REFLEXIÓN 245, Esquema general de la Rerum Novarum, Mayo 9,2013

 

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

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¿UNA REVOLUCIÓN MAL MANEJADA?

 

Estamos ahora en la parte del Compendio que  hace un recorrido por la historia y nos muestra cómo con la encíclica Rerum novarum, el Papa León XIII  orientó al mundo en las difíciles circunstancias que vivía la sociedad, por la injusticias que se cometían contra los trabajadores en la mal manejada revolución industrial y así dio un nuevo impulso al desarrollo de la DSI.

Quizás algunos se pregunten por qué califico de mal manejada la revolución industrial. Lo explico: el cambio del trabajo, de manual a ayudado por máquinas no es en sí mismo malo. Las máquinas pueden ser una excelente ayuda. Lo malo fue el uso egoísta que hizo de las máquinas, solo para el beneficio de los dueños, el modo como se trató a los trabajadores, las injusticias por los malos salarios, los horarios inhumanos, inclusive de los niños. Algo semejante podríamos decir en nuestro tiempo, de la globalización: en sí misma no es mala, puede ser bueno aprovechar los modernos medios de comunicación y de transporte, para extender la riqueza de la  variedad de productos y de servicios, a todos los pueblos. Depende del uso que de la globalización se haga. De la equidad en los tratados, de las medidas que se tomen para que la globalización no se convierta en una herramienta a favor solo de los países poderosos.

La encíclica Rerum novarum, del Papa León XIII, se considera la “carta magna” de la DSI. Repasamos lo que nos enseña esta encíclica Rerum novarum sobre la ideología del capitalismo liberal en el manejo de la revolución industrial y el socialismo marxista como reacción a las injusticias con los trabajadores.

Vimos que la encíclica Rerum novarum rechaza tanto al socialismo marxista como al capitalismo liberal, que tenía mucha responsabilidad en la orientación equivocada de la sociedad en esa época de la revolución.

Recordemos que del liberalismo económico, la encíclica Rerum novarum denunció su concepción de la propiedad, a la que esa ideología consideraba un derecho absoluto e ignoraba las obligaciones del propietario. La Iglesia considera al propietario, no  dueño absoluto, sino administrador de los bienes que Dios ha creado para el bien de todos. Seguiremos viendo a lo largo de nuestro estudio de la DSI, que el Magisterio siguió defendiendo y clarificando este criterio sobre la propiedad (Véase en los Papas desde Pío XII, en particular).

La encíclica Rerum novarum denunció también la visión simplista del liberalismo económico sobre la autoridad del Estado para controlar al capital. Esa ideología consideraba y así lo sigue haciendo, que el Estado debe dejar en libertad a los dueños del capital para regularse sin intervención del poder público, y esa actitud se ha prestado para abusos de los dueños del capital. Que eso persiste lo experimentamos aún hoy, cuando a los bancos se los deja en libertad de cobrar altos intereses y altos cobros por el servicio del manejo del dinero que han captado de sus clientes, y el Estado no se atreve a “meterlos en cintura”. Esa actitud aplicada a los mercados, que se pensó se regularían a sí mismos, ha tenido consecuencias ingratas en los últimos tiempos.

¿Retrógrada la Iglesia, porque defiende la libertad, pero respetuosa de la vida?


La encíclica Rerum novarum deplora también la actitud de las dos ideologías, del liberalismo económico y del socialismo marxista sobre la Iglesia. Los dos pensamientos filosófico-políticos consideraban a la Iglesia como retrógrada. La idea de la libertad que se propagó con la revolución francesa seguía con fuerza, y se defendía una libertad mal entendida: se defendía una libertad sin límites y sin tener en cuenta los derechos de los demás; ese concepto de libertad se utilizaba para escudarse detrás de ella en defensa de los propios intereses. Aún hoy, cuando se defienden en Colombia ciertos derechos, como el “matrimonio” entre personas del mismo sexo y el aborto, se pretende hacerlo en ejercicio de la libertad. La Sagrada Escritura nos enseña que la libertad nos hará libres, pero no el abuso de la libertad.

¿Quién decide sobre la ética de los actos médicos?

 

Llama la atención que no se defiende la libertad sino que se la ataque, cuando se trata de la libertad de conciencia para no obrar contra la conciencia, por ejemplo, cuando se exige el cumplimiento de la sentencia equivocada de la Corte Constitucional sobre el aborto. Pretenden que las personas tienen derecho a la libertad de conciencia pero niegan esa libertad a las instituciones como los hospitales. Pretenden ignorar que las instituciones abstractas no toman las decisiones sobre lo ético o lo no ético en su funcionamiento, son que son las personas que las administran quienes deciden.

En esas actitudes seguimos gobernados por la ideología del siglo XIX, en cuanto a la libertad. Y además escuchamos permanentemente en los medios de comunicación que se niega la libertad de defender los principios éticos cristianos de parte de los católicos que ocupen cargos públicos, como los parlamentarios, jueces, notarios, gobernantes. ¿No serán retrógrados más bien los que siguen defendiendo el derecho al asesinato de inocentes como en el caso de los que están por nacer?  ¿Eso no es más propio de tiempos caducos de  dictaduras como el nazismo?

Resumen del contenido general de la Rerum novarum

 

Recordemos que esta encíclica está compuesta por una introducción y tres partes. La introducción presenta un resumen de la lamentable situación de la clase trabajadora, consecuencia de la industrialización, manejada con criterios equivocados por los dueños del capital. Igualmente en la introducción se analiza y se rechaza la solución que proponía el socialismo marxista por ser injusta e impracticable. La encíclica defiende también la necesidad de la intervención de la Iglesia en esa injusta situación.

En el N° 2, la encíclica Rerum novarum presenta brevemente la solución que ofrece el socialismo marxista quien se enfoca, no al cambio de la conducta de los patronos injustos sino al cambio de las estructuras de la sociedad. El socialismo marxista pretende acabar con la propiedad  privada. Los bienes que se quitaran a los dueños no pasarían a los pobres sino a ser administrados por los gobiernos municipales o por el gobierno nacional.

Repitamos la exposición esquemática de esta parte de la encíclica como lo hace el P. Ildefonso Camacho sobre los inconvenientes de abolir la propiedad privada que empezamos al final de la reflexión anterior.

Primer inconveniente: perjudica a los mismos obreros. Ellos aspiran a conseguir su propia propiedad con el fruto de su trabajo, a disponer libremente de su salario que a través del ahorro lo pueden convertir en una propiedad inmueble, si lo desean (RN 3).

Segundo inconveniente: quitar a alguien su propiedad es una injusticia, porque el derecho a ella procede de la naturaleza.

Este argumento se examina primero a partir de la persona. Veamos:

Es connatural  al ser humano el carácter previsivo, a diferencia del animal, que se rige por sus instintos solamente y los instintos mueven al animal solo en el momento mismo en que sienten un deseo o necesidad. Por ejemplo el animal toma agua en el momento en que siente sed; en cambio la persona humana se puede regir también por la razón y por eso prevé necesidades futuras, se da cuenta de que necesita los bienes no solo para la satisfacción inmediata y comprende que es necesario poseerlos de manera estable. Por eso construye depósitos para conservar el agua (RN 4), siembra para tener alimentos más adelante, ahorra.

Por  razón parecida el ser humano requiere medios para asegurar el porvenir, por eso necesita como propia la tierra con su capacidad permanente de producir. (RN 5)

A dos objeciones responde la R.N. en el N° 6: la primera dice que se podría objetar que si los bienes pasaran de ser privados a ser públicos, el Estado podría administrar todos los bienes y encargarse de ser previsivo  para el futuro de sus nacionales; la encíclica responde que ese no es papel del estado, pues la persona humana  es anterior al estado.

El estado no puede quitar a las personas el derecho de poseer bienes y encargarse él de su administración, puesto que el individuo puede hacerlo y mejor que el estado, según sus necesidades.

Hoy la experiencia mundial nos autoriza a preguntar además, quién confiaría con seguridad en que el estado va a tener cuidado de él en el futuro y no va a resultar desamparado… Se habla todos los días de corrupción. La experiencia mundial lo demuestra: si las personas no se afilian a un fondo de pensiones, van a pasar dificultades en la vejez. El estado encuentra esos casos todos los días y trata de atenderlos, pero logra hacerlo solo con algunos y de manera precaria. Los que han conocido países gobernados por el socialismo marxista dan testimonio de la escasez de alimentos y vestuario de sus habitantes. Y en el socialismo marxista también hay corrupción.

Cuando desapareció el socialismo marxista en la Unión Soviética, allí todos deberían haber quedado en igualdad de condiciones económicas. Se podría suponer que en la Unión Soviética, la comunista, no había ricos; sin embargo, apenas pasado ese gobierno aparecieron personas multimillonarias: dueños de petroleras, propietarios de poderosos equipos de fútbol en Inglaterra, por ejemplo. ¿Cómo hicieron esa riqueza durante el comunismo?

El segundo argumento de la encíclica Rerum novarum en contra de la abolición de la propiedad privada (N° 7) se basa en el trabajo mismo: dice que la tierra necesita ser cultivada, porque puede producir con largueza lo que el ser humano necesita para su subsistencia pero  no puede hacerlo por sí sola; necesita la intervención humana; al aplicar la persona humana su inteligencia y sus fuerzas corporales a la naturaleza, imprime en ella una huella que la invita a ser su dueña.

Ese argumento responde a los que aceptan el uso del suelo pero no su propiedad estable.

La mejor manera de comprender bien estos argumentos de la  Rerum novarum sobre el socialismo agrario es leer el N° 8 de la encíclica. Leámoslo :


8. Es tan clara la fuerza de estos argumentos, que sorprende ver disentir de ellos a algunos restauradores de desusadas opiniones, los cuales conceden, es cierto, el uso del suelo y los diversos productos del campo al individuo, pero le niegan de plano la existencia del derecho a poseer como dueño el suelo sobre que ha edificado o el campo que cultivó. No ven que, al negar esto, el hombre se vería privado de cosas producidas con su trabajo. En efecto, el campo cultivado por la mano e industria del agricultor cambia por completo su fisonomía: de silvestre, se hace fructífero; de infecundo, feraz. Ahora bien: todas esas obras de mejora se adhieren de tal manera y se funden con el suelo, que, por lo general, no hay modo de separarlas del mismo. ¿Y va a admitir la justicia que venga nadie a apropiarse de lo que otro regó con sus sudores? Igual que los efectos siguen a la causa que los produce, es justo que el fruto del trabajo sea de aquellos que pusieron el trabajo.

Con razón, por consiguiente, la totalidad del género humano, sin preocuparse en absoluto de las opiniones de unos pocos en desacuerdo, con la mirada firme en la naturaleza, encontró en la ley de la misma naturaleza el fundamento de la división de los bienes y consagró, con la práctica de los siglos, la propiedad privada como la más conforme con la naturaleza del hombre y con la pacífica y tranquila convivencia. Y las leyes civiles, que, cuando son justas, deducen su vigor de esa misma ley natural, confirman y amparan incluso con la fuerza este derecho de que hablamos. Y lo mismo sancionó la autoridad de las leyes divinas, que prohíben gravísimamente hasta el deseo de lo ajeno: «No desearás la mujer de tu prójimo; ni la casa, ni el campo, ni la esclava, ni el buey, ni el asno, ni nada de lo que es suyo»

La encíclica Rerum novarum abrió un surco y sembró ideas fundamentales sobre la DSI; enfrentó una situación nueva que se manejaba con ideas nuevas. Por eso no podemos esperar que esta encíclica abarque todos los problemas que se fueron presentando más tarde. Quedaron puntos en los que era necesario profundizar y ampliar. De eso diremos algo en la próxima reflexión luego de terminar de presentar un resumen del contenido completo de la Rerum novarum.