REFLEXIÓN 199- Especial Navidad 2010

Diciembre 23 de 2010

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ALEGRÉMONOS, QUE ES NAVIDAD

Hoy dedicaremos esta reflexión a la Navidad. No nos apartamos del tema de la Doctrina Social, porque el nacimiento de Jesús es una demostración inigualable de la entrega por  amor a los demás; no solo de palabra, sino de palabra y en verdad. La Doctrina SociaI de la Iglesia nos pide que siempre tratemos a los demás como a hermanos y  si algo hace falta al mundo para que se desarrolle de manera integral, con justicia social, es la fraternidad, la relación de amor entre los pueblos y entre cada ser humano y sus prójimos. Dios, al encarnarse en el vientre de María, se hizo hermano nuestro. Vamos a pensar en lo que la Navidad significa para el mundo cristiano y dejémonos contagiar de la alegría navideña.

 ¿POR QUÉ LOS CRISTIANOS CELEBRAMOS  CON TANTA ALEGRÍA LA NAVIDAD?

Hace ya varios años, una oyente no católica llamó al aire a Radio María.de Colombia. Se quejaba esa oyente de la bulla,- así dijo,  – que los católicos hacemos en la época de Navidad. No entendía por qué tanto festejo.

 Sí, algunos de los movimientos religiosos no cristianos, no entienden nuestra alegría en Navidad. Tampoco entienden por qué en esta época demostramos de manera especial nuestro cariño por la familia y los amigos. Cuando se promueve la solidaridad con los damnificados del invierno, un no creyente me decía en estos días, que no entendía por qué había que ser especialmente solidarios en esta época de Navidad y no siempre. No entiende él el sentido de la Navidad. Ve lo externo, pero no le toca el corazón.  Bueno reflexionemos nosotros, por qué nuestras especiales manifestaciones de alegría y cariño en el tiempo de Navidad.

El nacimiento de Jesús es la explosión del amor de Dios a la humanidad. Los que no creen en Jesús como Hijo de Dios hecho carne, para hacernos visible al Dios invisible, no sienten ni pueden comprender el vacío de esa ausencia de Dios-Amor en su corazón.

 UN SITIO  PARA EL NIÑO DIOS

 Es triste, pero a veces también nosotros los creyentes cristianos olvidamos lo que celebramos en la Navidad. Hacemos sitio para los regalos y para la cena y se nos pasa por alto el sitio para el Niño Dios. Los que ya desde octubre nos recuerdan que la Navidad va a llegar, son los almacenes. El comercio empieza muy temprano a cambiar su decoración y a exhibir productos navideños. No es un interés espiritual propiamente.

 ¿Con qué  TIENE QUE VER LA NAVIDAD?

 Si repasamos la historia de la Navidad, encontramos con que ella tiene que ver con un largo viaje de María, que estando en cinta, sufrió las incomodidades del camino, a veces a pie, a veces montada en un borrico, acompañada de su amante esposo José. Y tiene que ver la Navidad con las posadas llenas y las puertas cerradas en las casas de Belén. Y esta historia se refiere a un establo, a una cueva, refugio del frío y de la lluvia para los animales y quizás también para sus pastores.[1] 

 Los habitantes de Belén estaban muy ocupados y no se percataron de que esos viajeros necesitaban su ayuda. Fue necesario que unos Ángeles despertaran a los pastores y les anunciaran el milagro que acababa de ocurrir. 

En esta época de tantos hermanos nuestros sin techo, ¡cómo no los vamos a relacionar con la historia de la Sagrada Familia en Belén!

 ÁBRANSE LOS  CIELOS Y LLUEVA DE LO ALTO…

  Una de estas noches de Novenas, – en mi parroquia se hace la Novena de Aguinaldo en distintas calles del barrio, -cuando el párroco se disponía a comenzar la oración “Benignísimo Dios…”, que todos conocemos, se largó el aguacero. La dueña de una de las casas vecinas nos invitó a que hiciéramos la Novena en su casa. Entramos, y el párroco comenzó haciendo la consideración de que nosotros habíamos encontrado un techo amigo para resguardarnos de la lluvia, que pensáramos en los compatriotas que tenían el agua en el techo.

 La Navidad es un tiempo que nos mueve el corazón, es un tiempo que nos hace pensar que los contrastes de la vida son una oportunidad para pensar en nuestra familia, en nuestros amigos y también en nuestros hermanos golpeados  por el infortunio, por la enfermedad, por el frío y por el hambre.  

AL BORDE DE LA CARRETERA BAJO UN TECHO DE PLÁSTICO

 Para Jesús a punto de nacer y para sus padres no hubo sitio en las posadas de Belén. Muchos de nuestros hermanos han tenido que salir de sus viviendas inundadas a dormir al borde las carreteras, cubiertos por un techo de plástico.

 No podemos dormir tranquilos, sin extender con nuestra ayuda una parte de nuestra cobija a quien no la tiene. En Belén pasaron la noche bien resguardados los caminantes que consiguieron sitio en las posadas. Ni se enteraron de que un niño admirable, el Hijo de Dios, por ahí cerca estaba probando lo que es ser hombre en la pobreza.

 Que el Señor nos despierte, que no pasemos la vida adormilados, pensando sólo en nuestros problemas, desentendidos de lo que sucede alrededor nuestro, sin ver a Jesús en nuestros hermanos que sufren. Jesús sigue pasando, sigue tocando en las puertas de las posadas. Que sintamos su voz, que oigamos sus llamadas y le abramos nuestra puerta. Él es la paz y es el amor. No es fácil ver su rostro en ciertos rostros que llegan a nuestra puerta, pero Él dice que lo que hagamos por ellos lo hacemos por Él.

Si estamos atentos vamos a escuchar las llamadas del Señor en nuestro corazón. Necesitamos ser humildes, como los pastores, como los anawim. Son, los llamados anawim, auténticos pobres de Yahvé,  personajes que representan lo más alto de la espiritualidad de Israel, quienes por su comunión con Dios, saben discernir los signos de los tiempos.

 LOS OJOS ABIERTOS A LAS SEÑALES DE DIOS 

Necesitamos tener viva la fe como los magos de oriente que, atentos buscaban la señal, siguiendo el curso de las estrellas. Los habitantes de Belén estaban esa noche muy ocupados y por eso no se enteraron de que la maravilla más grande que había sucedido sobre la tierra ocurría junto a ellos. Ojalá aprendamos a estar atentos, a no dejar de oír ni sentir la señal que Dios nos manda. No vamos a ver ángeles ni estrellas, pero Dios envía señales diversas, según la situación de cada uno. Tengamos los ojos abiertos a sus señales.

 Los pastores, los magos y quizás algunos más que escucharon su admirable historia corrieron al pesebre. Ellos, como más tarde Simeón y Ana, tenían los ojos abiertos y los oídos atentos a los signos, para ellos sí reconocer a quien vino a los suyos, porque como dice San Juan, los suyos no lo recibieron. Fueron ellos, Simeón y Ana, los que creyeron en las promesas, los que estaban dispuestos a esperar.

  San Lucas nos cuenta en el capítulo segundo de su Evangelio que los pastores fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre” (Lc 2, 16). Permitamos, como ellos, que nos guíen la fe y el amor.

 VOLVAMOS A ESCUCHAR EL ANUNCIO DE LOS ÁNGELES COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ

  En estos días se nos habla mucho de la Navidad, sobre todo se nos habla de comprar y regalar. Es verdad que también se cantan villancicos, se reza la Novena, se arman bellísimos pesebres, se pronuncian sentidas homilías que nos recuerdan la Buena Nueva, la mejor noticia que pudo escuchar el mundo alguna vez. Ojalá esas bellezas las llevemos a la vida, abramos las puertas de nuestro amor y recibamos con entusiasmo la buena noticia. Volvamos a escuchar ese anuncio como si fuera la primera vez. Jamás habían anunciado a la tierra un gozo mayor que la noche de Navidad.

ESPERAR SIN DESFALLECER

La Navidad llega después de 4 semanas de Adviento, que mantienen viva nuestra fe y nos animan a esperar. En la vida necesitamos mucho saber esperar. A veces nos sentimos tristes porque los seres humanos nos han fallado; como seres humanos nos pueden volver a fallar. Pero esperar, cuando es de fiar la persona en quien confiamos nos trae paz. Dios es de fiar siempre. Él es por eso PAZ. Pidámosle que nos enseñe a esperar sin desfallecer.

En el  tercer domingo de Adviento, después de rezar el Ángelus desde el balcón del palacio apostólico como es habitual, Benedicto XVI se refirió a la paciencia necesaria en nuestra espera del Señor, citando un pasaje de la Carta de Santiago de la Liturgia del día,  cuando dice:

“Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la Venida del Señor: “Creo que es importante  en nuestros días, subrayar el valor de la constancia y de la paciencia, dos virtudes que pertenecían al bagaje habitual de nuestros padres, pero que hoy son menos populares, en un mundo que exalta el cambio y la capacidad para adaptarse a situaciones siempre nuevas y diversas. Sin nada que objetar a estos aspectos, que también son cualidades del ser humano, el Adviento nos llama a potenciar esa tenacidad interior, esa resistencia del ánimo, que permiten que no nos descorazonemos en la espera de un bien que tarda en llegar, sino que al contrario hacen que lo esperemos, que preparemos su llegada con confianza activa”.

ALGUNAS COSAS FUNDAMENTALES NO DEPENDEN DE NUESTRAS  MANOS, SINO DE LAS MANOS DE DIOS

Prosiguiendo con el comentario de la Carta, donde el apóstol pone como ejemplo de paciencia y constancia a  los agricultores, el Papa dijo:

 “El agricultor no es fatalista; es el modelo de una mentalidad que une de manera equilibrada la fe y la razón, ya que por una parte, conoce las leyes de la naturaleza y cumple bien su trabajo, y, por otra, confía en la Providencia, porque algunas cosas fundamentales no dependen de sus manos, sino de las manos de Dios. Efectivamente la paciencia y la constancia son una síntesis entre el empeño   humano y la confianza en Dios”.

  “Fortaleced vuestros corazones” dice la Escritura. ¿Cómo podemos conseguirlo? ¿Cómo pueden ser más fuertes nuestros corazones, ya de por sí frágiles, y más débiles todavía debido a la cultura que nos circunda?”, se preguntó el Papa.

 “La ayuda no nos falta: es la Palabra de Dios: Mientras todo pasa y cambia, la Palabra del Señor no pasa. Si las vicisitudes de la vida hacen que nos sintamos perdidos y parece que se derrumba toda certeza, tenemos una brújula para encontrar la orientación, tenemos un ancla para no  ir  a la deriva”.

 El pontífice recordó en este sentido “el modelo de los profetas, es decir, de esas personas a las que Dios ha llamado para que hablen en su nombre. El profeta encuentra su alegría y su fuerza en la Palabra del Señor, y mientras los hombres buscan con frecuencia la felicidad por caminos que se revelan equivocados, él anuncia la verdadera esperanza, la que no nos decepciona, pues está fundamentada en la fidelidad de Dios. Todo cristiano, en virtud del Bautismo, ha recibido la dignidad profética: que cada uno pueda redescubrirla y alimentarla, con una asidua escucha de la Palabra divina”. VIS20101213 (570)

LA NAVIDAD Y EL RESPETO A LA VIDA NACIENTE

Hay un asunto muy propio de la Navidad y es que, al contemplar a Dios convertido en un Niñito, un Bebé acabado de nacer, recordemos el respeto que debemos a la vida naciente, a la vida que se esconde en el vientre de las madres y que, cuando aparece en el mundo llena de júbilo a sus padres y familiares. A este tema dedicó el vocero de la Santa Sede, el jesuita P. Federico Lombardi, el editorial del semanario del Centro Televisivo Vaticano, después de que Benedicto XVI presidió, el 27 de noviembre, una vigilia por la Vida Naciente.  Dijo el P.Lombardi:

 “Rezar y comprometerse en favor de la vida naciente es la invitación que nos dirigió el Papa en la vigilia del primer domingo de este Adviento, tiempo de espera y de conversión para prepararnos a celebrar, una vez más, el acontecimiento desconcertante y extraordinario del nacimiento del Hijo de Dios entre nosotros: Dios que se hace carne, Dios en el vientre de   una madre, Dios niño, Dios cercano”.

       “¿Cómo decirnos con mayor fuerza que nuestra dignidad es altísima y que debemos ser amados, respetados y protegidos desde el momento en el que comenzamos a formarnos en el vientre de nuestras–madres?”

     “Nunca hemos sido simplemente ‘un grumo de material biológico’ – Siempre hemos sido, desde el comienzo, un proyecto concreto que se iba desarrollando hacia la inteligencia, la libertad y el amor, abierto a lo verdadero, lo bello, lo bueno, a lo infinito.

 Un proyecto que, a su vez, sólo puede nacer de un manantial misteriosamente grande, capaz de darle su origen e  invitar    a una relación concreta de amor”.

 REDESCUBRIR LA SONRISA DE LOS NIÑOS

 Para ilustrar esta realidad el padre Lombardi invita a redescubrir “la sonrisa de los niños, cuando vienen a la luz. Sonrisa contagiosa, que invita a amar y a dar gracias ante la maravilla de un don más  grande  que nosotros”.

      Benedicto XVI advirtió que “lamentablemente, aun después de nacer, la vida de los niños sigue siendo expuesta al abandono, al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación”.

      Y por ello se apela a la responsabilidad de todos y de cada uno: “¡respeta, defiende, ama y sirve la vida, toda vida humana!”.

     “¿Qué mundo encuentra Jesús al nacer?”, pregunta el portavoz al concluir. “¿Qué mundo preparamos para cada niño? Debemos amar la vida para que cada niño pueda agradecer su venida al mundo y aprender a amar su vida, a los demás… y a Dios”.

                                                                                             PARA TODOS NACIÓ JESÚS

 La Navidad es una época muy de los niños, pero no es sólo de los niños; es también de los jóvenes universitarios, de los profesionales, de los trabajadores, de los padres de familia, de los ancianos. Para todos nació Jesús. La Navidad nos muestra a la Sabiduría que se esconde en un infante que sonríe y llora y que irá creciendo, como ser humano que quiso ser, en virtud y gracia delante de Dios y de los hombres. El santo Padre habló sobre la Navidad a los universitarios el 16 de diciembre, después de presidir las vísperas, con los estudiantes de las universidades romanas. Leamos sus palabras:

“El Dios de Abraham (…) se ha revelado, ha mostrado su rostro y ha tomado morada en nuestra carne en Jesús, hijo de María -verdadero Dios y verdadero hombre-, al que encontraremos una vez más en la gruta de Belén”, dijo el Papa en su homilía

. “Regresar a ese lugar humilde y angosto no es sólo un itinerario ideal: es el camino que estamos llamados a recorrer  sintiendo en nuestros días la cercanía de Dios y su acción que renueva—y—sostiene—nuestra–existencia”.

                                                                            CUANDO ESTAMOS CANSADOS Y FATIGADOS

 “El camino hacia la gruta de Belén es un itinerario de liberación interior, una experiencia de libertad profunda porque nos empuja a salir de nosotros mismos y a encaminarnos hacia Dios que se acercó a nosotros” y” quiere infundir valor en nuestra vida, sobre todo cuando estamos cansados y fatigados  y necesitamos volver a encontrar la serenidad del camino y sentirnos con alegría peregrinos hacia la eternidad. (…) El Niño que encontraremos entre María y José  explicó el pontífice es el Logos-Amor, la Palabra que puede dar plena consistencia a nuestra vida. (…) En Belén se encuentran el hoy de Dios y el hoy del ser humano  para iniciar juntos un camino de diálogo y de intensa comunión de vida”.

                                                                          PACIENCIA DE CONSTRUIR LA EXISTENCIA PROPIA

 “A vosotros, universitarios, que recorréis el camino fascinante y trabajoso de la búsqueda y la elaboración cultural, el Verbo encarnado os pide que compartáis con él la paciencia de construir. Construir la existencia propia, la sociedad, no es una obra que puedan realizar mentes y corazones distraídos y superficiales. (…) En nuestros tiempos se siente lanecesidad de una nueva clase de intelectuales  capaces de interpretar las dinámicas sociales y culturales que no ofrezcan soluciones abstractas, sino concretas y realistas. La Universidad está llamada a desempeñar este papel nsustituible  y la Iglesia la sostiene convencida”.

  La comunidad universitaria romana, compuesta por instituciones estatales, privadas, católicas y pontificias debe desempeñar, subrayó Benedicto XVI,”una notable tarea histórica: la de superar incomprensiones y prejuicios que a veces impiden el desarrollo de una cultura auténtica. Trabajando en sinergia, en particular con las facultades teológicas, las universidades romanas pueden indicar que es posible una colaboración y un diálogo nuevos entre la fe cristiana y los saberes diversos, sin confusión ni separación, sino compartiendo la misma aspiración de servir al ser humano en su plenitud”. HML/   VIS20101217 (490) 

Esas palabras de Benedicto XVI a los universitarios romanos se pueden extender a todas las universidades católicas del mundo. Su papel no puede ser sólo la ciencia. Deben saber llevar el diálogo entre la ciencia y la fe.

SAN JOSÉ Y LA NAVIDAD

 Un personaje de la Navidad muy querido también es San José. No es solo  el patrono de los padres de familia, pero a él acudimos con gran confianza los padres de familia y quienes tienen responsabilidades en el manejo de instituciones católicas. San José no falla. Cuando algo nos falta, si acudimos a él, aparece. El Papa Benedicto también habló de San José en la preparación de esta Navidad, el cuarto domingo de Adviento. Oigamos cuánto nos enseña San José:                                

 Benedicto XVI explicó que el evangelio de San Mateo narra “el nacimiento de Jesús desde el punto de vista de san José”, del desposado de María, quien “antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo”.

 En el texto    “San José es presentado como hombre justo, fiel a la ley de Dios, dispuesto  a cumplir su voluntad. Por eso entra en el misterio de la Encarnación después de que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le anunció: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa porque lo que en ella  ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Abandonado el pensamiento de repudiar en secreto a María, la toma consigo, porque ahora sus ojos ven en ella la obra de  Dios”.

  A pesar de haberse sentido turbado, observó el Santo Padre, “José actúa como le había ordenado el ángel del Señor, seguro de hacer lo que es justo. También poniendo el nombre de Jesús a ese Niño que rige todo el universo, se sitúa en las filas de los servidores humildes y fieles, parecidos a los ángeles y a los profetas, a los mártires y a los apóstoles. (…)San José anuncia los prodigios del Señor, atestiguando la virginidad de-María,-la-acción gratuita de Dios, y custodiando la vida terrena del Mesías. Veneremos al “padre legal” de Jesús, porque en él se perfila el hombre nuevo, que mira con fe y valor al futuro, no sigue su propio proyecto, sino que se confía totalmente a la infinita misericordia de Aquel que cumple las profecías   y abre el tiempo de la salvación”.ANG/ VIS20101220 (430)

Terminemos con las palabras de Benedicto XVI en la audiencia general el día de ayer, miércoles 22 de diciembre, 2010.

DEJÉMONOS SORPRENDER E ILUMINAR

“En la noche del mundo, dejémonos sorprender e iluminar de nuevo por esta venida, (…) por la Estrella, que desde Oriente, inundó de alegría al mundo”.–“Purifiquemos nuestra conciencia y nuestra vida de lo que es contrario a esa venida: pensamientos, palabras, actitudes y acciones, comprometiéndonos a hacer el bien y a contribuir a instaurar en este mundo la paz y la justicia para todos los seres humanos y caminar así  hacia el Señor”.


[1] Para esta parte de la reflexión me he basado en la ofrecida en www.pastoralsj.org/reflexion/index/asp