¿Qué encuentra usted aquí?
Usted encuentra en este blog los programas sobre la Doctrina social de la Iglesia que se transmiten por Radio María de Colombia los jueves a las 9:00 a.m., hora de Colombia, en las siguientes frecuencias en A.M.: Bogotá: 1220; Barranquilla: 1580; Cali: 1260; Manizales: 1500; Medellín: 1320; Turbo: 1460; Urrao: 1450.
Por internet, también en vivo, en http://www.radiomariacol.org/
Al abrir este “blog” encuentra la reflexión más reciente, que es el contenido del último programa de esta serie, transmitido por Radio María de Colombia y preparado por Fernando Díaz del Castillo Z. En la columna de la derecha están las Reflexiones anteriores que siguen la numeración del libro “Compendio de la D.S.I.” Con un clic usted elige.
Utilice los Enlaces a documentos muy importantes como la Sagrada Biblia, el Compendio de la Doctrina Social, el Catecismo y su Compendio, documentos del Magisterio de la Iglesia tales como la Constitución Gaudium et Spes, algunas encíclicas como: Populorum progressio, Deus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate, agencias de noticias y publicaciones católicas. Vea la lista en Enlaces.
=================================================================
¿Por qué tratar estos temas de historia?
En la reflexión anterior comenzamos el estudio de la encíclica Quadragesimo anno, Año cuadragésimo, del papa Pío XI, a los cuarenta años de publicación de la Rerum novarum, de León XIII.
Como introducción a la Quadragesimo anno, comenzamos una presentación de las circunstancias históricas en que Pío XI entregó a la iglesia ese importante documento. Las encíclicas responden con las enseñanzas del evangelio, a la satisfacción de necesidades que se manifiestan en el mundo. Así como León XIII apoyó las denuncias de los trabajadores maltratados en la era industrial, Pío XI debía detectar la evolución del capitalismo y del socialismo que surgió como reacción al comportamiento del capitalismo liberal naciente y manifestarse frente a esos sucesos. ¿Qué sucedía en 1931, año de publicación de Quadragesimo anno, diferente a los sucesos que inspiraron la Rerum novarum en 1891?
Vimos que en 1931 había disminuido en intensidad la lucha de clases que se exacerbó con la revolución rusa encabezada por Lenin en 1917, aunque no había desparecido. La revolución comunista, llamada la revolución de octubre, tuvo una rápida expansión que suelen comparar con las conquistas del islam en su primer siglo de existencia. Solo 30 años después de la revolución de Lenin, un tercio de la humanidad era gobernado por regímenes que seguían el modelo comunista (Cfr Eric Hobsbawn, Historia del Siglo XX, Pg 63). Es que Lenin y sus compañeros de ideología no pensaron en la revolución de octubre solo como una revolución rusa sino como el comienzo de una revolución mundial que llevaría al sistema comunista a sustituir al capitalismo. Para 1931, por lo menos la lucha de clases no era tan a muerte como durante la revolución, pero la sociedad sufría además algo peor, junto con la expansión del comunismo: su desintegración, como veremos que lo expone el Papa en la encíclica.
La ebullición en el mundo continuaría hasta explotar la segunda guerra mundial en 1939. Esta guerra se puede considerar, no como el resultado de una confrontación entre estados sino como una guerra ideológica internacional, por eso se aliaron países contra la dictadura del nacional-socialismo, el nazismo,- que buscaba un dominio universal (Hobsbawn, Pg, 150) con la toma del poder por Hitler en Alemania en 1933. Pío XI sin duda sufrió al ver cómo se incubaba esa terrible guerra durante su pontificado, guerra que no logró evitar.
La valiente encíclica a la Iglesia de Alemania
En Alemania tenía la Iglesia un inmejorable nuncio, monseñor Eugenio Pacelli, quien luego sería cardenal secretario de estado y sucesor de Pío XI, con el nombre de Pío XII. Al aporte de Pacelli se atribuye esa magistral carta pastoral de Pío XI a los fieles de Alemania, en plena persecución nazi. Lograron el Papa y el nuncio Pacelli, hacer llegar la carta encíclica Mit Brenender Sorge, Con viva preocupación, del papa a la Iglesia en Alemania y que se leyera el mismo domingo en todas parroquias, sin que la Gestapo lograra detectarla para impedir su difusión (Véase el texto de la encíclica entre los enlaces de este blog) .
Para comprender el tenor de esa carta a los obispos y fieles alemanes leamos solo unas líneas. Dice en el N° 8 sobre el fin de su misiva:
Como vosotros nos visitasteis amablemente durante nuestra enfermedad, así ahora nos dirigimos a vosotros, y por vuestro conducto, a los fieles católicos de Alemania, los cuales, como todos los hijos que sufren y son perseguidos, están muy cerca del corazón del Padre común. En esta hora en que su fe está siendo probada, como oro de ley, en el fuego de la tribulación y de la persecución, insidiosa o manifiesta, y en que están rodeados por mil formas de una opresión organizada de la libertad religiosa, viviendo angustiados por la imposibilidad de tener noticias fidedignas y de poder defenderse con medios normales, tienen un doble derecho a una palabra de verdad y de estímulo moral por parte de Aquel a cuyo primer predecesor dirigió el Salvador aquella palabra llena de significado: Yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos (Lc 22,32).
Pío XI
Mientras el comunismo crecía, ¿que pasaba con el capitalismo liberal?
Para comprender la encíclica Quadragesimo anno, no es suficiente pensar en la revolución comunista y en las circunstancias en que se fue incubando la segunda guerra mundial; es necesario mirar lo que había pasado con el capitalismo liberal que había empezado su desarrollo con el crecimiento de la industria, en Inglaterra. Veremos luego también algo sobre lo que sucedió con el fascismo en Italia y con el nacional-socialismo, en Alemania.
Habíamos mencionado la semana pasada que el capitalismo liberal mostró inicialmente un desarrollo rápido, basado en el acelerado crecimiento económico, pero mostró pronto sus propias contradicciones. Basado en sus ideas de una libertad absoluta, originadas en la revolución francesa, esa libertad, en la práctica se aplicó en sus leyes a los dueños del capital, en los cuales se confió que estarían en condiciones de controlarse a sí mismos y por eso les dio independencia completa en el manejo de la economía y de los mercados. Según la ideología capitalista liberal, el estado no debía poner obstáculos a las leyes de la oferta y la demanda. Eso ha llevado a descalabros como la crisis financiera mundial, especialmente grave en los EE.UU. y Europa. Ya mencionamos cómo esta manera de pensar se sigue aplicando en nuestro sistema especialmente con los bancos y el manejo de las relaciones laborales.
La libertad en el manejo de los negocios se aplicó y se aplica unilateralmente para favorecer a los más fuertes, sean individuos, gremios o naciones y por eso ellos salen siempre favorecidos en los contratos de trabajo y en los tratados de comercio. Es la ley del más fuerte la que manda, si se siguen las reglas del mercado como se conciben a favor de los fuertes y con detrimento de los más débiles.
Como era lógico, los más débiles no podían defender individualmente sus intereses; de allí surgió la necesidad de asociarse para defenderse y en consecuencia no solo surgieron las asociaciones de trabajadores sino también las de los patronos.
Esos desarrollos eran en detrimento del capitalismo liberal, que se basaba sobre todo en la libertad de mercados. Y han tenido los estados que seguir creando normas para controlar los abusos. Como vemos, si se siguiera la norma de la absoluta libertad de mercados, sería lícito, por ejemplo, el convenio entre industrias para repartirse el mercado e impedir la entrada de nuevos competidores, pero eso lo han tenido que prohibir. Es lo que llaman los carteles. En estos días se habla de la ilegalidad de tres cementeras en Colombia, que se pusieron de acuerdo en rebajar los precios del saco de cemento para quebrar a una firma nueva y cuando esa firma se vio obligada a vender su negocio a los dominantes, éstos subieron los precios de manera escandalosa.
El P. Camacho en el libro ya mencionado Doctrina Social de la Iglesia, una aproximación histórica, afirma que además de las contradicciones mencionadas del sistema capitalista liberal, la libertad que se confiaba a los empresarios acabó volviéndose contra ellos mismos y
Aunque el Estado asumiría pronto la función de combatir la competencia desleal, unas veces burlando su normativa legal y otras como libre juego del mercado, se produjeron grandes diferencias entre las empresas: mientras unas crecían en volumen y en poder sobre el control del mercado, otras se veían en condiciones cada vez más precarias, hasta desaparecer o quedar a merced de las grandes. De nuevo aquí el modelo teórico de mercado quedaba negado por la concentración del poder empresarial y la falta de una real libertad de actuación.
Y así fueron las consecuencias…
No resisto citar la explicación del mismo P. Camacho sobre las consecuencias de esta mal entendida libertad de las empresas, porque vemos que ha seguido sucediendo y que una crisis financiera sigue a otra porque no se da el paso de pensar en un nuevo modelo económico luego del fracaso del comunismo y del capitalismo, como se sigue manejando. Dice el P. Camacho en la página 117 y siguiente:
La consecuencia de este deterioro en los mecanismos de funcionamiento son las crisis económicas, cada vez más frecuentes y sobre todo más agudas. El sistema pierde su capacidad de mantener el equilibrio mediante la corrección automática de las situaciones de desequilibrio transitorio. Y es que ha dejado de funcionar el instrumento encargado de estas correcciones: la absoluta libertad de los individuos dispersos y la imposibilidad de que las decisiones de algunos de ellos condicionen las de los demás. El sistema económico ha dejado de responder al modelo de competencia perfecta.
Nos dice el P. Camacho que los autores clásicos de la teoría capitalista liberal concebían que existiría una multitud de productores y consumidores autónomos que podrían obrar libremente, pero sucedió en cambio, y sigue sucediendo, que el mercado lo dominan grandes unidades de producción, grandes empresas productoras y podemos añadir, gigantes distribuidores, por ejemplo las grandes superficies que sustituyen a las tiendas tradicionales, y entre ellos manejan precios y distribución. Los consumidores encontramos lo que ellos quieren y a los precios que ellos fijan. La concentración de fuerzas es cada vez más evidente y esto se ve también en el origen de las importaciones. ¿No es de países asiáticos de donde nos llega casi todo lo importado? Y esos países no son modelo de justicia social. China es una país comunista y capitalista al mismo tiempo; comunista en el manejo dictatorial de su política y capitalista en el manejo de la economía.
Las sucesivas crisis económicas
Sigamos con el análisis del economista y experto en Doctrina Social el P. Camacho. A continuación él nos comenta las crisis económicas que sucedieron en la época de la encíclica Quadragesimo anno.
Todo esto explica que el sistema encuentre cada vez más dificultades para superar los períodos de fuertes crisis, cuando los precios se hunden, muchas empresas quiebran y el paro (es decir el desempleo) se generaliza. La miseria afecta con más intensidad a las clases más indefensas, entre las que se generaliza el malestar social, amenazado con derrumbar todo el orden vigente.
Naturalmente el P. Camacho no estaba pensando en lo que empezamos ya a ver en Colombia. No podía conocer la crisis que hoy agobia al campo de nuestro país, situación que se trató de desconocer por las autoridades hasta que fue demasiado evidente. Sin embargo según el DANE en su último informe sobre la economía en el segundo trimestre de este año 2013, el sector más dinámico fue el constituido por la agricultura, la ganadería, la caza, silvicultura y pesca. Esa fue la conclusión de ese departamento encargado de las estadísticas, también había afirmado que en el campo aumenta el empleo y el gobierno se declara satisfecho. ¿Es esa la realidad, o hay miopía…
Esa declaración sobre el progreso del campo mientras allí se gestaba un movimiento nacional de protesta, por el abandono en que se encontraba, me recordó una experiencia personal: hace ya bastantes años, cuando viajé a estudiar, al día siguiente de mi llegada a Chicago, cayó una nevada tal que paralizó a esa ciudad por quince días. Esa tormenta no la habían anunciado los encargados de predecir el estado del tiempo y recuerdo un comentario irónico de un hombre de la TV. Dijo que lo que no habían hecho los meteorólogos y les hubiera bastado para cumplir bien su tarea, era mirar por la ventana. Quizás al DANE le falta asomarse más al campo.
Y llegó el “crack” de 1929
Volviendo al comentario sobre las consecuencias de la libertad sin controles para respetar la ley de la oferta y la demanda, el P. Camacho comenta sobre la peor crisis, que fue la de 1929. Dice así:
De todas las crisis, la más espectacular fue la que estalló en 1929. La alarma se produjo con el «crack»de la bolsa neyorquina (el día 19 de octubre). Entre mayo de 1930 y la primavera de 1932 se asistió a un hundimiento general de los precios, disminución de la producción y aumento del paro (es decir del desempleo), que alcanzó la cifra de 12 millones en Estados Unidos y 5,5 millones en Alemania.
La situación del mundo occidental entre las dos guerras mundiales, la que tocó a Pío XI, fue grave por la crisis económica que se extendió rápidamente con los consiguientes sufrimientos por falta de alimentación y de trabajo. Es interesante escuchar la voz del conocido historiador marxista Eric Hobsbawm, en su libro Historia del Siglo XX, en el capítulo que titula El abismo económico, sobre este período. Oigamos:
…si no se hubiera producido la crisis económica, no habría existido Hitler y, casi con toda seguridad, tampoco Roosevelt. Además, difícilmente el sistema soviético habría sido considerado como un antagonista económico del capitalismo mundial y una alternativa al mismo. La consecuencias de la crisis económica en el mundo no europeo, o no occidental, …fueron verdaderamente dramáticas. Por decirlo en pocas palabras, el mundo en la segunda mitad del siglo XX es incomprensible sin entender el impacto de esta catástrofe económica.
(…) la primera guerra mundial fue seguida de un derrumbamiento de carácter planetario, al menos en aquellos lugares en los que los hombres y mujeres participaban en un tipo de transacciones comerciales de carácter impersonal (…) los Estados Unidos no solo no quedaron a salvo de las convulsiones que sufrían otros continentes menos afortunados, sino que fueron el epicentro del mayor terremoto mundial que ha sido medido nunca en la escala de Richter de los historiadores de la economía: la Gran Depresión que se registró entre las dos guerras mundiales. En otras palabras, la economía capitalista mundial pareció derrumbarse en el período entreguerras y nadie sabía cómo recuperarse.
Dejemos aquí hoy, dejando claro que a Pío XI le tocó un período tremendamente difícil y cuando se produjo la Quadragesimo anno, en 1931, la crisis llevaba 2 años y el mundo bullía…faltaba mucho todavía y esa situación le habría de tocar a Pío XII.