Reflexión 244 – Rerum novarum y Carlos Marx

 

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Reflexión 244, Jueves 2 de mayo 2013

 

Usted encuentra en este blog los programas sobre la Doctrina social de la Iglesia que se transmiten por Radio María de Colombia los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes frecuencias en A.M.:     Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.

Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/

Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente, que es el contenido del último programa de esta serie, transmitido por Radio María de Colombia y preparado por Fernando Díaz del Castillo Z. En la columna de la derecha están las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.

Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressio, Deus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.

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Repasemos: capitalismo liberal y socialismo marxista en

la revolución industrial

 

Vamos a continuar hoy el estudio de la DSI. En nuestro estudio, seguimos el libro Compendio de la DSI, preparado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz por encargo del Beato Juan Pablo II. El Compendio de la DSI es una obra que,  junto con la Biblia y el Catecismo nos ofrece una orientación segura en el seguimiento de las enseñanzas de Jesucristo; en este caso, nos enseña sobre cómo vivir  en sociedad de acuerdo con los planes de Dios. Todos los temas importantes sobre la sociedad y sus instituciones están allí, expuestos desde la perspectiva de las enseñanzas de Jesucristo en el Evangelio. Los temas sobre la dignidad de la persona humana, sobre la familia, sobre el valor de la vida, principios, como la verdad, la libertad, la justicia. El Compendio de la DSI es un libro guía que no debería faltar en nuestros hogares.

En la reflexión aterior continuamos la presentación del momento histórico que inspiró al Papa León XIII su encíclica Rerum novarum, con la cual la doctrina social de la Iglesia recibió un nuevo impulso, al presentar al mundo las enseñanzas del Evangelio sobre la dignidad humana y las relaciones de respeto y amor alrededor de los cuales los miembros de la sociedad se deben organizar, como comunidad solidaria.

 

Vimos que ese momento histórico era de cambio, era un cambio de época: estamos en 1891 y el siglo 19 fue el siglo de inventos como el de la bombilla eléctrica y de la locomotora de vapor. Se empezaban a inventar nuevas máquinas, como aplicación de las ciencias a la vida práctica. De los vagones tirados por caballos se pasó entonces al tren y del trabajo artesanal que ejercían personas individuales se pasó al trabajo en fábricas. Hubo en consecuencia un cambio grande en las relaciones sociales: de la relación entre personas individuales, se pasó a una relación de grupos, en los cuales, un grupo, el de los dueños de las máquinas, motivado por la codicia, empezó a utilizar a las personas sin tener en cuenta sus necesidades como seres humanos; ese grupo no tuvo miramientos en el maltrato a los operarios, quienes dependían de ellos para su subsistencia.

 

La vida en sociedad se empezó a regir por el egoísmo; era el propio interés el que alentaba a los patronos a imponer trabajos inhumanos por sus exigencias de horarios, bajos salarios, maltrato que alcanzaba inclusive a los niños. El deseo de producir más para conseguir mayores ganancias fue en muchos su norma de vida.

Estos comportamientos fueron consecuencia del descubrimiento del uso de la riqueza como capaz de producir más riqueza, es decir descubrieron el valor del lucro, y sin tener en cuenta las enseñanzas del Evangelio, las actividades se enfocaron con el objetivo de aumentar las ganancias para invertirlas en actividades que produjeran más ganancias. La norma de vida no fue para muchos el mandamiento nuevo de amor a los demás.

 

Otro asunto de tener en cuenta es que la filosofía que imperaba desde la revolución francesa era la prioridad de la libertad; la libertad es un regalo de Dios, pero para que la usemos para el bien, no una libertad solo para defender los propios intereses. Cuando reinan la codicia y el individualismo, los límites de la libertad no los impone propiamente la generosidad. Se fortaleció en esa época el criterio de ante todo el propio interés; el de primero yo, el de poca o ninguna solidaridad. En ese ambiente la libertad que se predicaba era una libertad sin límites en propio beneficio, aun por encima de los derechos de los demás.

 

Con los ingredientes de ese ambiente se produjo la llamada revolución industrial, llamada revolución porque los adelantos de la ciencia aplicados a la industria cambiaron a la sociedad; y no la cambiaron solo en bien.  Entonces,  ante las arbitrariedades del llamado capitalismo liberal, que se caracterizaba por el dominio del capital, es decir del dinero: capital y libertad, ambos alimentados por el individualismo, empezaron a surgir reacciones en defensa de los trabajadores. Algunos buscaban acercamiento entre las partes para mejorar sus relaciones y eso daría más tarde lugar a promover el trabajo solidario con la formación de cooperativas; otros no creyeron que el remedio podría ser el cambio de comportamiento y resolvieron buscar más bien las causas de las injusticias en las estructuras de la sociedad.

 

Una de esas reacciones fue la del alemán Carlos Marx, quien con su amigo Engels, pusieron los cimientos del llamado socialismo marxista. Más adelante, en la revolución rusa, el socialismo marxista recibió una inyección de radicalismo más violento con Lenin y luego con Stalin.

 

Con la  introducción que he resumido y presentamos en las reflexiones anteriores, estamos más preparados para comprender la encíclica Rerum novarum y las encíclicas que fueron surgiendo en adelante.

 

Además del libro Doctrina Social de la Iglesia, una aproximación histórica, del jesuita español P. Ildefonso Camacho, me he valido de otras publicaciones y entre ellas del manual de la doctrina social de la Iglesia, publicado por la Biblioteca de Autores Cristianos, BAC, Fundación Pablo VI. Vayamos ya a la encíclica.

 

León XIII en la Rerum novarum quiere tratar la cuestión social completa, de manera que resplandezcan los principios que puedan dirimir la contienda que se presentaba entonces. Como pretende presentar la doctrina de la Iglesia, se basa en los principios evangélicos de la verdad, la justicia y el amor. Se considera a esta carta encíclica como la carta magna del pensamiento social católico. Los papas que sucedieron a León XIII, como iremos viendo, han seguido hasta nuestros días, poniendo al día la doctrina social católica, como respuesta al cambiante pensamiento social de nuevos movimientos y de los cambios políticos en la sociedad. 

¿La Doctrina social católica rechaza solo el socialismo marxista?

 

Sería equivocado pensar que la  encíclica Rerum novarum rechazara solo el socialismo; si lo enfrenta directamente, pero también rechaza el liberalismo que tenía mucha responsabilidad en la orientación equivocada de la sociedad.  En el resumen que acabamos de hacer se condensan esas ideas. Si desean pueden con provecho volver a los programas anteriores en que estudiamos ese punto.

 

Del liberalismo económico, la encíclica Rerum novarum critica su concepción de la propiedad, que consideraba un derecho absoluto, desconociendo las obligaciones del propietario, porque como hemos visto, según la DSI, los propietarios son administradores, no dueños absolutos, de los bienes que Dios creó para todos. En esta orientación sobre la propiedad se insistió en ulteriores documentos y fue Pío XII quien aclaró el pensamiento sobre la propiedad  no absoluta, sino dependiente del plan de Dios sobre las cosas que creó para todos.

La encíclica Rerum novarum denunció también la visión simplista que el liberalismo económico tiene del estado, al que reduce su poder cuando se trata de controlar al capital. La Rerum novarum acepta también el derecho natural de asociación, principio importante en la creación de asociaciones de trabajadores y de gremios.

 Como aún pasa, la Rerum novarum considera deplorables, tanto la actitud del socialismo como la del liberalismo frente a la Iglesia.  Esos dos movimientos filosófico-políticos, consideraban a la Iglesia como si se tratara de una fuerza retrógrada. Parece que esas posiciones llevadas al extremo en la revolución francesa no se acabaran de superar. Es que cuando a la persona humana y a instituciones como la familia, no se les reconoce toda su dignidad y sus derechos, la Iglesia, como siempre, sale a la defensa de esos principios fundamentales.

 En Colombia es clara la campaña contra la manifestación de los principios católicos por los fieles laicos que participan en la vida pública y la posición de ciertos grupos políticos ante asuntos tan delicados como la familia y la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

 

Estructura de la encíclica Rerum novarum

 

Esta encíclica está compuesta por una  introducción, y  tres partes. La introducción presenta de manera resumida, la situación en que vivía la clase obrera, consecuencia de la industrialización, y se analiza y rechaza como injusta e inviable, es decir no posible de ejecutar, la solución que propone el socialismo, y se presenta en cambio la solución que propone la doctrina de la Iglesia. La encíclica propone que la situación deplorable de los trabajadores reclama una intervención de la Iglesia y analiza las causas de esa injusta situación.

 

La primera parte de la encíclica se refiere a la solución socialista. Sin embargo, en la presentación de la situación hay una clara crítica a la ideología liberal, a la que, sin nombrarla, se hace responsable de la situación social de la época. Los obreros habían quedado indefensos ante los patronos por la desaparición de las antiguas asociaciones de los artesanos. A esta falta de apoyo de sus organizaciones a los trabajadores, se sumaba el afán desmesurado de ganancias que orientó a las que eran una minoría de patronos,  a explotar a masas grandes de trabajadores.  Esos dos rasgos,  el de los trabajadores indefensos y el afán de ganancias, es decir, el afán de lucro, son rasgos propios del capitalismo liberal. Un tercer factor importante en el deterioro de la sociedad fue el que las instituciones públicas y las leyes, es decir el Estado, se desentendió de la religión. La ideología liberal no solo ignoró a la religión sino que pretendió eliminar la religión de la vida pública y se la privó de su papel de inspiradora de las leyes y de las instituciones.

 

Sin duda quedan no pocos rezagos de esa ideología hoy, cuando se pretende que el papel de la Iglesia está solo en la vida privada y se llega al ridículo de una de las Cortes, que llamó la atención a un funcionario público porque en un escrito había citado la Biblia. Eso no aparece en países adelantados donde es normal que la cabeza del estado invoque a Dios. Vemos más despacio el contenido de la primera parte de la encíclica Rerum novarum.

 

Primera parte: la solución socialista

 

La solución que propone el socialismo consiste en convertir la propiedad privada en propiedad común (RN 2). Dice la encíclica en el N° 2:

 

Para solucionar este mal, los socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos, tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes y administrados por las personas que rigen el municipio o gobiernan la nación.

 

Es fácil ver que esa exposición breve de la solución socialistaalude al carácter revolucionario de ese movimiento (atizando el odio…) pero su rasgo determinante es la abolición de la propiedad privada. El paso de los bienes de los ricos no pasa a los pobres sino a las manos de los gobernantes. De ser propiedad privada pasaría a ser propiedad pública.

 

No especifica la encíclica que los bienes a que se refería originalmente Marx era a los bienes de producción, es decir la maquinaria, porque la situación a la que se había referido León XIII en la introducción era la de la sociedad industrial. No parecía necesario explicar que no se refería a la sociedad agraria, por ejemplo; sin embargo la evolución del socialismo lo llevó a aplicar la abolición de la propiedad también en el campo y en la práctica, en países socialistas como Cuba, se aplicaba a todos los bienes. Solo el año pasado se empezó a permitir la propiedad de pequeños bienes. Antes todo era propiedad del estado.

Veamos la exposición esquemática del P. Ildefonso Camacho sobre los inconvenientes de abolir la propiedad privada ( Pg. 73):

Primer inconveniente: perjudica a los mismos obreros. Ellos aspiran a conseguir su propia propiedad con el fruto de su trabajo, a disponer libremente de su salario que a través del ahorro lo pueden convertir en una propiedad inmueble, si lo desean (RN 3).

Segundo inconveniente: quitar a alguien su propiedad es una injusticia, porque el derecho a ella procede de la naturaleza.

Este argumento se examina primero a partir de la persona. Veamos:

Es connatural  el carácter previsivo del ser humano, a diferencia del animal. El animal se rige por sus instintos solamente y los instintos mueven solo en el momento mismo en que lo impulsa, en cambio la persona humana se puede regir también por la razón y por eso prevé necesidades futuras, se da cuenta de que necesita los bienes no solo para la satisfacción inmediata y le es necesario poseerlos de manera estable (RN 4).

Por razón parecida el ser humano requiere medios para asegurar el porvenir, por eso necesita la tierra con su capacidad permanente de producir. (RN 5)

A dos objeciones se responde en el N° 6: se podría objetar que el Estado se podría encargar de esa previsión para el futuro, y la encíclica responde que ese no es papel del estado, pues la persona humana  es anterior al estado. Hoy podríamos preguntar quién confiaría en que el estado vaya a tener cuidado de él en el futuro y no va a resultar desamparado…

Fernando Díaz del Castillo Z.

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