. El Papa Pío XI propone en su encíclica QA una reforma de las costumbres basada en la moderación y la caridad. De modo que también se refiere al cambio de las personas.

¿Hablar de virtudes cristianas en nuestros dias?

Repito el siguiente comentario que creo es importante en nuestros días:

Hablar de estos temas en nuestros días escandaliza a más de uno que sueña con tener más y gozar más de la vida. Ese es su ideal y a ese fin dirige sus esfuerzos. Reforma de las instituciones en un país como Colombia, donde entre los ciudadanos, lo general es que manifiesten su poca confianza en el parlamento, en los jueces, en el ejecutivo… Toda esa situación pública nos dice que necesitamos todos una conversión interior profunda, pero en el medio se cierra cada vez más el paso a las verdades de la fe y de las virtudes cristianas que consideran muchos, anticuadas e impracticables en este tiempo. Qué importancia tiene la labor de evangelización de la Iglesia por medio de tantas nuevas formas que agrupan a los fieles para cumplir su misión. Ante las dificultades parece a veces que se predicara en el desierto, pero hay que sembrar que Dios hará fecundas esas semillas.

También reforma de los sindicatos


Entre las asociaciones que necesitaban una reforma, Pío XI pensaba también en los sindicatos. León XIII su antecesor, había defendido el derecho de asociación de los trabajadores en los sindicatos, que eran un arma para defenderse de los abusos que cometían los patronos. Ahora Pío XI observa cómo el comunismo convertía a los sindicatos en un arma para la lucha de clases, que esa ideología defendía como camino necesario para imponerse en el mundo.

Pío XI propone otro tipo de asociaciones, de derecho privado, que se puedan crear libremente y a las que todos puedan vincularse libremente también. En Italia, el gobierno fascista había convertido igualmente esas nuevas asociaciones creadas en vez de los sindicatos, en un instrumento del Estado, igual que los gobiernos comunistas hacían con los sindicatos. Para el gobierno fascista esas asociaciones no eran de libre creación de los ciudadanos, como lo proponía Pío XI, sino que era obligatorio pertenecer a ellas. El fascismo convirtió a la organización corporativa, a la que Papa se refería, en columna vertebral del régimen, en su aliada.  Eso mismo sucedió o pretendió suceder en algunos regímenes de corte fascista en América Latina. Pensemos en el peronismo en Argentina. En Colombia lo intentó el General Rojas Pinilla pero no tuvo éxito. Fundó una central obrera de corta duración.

Ni socialismo ni capitalismo

 

Algo que no podemos dejar de recordar es que Pío XI en QA, cuando propone una reforma de las instituciones, no aboga por unas instituciones socialistas y tampoco capitalistas. Al orden social nuevo no lo identifica con ninguna de esas ideologías. Aclara que el capitalismo no es un sistema inmoral en sí mismo, pero sí los abusos que se cometen en su nombre. Por ejemplo se abusa  cuando se favorece la acumulación del capital y del poder en pocas manos y en consecuencia esas fuerzas, el capital y el poder, dominan el mercado e imponen sus propias leyes que buscan solo el provecho del capital sin tener en cuenta los derechos de los consumidores. Aun hoy, ¿quién impone las leyes del mercado sino los grandes capitales dueños de ese mercado? Pensemos en casos concretos en Colombia: en los altísimos costos de los pasajes aéreos, y en los costos exagerados de los servicios bancarios, para nombrar solo dos bien conocidos.

De la economía capitalista dice QA de Pío XI, en el N° 101:
…que tal economía no es condenable por sí misma. Y realmente no es viciosa por naturaleza, sino que viola el recto orden sólo cuando el capital abusa de los obreros y de la clase proletaria con la finalidad y de tal forma que los negocios e incluso toda la economía se plieguen a su exclusiva voluntad y provecho, sin tener en cuenta para nada ni la dignidad humana de los trabajadores, ni el carácter social de la economía, ni aun siquiera la misma justicia social y bien común.
El Papa hablaba de su época y en lenguaje de su época, de los abusos contra la clase proletaria y los trabajadores. Hoy se puede pensar en el abuso no solo contra los proletarios, sino contra los trabajadores, incluyendo la clase media económica. Yo me pregunto si en el manejo actual de la economía y de los mercados no podemos dudar que tengan mucho en cuenta que la economía debe tener un carácter social, que su principal interés debe ser el bien común y la misma justicia social. 

La evolución del capitalismo

El capitalismo tuvo una evolución hacia un sistema controlado por los grandes centros del poder económico, como fruto de la completa libertad de los competidores, de manera que solo sobreviven los más poderosos, a los que QA en el N° 107 califica como que con frecuencia son los más violentos y más desprovistos de conciencia.  

Voy a leer las palabras de Pío XI que siguen en los números 108 y 109 porque es bueno que tengamos claro que la DSI no es débil en su calificación del capitalismo y del imperialismo que domina la economía internacional. Oigamos:   108. Tal acumulación de riquezas y de poder origina, a su vez, tres tipos de lucha: se lucha en primer lugar por la hegemonía económica; se entabla luego el rudo combate para adueñarse del poder público, para poder abusar de su influencia y autoridad en los conflictos económicos; finalmente, pugnan entre sí los diferentes Estados, ya porque las naciones emplean su fuerza y su política para promover cada cual los intereses económicos de sus súbditos, ya porque tratan de dirimir las controversias políticas surgidas entre las naciones, recurriendo a su poderío y recursos económicos.

109. Ultimas consecuencias del espíritu individualista en economía, venerables hermanos y amados hijos, son esas que vosotros mismos no sólo estáis viendo, sino también padeciendo: la libre concurrencia se ha destruido a sí misma; la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por consiguiente, al deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada ambición de poderío; la economía toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz. 

A esto se añaden los daños gravísimos que han surgido de la deplorable mezcla y confusión entre las atribuciones y cargas del Estado y las de la economía, entre los cuales daños, uno de los más graves, se halla una cierta caída del prestigio del Estado, que, libre de todo interés de partes y atento exclusivamente al bien común a la justicia debería ocupar el elevado puesto de rector y supremo árbitro de las cosas; se hace, por el contrario, esclavo, entregado y vendido a la pasión y a las ambiciones humanas.

Por lo que atañe a las naciones en sus relaciones mutuas, de una misma fuente manan dos ríos diversos: por un lado, el “nacionalismo” o también el “imperialismo económico”; del otro, el no menos funesto y execrable “internacionalismo” o “imperialismo” internacional del dinero, para el cual, donde el bien, allí la patria.

Hasta allí la presentación de Pío XI de las consecuencias de los abusos del capitalismo. Y, si el capitalismo evolucionó hacia modos más individualistas, menos sociales, ¿qué pasó con su contraparte el comunismo? 

Evolución del socialismo

 

La evolución que sufrió el socialismo también la considera Pío XI. La principal transformación de esa ideología consistió en su escisión en dos bloques: uno especialmente violento que optó por el nombre de comunismo y el otro, más moderado, es el que aun hoy se sigue llamando socialismo (Cfr Ildefonso Camacho, Doctrina Social de la Iglesia, una aproximación histórica, Pg 142). 

El Papa Pío XI menciona “las horrendas matanzas” (QA 112) con que  los gobiernos comunistas, en particular el establecido en Rusia,  devastaron inmensas regiones de Europa y de Asia y llama la atención sobre el paralelismo entre el comunismo y el capitalismo. Nota cómo difiere el grado de violencia del comunismo con sus masacres y lo que hoy seguimos experimentando del terrorismo, y la violencia del capitalismo visible en sus injusticias más que en violencia física. 

A la encarnizada lucha de clases del comunismo, que no reparaba en los medios que utilizaba para alcanzar sus fines, se sumaba la abolición total de la propiedad privada y su profundo ateísmo, que convirtió al comunismo en enemigo de Dios y de la Iglesia.  Después de una pausa trataremos sobre la otra rama del  socialismo, el llamado socialismo moderado. 

El socialismo moderado, por no ser violento como el comunismo, tiene cierto atractivo hacia los creyentes, por su aspecto social. Dice el P. Camacho en el libro ya citado, que el socialismo mereció un análisis más detenido y matizado de parte de Pío XI, porque su moderación lo hace más cercano a muchas loables aspiraciones de los católicos. Esta moderación se manifiesta en la ausencia de todo recurso a la violencia (QA 113) – un punto que se va significando como decisivo en el juicio moral de los sistemas económicos y sociales – y en el modo tan suavizado como entiende la lucha de clases (una «honesta discusión») y la abolición de la propiedad (reservando solo ciertos bienes al Estado) (QA 114). Y se pregunta el P. Camacho: ¿No es todo esto no ya lícito para el cristiano, sino perfectamente coherente con el mensaje evangélico? Así lo entiende Pío XI: y por eso añade que no es preciso alistarse en el socialismo para mantener estos ideales. 

Leamos las mismas palabras de la encíclica QA, en los N° 114 y 115, para no malinterpretar a Pío XI en su presentación del socialismo:  

114. La lucha de clases, efectivamente, siempre que se abstenga de enemistades y de odio mutuo, insensiblemente se convierte en una honesta discusión, fundada en el amor a la justicia, que, si no es aquella dichosa paz social que todos anhelamos, puede y debe ser el principio por donde se llegue a la mutua cooperación “profesional”. 

La misma guerra contra la propiedad privada, cada vez más suavizada, se restringe hasta el punto de que, por fin, algunas veces ya no se ataca la posesión en sí de los medios de producción, sino cierto imperio social que contra todo derecho se ha tomado y arrogado la propiedad. 

Ese imperio realmente no es propio de los dueños, sino del poder público. Por este medio puede llegarse insensiblemente a que estos postulados del socialismo moderado no se distingan ya de los anhelos y postulados de aquellos que, fundados en los principios cristianos, tratan de reformar la humana sociedad. 

Con razón, en efecto, se pretende que se reserve a la potestad pública ciertos géneros de bienes que comportan consigo una tal preponderancia, que no pueden dejarse en manos de particulares sin peligro para el Estado. 

115. Estos justos postulados y apetencias de esta índole ya nada tienen contrario a la verdad cristiana ni mucho menos son propios del socialismo. Por lo cual, quienes persiguen sólo esto no tienen por qué afiliarse a este sistema. 

Pareciera que el Papa bendijera el socialismo. ¿Cuál es la realidad. Aclaremos. Al Papa Pío XI le preocupa y se pregunta si  el socialismo y el catolicismo son compatibles, es decir, si un católico puede lícitamente afiliarse al socialismo. Y esto lo zanja en los números siguientes de QA. 

Pío XI sostiene de manera inequívoca la incompatibilidad entre socialismo y cristianismo. Algunos católicos pensaban que sí era lícito pertenecer al socialismo y que la Iglesia debería flexibilizar algunas de sus posturas frente al socialismo y así llegar a un punto de convergencia. En el próximo programa seguiremos tratando este interesante asunto, que necesita aclaración.