Reflexión 293 San Juan XXIII Doctrina Social Julio 17 2014

El ser humano no tiene solo intereses individuales sino intereses comunitarios

 

Estamos estudiando la encíclica Madre y maestra, Mater et magistra, del papa San Juan XXIII. En el programa pasado terminamos la explicación sobre el término socialización, el verbo socializar, que se utiliza mucho hoy y que en el contexto de la DSI no significa aplicar a un proceso la ideología socialista sino asociarnos libre, espontáneamente, insertarnos en la comunidad como miembros suyos, conscientes de nuestra mutua dependencia y de la conveniencia de asociarnos para buscar juntos el bien común. Vimos que la encíclica Madre y maestra, Mater et magistra, defiende al ser humano libre y autónomo, que al mismo tiempo es consciente de su pertenencia a una comunidad, y que no tiene solo intereses individuales sino intereses comunitarios en cuyo progreso debe participar espontánea y libremente.

La encíclica Mater et magistra se refiere también al tema importante del bien común. En una sociedad, pluralista y de permanente evolución como la que tocó a San Juan XXIII después de la segunda guerra mundial y que continúa en nuestros días, este modelo de socialización, en el sentido explicado, es perfectamente coherente con la orientación de la DSI en los papas anteriores.

 

El trabajo, estructuras económicas, propiedad

Comenzamos ahora el desarrollo de nuevos temas en Mater et magistra, Madre y maestra: del N° 68 al 81 trata sobre el trabajo, del 82 al 103, sobre las estructuras económicas y finalmente del 104 al 121 sobre la propiedad. Los tres temas se refieren a la actividad económica que presentaban, en particular los países económicamente más desarrollados. Iniciemos pues el tema del trabajo que comienza con la situación que era actual en ese momento y lo sigue siendo hoy, el de su baja remuneración.

Leamos los números 68 y 69 de Mater et magistra:

  1. Una profunda amargura embarga nuestro espíritu ante el espectáculo inmensamente doloroso de innumerables trabajadores de muchas naciones y de continentes enteros a los que se remunera con salario tan bajo, que quedan sometidos ellos y sus familias a condiciones de vida totalmente infrahumana. Hay que atribuir esta lamentable situación al hecho de que, en aquellas naciones y en aquellos continentes, el proceso de la industrialización está en sus comienzos o se halla todavía en fase no suficientemente desarrollada.

  2. En algunas de estas naciones, sin embargo, frente a la extrema pobreza de la mayoría, la abundancia y el lujo desenfrenado de unos pocos contrastan de manera abierta e insolente con la situación de los necesitados; en otras se grava a la actual generación con cargas excesivas para aumentar la productividad de la economía nacional, de acuerdo con ritmos acelerados que sobrepasan por entero los límites que la justicia y la equidad imponen; finalmente, en otras naciones un elevado tanto por ciento de la renta nacional se gasta en robustecer más de lo justo el prestigio nacional o se destinan presupuestos enormes a la carrera de armamentos.

El papa Juan XXIII denuncia el hecho de los bajos salarios en los países menos desarrollados y no justifica esos salarios bajos porque el proceso de industrialización esté en sus comienzos, porque en el número siguiente, el 70, denuncia la abundancia y el lujo desenfrenado de unos pocos que dice: contrastan de manera abierta e insolente con la situación de los necesitados.

De manera que lo que aparece patente es la codicia, la ambición de los más poderosos que no permiten una equitativa distribución del ingreso y de las cargas, como lo dirá en los números siguientes. También se denuncia la distribución de los presupuestos nacionales, que dedican más dinero a robustecer el prestigio nacional y a las armas que a satisfacer las necesidades de desarrollo de la gente.

Estas denuncias se deben tener en cuenta también en nuestros días. Es que no estamos muy lejos de la época de San Juan XXIII y nuestros países en vías de desarrollo no hemos progresado como deberían. ¿Qué se buscó en el Brasil con la organización del mundial de fútbol? ¿Prestigio, desarrollo integral? Parece que las protestas antes de que comenzara el mundial indicarían que el pueblo brasileño no veía con buenos ojos los gastos inmensos para la construcción de estadios. Y creo que en Colombia tenemos que tener claridad sobre el asunto, porque he escuchado a algunos periodistas deportivos que defienden que Colombia estaría preparada para realizar un mundial. ¿Preparada, con media Colombia descuidada por años en infraestructura? ¿Por qué las protestas de los campesinos ante el descuido del campo? ¿Qué decir de la poca calidad de la educación y de la mala atención en salud? ¿Cómo calificar la inequidad y la corrupción?

 

Inequidad en los salarios

En el N° 70, Mater et magistra dice:

  1. Hay que añadir a esto que en las naciones económicas más desarrolladas no raras veces se observa el contraste de que mientras se fijan retribuciones altas, e incluso altísimas, por prestaciones de poca importancia o de valor discutible, al trabajo, en cambio, asiduo y provechoso de categorías enteras de ciudadanos honrados y diligentes se le retribuye con salarios demasiado bajos, insuficientes para las necesidades de la vida, o, en todo caso, inferiores a lo que la justicia exige, si se tienen en la debida cuenta su contribución al bien de la comunidad, a las ganancias de la empresa en que trabajan y a la renta total del país.

El papa denuncia allí las injusticias en la remuneración del trabajo, no solo en los países menos industrializados sino también en los países más avanzados económicamente. Observemos que Juan XXIII sostiene que en esos países se fijan retribuciones altísimas a los salarios de trabajos que no las merecen; en cambio se retribuye a ciudadanos honrados y diligentes con salarios demasiado bajos que desempeñan trabajos provechosos. Es decir que el papa critica criterios según los cuales se fijan los salarios. Ya papas anteriores habían sostenido la doctrina de que el trabajo no es una mercancía común y corriente a la que no se debe asignar su valor por la ley del mercado, la ley de la oferta y la demanda, ni está bien dejar su definición simplemente al arbitrio de los poderosos.

Criterios para fijar el salario

 

En Mater et magistra se enuncia una condición mínima y cuatro criterios para determinar el salario. Luego se desarrollan ampliamente. Leamos el N° 71:

  1. En esta materia, juzgamos deber nuestro advertir una vez más que, así como no es lícito abandonar completamente la determinación del salario a la libre competencia del mercado, así tampoco es lícito que su fijación quede al arbitrio de los poderosos, sino que en esta materia deben guardarse a toda costa las normas de la justicia y de la equidad.

Esto exige que los trabajadores cobren un salario cuyo importe les permita mantener un nivel de vida verdaderamente humano y hacer frente con dignidad a sus obligaciones familiares. Pero es necesario, además, que al determinar la remuneración justa del trabajo se tengan en cuenta los siguientes puntos: primero, la efectiva aportación de cada trabajador a la producción económica; segundo, la situación financiera de la empresa en que se trabaja; tercero, las exigencias del bien común de la respectiva comunidad política, principalmente en orden a obtener el máximo empleo de la mano de obra en toda la nación; y, por último, las exigencias del bien común universal, o sea de las comunidades internacionales, diferentes entre sí en cuanto a su extensión y a los recursos naturales de que disponen.

Vemos que el papa Juan XXIII habla de un salario que permita al trabajador mantener un nivel de vida verdaderamente humano y hacer frente con dignidad a sus obligaciones familiares. No se pide que el salario les permita subsistir sino que les permita vivir una vida digna y es clara la mención del salario que debe atender las necesidades de la familia y no solo del trabajador cuando añade que el trabajador debe hacer frente con dignidad a sus obligaciones familiares.

Al enunciar las condiciones que se deben tener en cuenta para determinar el salario, además de la condición general de que debe ser un salario que permita llevar al trabajador una vida digna y que debe aportar a su familia, el papa Juan XXIII es realista; tiene en cuenta las dificultades que puede tener el patrono para cumplir con esas cuatro condiciones particulares, por las condiciones de la empresa o del medio.

El primer punto que se debe tener en cuenta para fijar el salario es la efectiva aportación de cada trabajador a la producción económica. De manera que se debe tener en cuenta la contribución del trabajador; no es necesario que todos tengan el mismo salario; depende de su aporte. En esta distinción tiene lugar lo que en las empresas se llama valoración de cargos y evaluación del desempeño. En la valoración de cargos se define la importancia del cargo de acuerdo con lo que aporte a los objetivos de la empresa. El criterio recto de quienes definen la importancia de los cargos es en esto definitivo. Es muy común que se consideren más importantes los cargos que tienen que ver con la producción de dinero para la empresa y se minusvaloren los cargos administrativos como son los de administración de personal, el financiero y el operativo.

Los que desempeñamos cargos en esos campos, especialmente en administración de personal, sabemos cuánto influye el trato humano y motivador en el clima de la empresa, ese trato que invita al sentido de pertenencia y al esfuerzo en el trabajo. De modo parecido, no es menor el aporte de los empleados de lo administrativo para tener éxito, lo mismo de quienes elaboran los productos o los servicios que el personal en contacto con los clientes vende; pero a veces solo a lo último se le da especial valor, y es que el dinero que entra es más visible y por eso se valora más a los que llevan los pedidos y los cheques que a toda la cadena humana.

La evaluación del desempeño por otra parte, depende del jefe, quien, en reunión con cada uno de los trabajadores que dependen de su supervisión, les informa de sus expectativas sobre su desempeño, el aporte que espera de ellos y cómo piensa que cumplieron con el trabajo en el período que se evalúa. En esa clase de evaluación juegan un papel muy importante, la objetividad del jefe, su capacidad de liderazgo con su consiguiente habilidad de comunicación y de motivación.

 

Una administración de personal humana, justa, con habilidades para motivar

 

Como vemos, lo que plantea Juan XXIII supone una administración de personal humana, justa, con habilidades para motivar y con jefes conocedores de su funciones.

El segundo punto que presenta Juan XXIII para determinar el salario es la situación financiera de la empresa en que se trabaja. Este punto requiere también patronos objetivos, honestos, justos, de mente clara, y exige tener en cuenta casos particulares. Líderes objetivos para ver y presentar la situación real de la empresa y no valerse de una mala situación pasajera y solucionable, para aprovechar la situación desventajosa de los trabajadores frente a sus decisiones. Recuerdo de una empresa en la que los trabajadores estuvieron de acuerdo en aceptar no recibir aumento salarial un año, para ayudar a sacarla adelante. El clima y la cercanía de los jefes con sus trabajadores tenía que ser muy bueno en esa compañía.

En el tercer punto señalado por Mater et magistra, se refiere a las exigencias del bien común de la respectiva comunidad política, principalmente en orden a obtener el máximo empleo de la mano de obra en toda la nación. Si las empresas, favorecidas por las decisiones del gobierno, también obran para facilitar el logro del bien común, este punto es válido. Me parece que la experiencia en nuestro país ha sido negativa, pues con la excusa de que al quitar a las empresas parte de las cargas laborales, éstas van a crear más puestos de trabajo, no ha habido respuesta justa de parte de las empresas.

Por ejemplo, en Colombia se modificó el horario de trabajo nocturno pasándolo de las 6 de la tarde a las 10 de la noche. Se disminuyó así el salario de los trabajadores en horarios nocturnos. Se disminuyó también a las empresas la carga en las prestaciones sociales y no ha habido una congruente respuesta en aumento de puestos de trabajo. Las empresas aprovechan esas ventajas solo a favor de los propietarios.

Finalmente, Mater et magistra propone que se tengan en cuenta para determinar el salario, las exigencias del bien común universal, o sea de las comunidades internacionales, diferentes entre sí en cuanto a su extensión y a los recursos naturales de que disponen.

Sí, en los países en vías de desarrollo no podemos esperar que nuestros trabajadores ganen los mismos salarios que devengan en los países económicamente desarrollados. Cuando los equiparemos en desarrollo eso será posible.

Una reflexión sobre esos principios nos permite comprender que definir el salario justo no es algo tan sencillo que nos baste mirar un solo caso. Fijar los salarios de manera general es algo tan importante en el conjunto de la vida económica de un país, que es necesario examinar factores como la empresa misma, la economía nacional e incluso se debe tener en cuenta la economía global.

 

Distribución del ingreso

 

Otro asunto se añade a los ya señalados, que hace este un tema que pareciera necesitar de la ayuda de especialistas: es el de la distribución del ingreso en la población. La cuantía del salario no se puede definir sin tener en cuenta los salarios de los demás que trabajan en otras áreas y el ingreso que obtienen los dueños del capital. No se les puede pedir que paguen salarios mayores del ingreso que ellos reciben del negocio, porque la fuente de trabajo se secaría… Por otra parte, se pueden presentar grandes distorsiones por los altos salarios de determinados ejecutivos o de ciertos oficios y profesiones. Pensemos en los salarios de que se habla de los vinculados a ciertos deportes, tanto los atletas mismos como de comentaristas de los medios y dirigentes, lo mismo que los salarios de artistas, hasta de cuenta chistes.

Moral del desarrollo

 

En el N° 73 de Mater et magistra, Juan XXIII nos da un enfoque interesante de la moral del desarrollo. Leamos los números 72 y 73:72.Es evidente que los criterios expuestos tienen un valor permanente y universal; pero su grado de aplicación a las situaciones concretas no puede determinarse si no se atiende como es debido a la riqueza disponible; riqueza que, en cantidad y calidad, puede variar, y de hecho varía, de nación a nación y, dentro de una misma nación, de un tiempo a otro.

Dado que en nuestra época las economías nacionales evolucionan rápidamente, y con ritmo aún más acentuado después de la segunda guerra mundial, consideramos oportuno llamar la atención de todos sobre un precepto gravísimo de la justicia social, a saber: que el desarrollo económico y el progreso social deben ir juntos y acomodarse mutuamente, de forma que todas las categorías sociales tengan participación adecuada en el aumento de la riqueza de la nación.

En orden a lo cual hay que vigilar y procurar, por todos los medios posibles, que las discrepancias que existen entre las clases sociales por la desigualdad de la riqueza no aumenten, sino que, por el contrario, se atenúen lo más posible.