LA DOCTRINA SOCIAL EN NUESTRO TIEMPO:
APUNTES HISTÓRICOS, a) El comienzo de un nuevo camino
Vamos a continuar hoy el estudio de la DSI, siguiendo el Compendio de la DSI, libro preparado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz por encargo del Beato Juan Pablo II. Es una obra que, junto con la Biblia y el Catecismo nos ofrece una orientación segura en el seguimiento de las enseñanzas de Jesucristo; en este caso, sobre cómo vivir de acuerdo con los planes de Dios en nuestra vida en sociedad.
Habíamos estudiado hasta el N° 87 del Compendio de la DSI. Se trata allí del desarrollo de la DS a partir de la Rerum novarum, encíclica del Papa León XIII, escrita en 1891, sobre la situación de los obreros en ese momento en que la tendencia económica liberal y el socialismo pretendían soluciones extremas y se necesitaba que la Iglesia expusiera el punto de vista del Evangelio según la verdad y la justicia.
Se suele hablar mucho sobre la encíclica Rerum novarum. Es muy importante que conozcamos por qué su importancia.
En los dos primeros párrafos del N° 87, se nos explica que el término “doctrina social” se empezó a utilizar por Pío XI[1], como puede verse en en el N° 179 de su encíclica Quadragesimo anno (en el cuadragésimo aniversario de la Rerum novarum) y esa expresión, – Doctrina social, – designa el conjunto doctrinal que se refiere específicamente a temas de importancia social. Como hemos explicado antes, la DSI no se refiere a los dogmas, como la Trinidad. Esa doctrina se estudia en la Teología Fundamental y en la Teología Dogmática. La DS se refiere concretamente a las enseñanzas de la Iglesia sobre cómo vivir en sociedad, de acuerdo con los planes de Dios. A partir del papa León XIII se ha desarrollado la DS con nuevo impulso en la Iglesia, a través del Magisterio de los Romanos Pontífices y de los Obispos en comunión con ellos.
Hay que entender que la solicitud social de la Iglesia no comenzó con ese documento,- la Rerum novarum, – porque la Iglesia no se ha desinteresado jamás de la sociedad; sin embargo, nos explica el Compendio, que la encíclica « Rerum novarum » da inicio a un nuevo camino: siguiendo una tradición de varios siglos, marca un nuevo inicio y un desarrollo sustancial de la enseñanza en el campo social. Así como ahora se ve la necesidad de una “nueva evangelización”, una manera nueva de llevar el Evangelio a estas nuevas generaciones, de modo parecido, las condiciones de la vida en sociedad en el siglo XIX, hicieron necesario que el Papa presentara cómo debía vivir la sociedad, según las enseñanzas de Jesucristo.
Continúa luego el Compendio explicándonos que
En su continua atención por el hombre en la sociedad, la Iglesia ha acumulado … un rico patrimonio doctrinal, que tiene sus raíces en la Sagrada Escritura, especialmente en el Evangelio y en los escritos apostólicos, y ha tomado forma y cuerpo a partir de los Padres de la Iglesia y de los grandes Doctores del Medioevo, constituyendo una doctrina en la cual, aun sin intervenciones explícitas y directas a nivel magisterial, la Iglesia se ha ido reconociendo progresivamente.
Momento histórico en que se promulgó la Rerum novarum
El N° 88 nos explica el significado de ese momento histórico en que la Rerum novarum marca un nuevo camino en la ya tradicional DSI. Leamos el N° 88:
“Los eventos de naturaleza económica que se produjeron en el siglo XIX tuvieron consecuencias sociales, políticas y culturales devastadoras. Los acontecimientos vinculados a la revolución industrial trastornaron estructuras sociales seculares, ocasionando graves problemas de justicia y dando lugar a la primera gran cuestión social, la cuestión obrera, causada por el conflicto entre capital y trabajo. Ante un cuadro semejante la Iglesia advirtió la necesidad de intervenir en modo nuevo: las « res novae », (las cosas nuevas) constituidas por aquellos eventos, representaban un desafío para su enseñanza y motivaban una especial solicitud pastoral hacia ingentes masas de hombres y mujeres. Era necesario un renovado discernimiento de la situación, capaz de delinear soluciones apropiadas a problemas inusitados e inexplorados.
Se presentaba una situación nueva que requería una aproximación nueva, un nuevo camino para comprender cómo aplicar el Evangelio en las relaciones entre todas las personas.
Sigue luego el Compendio de la DSI con una explicación más detallada de los diversos documentos sociales de la Iglesia, empezando por la Rerum novarum hasta su centenario, cuando Juan Pablo II ofreció al mundo su encíclica social, precisamente llamada Centesimus annus, en conmemoración de los cien años de la Rerum novarum. Habrá que añadir, en una nueva edición del Compendio, las encíclicas de Benedicto XVI, especialmente Caritas in veritate, Caridad en la verdad. Y así en el futuro los nuevos documentos con los que la Iglesia presente el punto de vista del Evangelio en las nuevas situaciones de la sociedad.
Como respuesta a la primera gran cuestión social, León XIII promulgó la primera encíclica social, la « Rerum novarum ». Esta examina la condición de los trabajadores asalariados, especialmente penosa para los obreros de la industria, afligidos por una indigna miseria. La cuestión obrera es tratada de acuerdo con su amplitud real: es estudiada en todas sus articulaciones sociales y políticas, para ser evaluada adecuadamente a la luz de los principios doctrinales fundados en la Revelación, en la ley y en la moral naturales.¿De qué temas trata la Rerum novarum? Enseguida lo explica el Compendio en el mismo N° 89:La « Rerum novarum » enumera los errores que provocan el mal social, excluye el socialismo como remedio y expone, precisándola y actualizándola, «la doctrina social sobre el trabajo, sobre el derecho de propiedad, sobre el principio de colaboración contrapuesto a la lucha de clases como medio fundamental para el cambio social, sobre el derecho de los débiles, sobre la dignidad de los pobres y sobre las obligaciones de los ricos, sobre el perfeccionamiento de la justicia por la caridad, sobre el derecho a tener asociaciones profesionales ».La « Rerum novarum » se ha convertido en el documento inspirador y de referencia de la actividad cristiana en el campo social. El tema central de la encíclica es la instauración de un orden social justo, en vista del cual se deben identificar los criterios de juicio que ayuden a valorar los ordenamientos socio-políticos existentes y a proyectar líneas de acción para su oportuna transformación.
Un inmenso cambio de organización social
Como podemos ver, con la encíclica Rerum novarum se abre un nuevo capítulo para la DSI. Se presentaba en ese momento el comienzo de una nueva organización de la sociedad con base en ideas nuevas como la del liberalismo burgués, las nuevas posibilidades que ofrecían las técnicas innovadoras de la llamada revolución industrial y la presencia clara de un capitalismo fuerte, fundado en el lucro privado. El papa León XIII como cabeza de la Iglesia, presenta el rumbo orientador por donde se debe seguir de acuerdo con la revelación y la moral natural.[2] La Iglesia presenta su punto de vista en un momento histórico crucial: se trataba del momento en que se consolidaba la sociedad industrial moderna.De acuerdo con el libro Doctrina Social de la Iglesia, una aproximación histórica, del P. Ildefonso Camacho, para comprender lo que sucedió en el siglo XIX, es importante analizar por separado tres fenómenos que a veces se confunden: la industrialización, el liberalismo y el capitalismo propiamente dicho. Vamos a intentarlo nosotros para una mejor comprensión del momento histórico en el que la DSI tomó un nuevo impulso.¿Fue la industrialización algo nuevo?
Comencemos por la industrialización. ¿De qué se trata? La industrialización es ante todo un fenómeno técnico. Se estaban produciendo entonces nuevos descubrimientos, gracias a las ciencias experimentales modernas que permitieron conocer mejor las leyes de la naturaleza y su utilización en beneficio del ser humano. Se habla por eso de una “revolución tecnológica”.
El mayor conocimiento de las leyes físicas impulsó la creatividad de los inventores de máquinas que se pudieran usar en los procesos de producción, es decir en la industria. Enseguida nos asalta la curiosidad; quisiéramos saber de qué descubrimientos se trataba. Bien, mencionemos solo algunos: en 1883, Tomas Alva Edison inventó la bombilla eléctrica. Cuánto ha servido este invento en la vida diaria y en la industria no hay necesidad de ponderarlo.Los científicos se interesaron por conocer cada vez mejor la naturaleza y experimentaron las reacciones químicas de los elementos de que están compuestas las cosas. Así llegaron a descubrir el átomo y luego, que el átomo estaba compuesto de partículas como los electrones, los neutrones y el núcleo. Así llegaron más tarde a la llamada mecánica o física cuántica que ha conducido a inventos tan prácticos como los transistores que se utilizan en tantos equipos electrónicos, empezando por los pequeños receptores de radio. Los jóvenes no alcanzan a medir lo que eso significa de beneficio de la sociedad. Lo entendemos mejor los que alcanzamos a conocer los radios de tubos y que para usarse donde no hubiera energía electrica había que conseguir esas baterías o pilas grandes, mucho más costosas. Otros inventos basta con nombrarlos: la locomotora de vapor en 1804, el teléfono en 1854, el fonógrafo, es decir la grabadora, en 1878, el cinematógrafo en 1894.Los esfuerzos para utilizar los descubrimientos en la industria pronto produjeron sus frutos. Al encontrar que con las máquinas, el ser humano podía producir más en menos tiempo, se dinamizó la industria. Se podría pensar que todo esto fue en beneficio del trabajador que con menor esfuerzo podía producir mayor cantidad de bienes para vender, pero al mismo tiempo se podría pensar en la reducción de los puestos de trabajo, porque con menos mano de obra se podría producir lo mismo o más. Eso se repite hoy con los nuevos métodos sistematizados.Entonces comenzó el afán por el lucro |
[3] Cfr Ildefonso Camacho, ibídem, Pg 42.