Reflexión 278 – Pío XII su Doctrina Social febrero 27 2014


 

En la solemnidad de Pentecostés, La solennita

 

Vamos a continuar hoy con el estudio de la doctrina social de Pío XII. Empezamos la semana pasada a recorrer sus documentos más importantes, referentes a los temas sociales. Su primera intervención fue en plena guerra mundial; Pío XII no quiso que pasara inadvertido el quincuagésimo aniversario de la publicación de la encíclica Rerum novarum, de León XIII. Fue esa encíclica la que empezó una nueva era en la DSI, en pleno predominio de la era industrial y cuando aparecía el socialismo marxista, como reacción a las injusticias con los trabajadores.

Pío XII, como era su costumbre se dirigió al mundo por Radio Vaticana, con su mensaje La solemnidad, así llamado por las palabras con que empezó el Papa su alocución, el domingo de Pentecostés de 1941. Como el mensaje fue en italiano, se conoce con el nombre de La solennità.

Veamos un esquema del mensaje La solemnidad:

Introducción: la fiesta solemne de pentecostés, en el marco de la guerra, nos presenta la oportunidad de exponer tres principios directivos morales sobre los valores de la vida social y económica que se entrelazan, se aseguran y se ayudan mutuamente. Estos valores son: el uso de los bienes materiales, el trabajo y la familia.

Como se trataba de celebrar el 50° aniversario de la Rerum novarum, Pío XII se refiere a los efectos beneficiosos de esa encíclica de León XIII en un momento que requería el pronunciamiento de la Iglesia por la dimensión de los problemas sociales. Nombra los efectos de esa encíclica en instituciones, asociaciones, su influjo social y la definición del papel del Estado.

Del desarrollo del tema de los valores fundamentales podemos anotar que en los números 12 y 13 explica el Papa sobre el uso de los bienes materiales, el derecho originario al que se subordinan la propiedad y el comercio; en el N° 15 trata sobre el papel de Estado y en los 16 a 18, sobre la economía nacional y la distribución de la riqueza.

Sobre el segundo valor, el trabajo, en enseña en el N° 19 que el trabajo es personal y necesario, un derecho y un deber. Trata sobre la organización del trabajo y el papel de Estado, en los N° 20 y 21.

El tercer valor sobre el que trata Pío XII en su mensaje es la familia, su relación con la propiedad, en los nos. 22 y 23, sobre la propiedad de la tierra y sobre la emigración, en los nos. 24 y 25 (Cf Camacho Ildefonso, Doctrina social de la Iglesia, una aproximación histórica, Pg195).

Veamos el desarrollo del mensaje de Pío XII en más detalle. El lugar más prominente lo ocupa la doctrina sobre el uso de los bienes materiales. Este tema está también contemplado en la presentación de los otros dos, sobre el trabajo y sobre la familia.

No se puede dudar del interés particular de Pío XII por dejar claramente expuesta la doctrina de la Iglesia sobre la propiedad. Las circunstancias en que ya se había expuesto la doctrina sobre la propiedad en los documentos sociales anteriores, incluidos Rerum novarum y Quadragesimo anno, se habían prestado para desfiguraciones, para malinterpretaciones. 

Se había tomado la Rerum novarum como soporte de una interpretación individualista del derecho de propiedad y no parecía ser suficiente la claridad que Pío XI procuró hacer sobre  el carácter social de la propiedad en Quadragesimo anno.

Pío XII va más lejos en el tiempo para situar la propiedad privada en un contexto más amplio que permita comprender mejor su significado social y moral. Por eso Pío XII en su mensaje La solemnidad, para mayor claridad habla sobre todo no del derecho de propiedad sino del uso de los bienes materiales. Esto dice el mensaje de Pío XII en el N° 12:

12.La encíclica Rerum novarumexpone sobre la propiedad y el sustento del hombre principios que no han perdido con el tiempo nada de su vigor nativo y que hoy, después de cincuenta años, conservan todavía y ahondan vivificadora su íntima fecundidad. Sobre su punto fundamental, Nos mismo llamamos la atención de todos en nuestra encíclica Sertum laetitiae, dirigida a los obispos de los Estados Unidos de Norteamérica; punto fundamental que consiste, como dijimos, en el afianzamiento de la indestructible exigencia «que los bienes creados por Dios para todos los hombres lleguen con equidad a todos, según los principios de la justicia y de la caridad».

Y en los números 13 y 14 continúa así Pío XII:

13. Todo hombre, por ser viviente dotado de razón, tiene efectivamente el derecho natural y fundamental de usar de los bienes materiales de la tierra, quedando, eso sí, a la voluntad humana y a las formas jurídicas de los pueblos el regular más particularmente la actuación práctica. Este derecho individual no puede suprimirse en modo alguno, ni aun por otros derechos ciertos y pacíficos sobre los bienes materiales. Sin duda el orden natural, que deriva de Dios, requiere también la propiedad privada y el libre comercio mutuo de bienes con cambios y donativos, e igualmente la función reguladora del poder público en estas dos instituciones. Sin embargo todo esto queda subordinado al fin natural de los bienes materiales, y no podría hacerse independiente del derecho primero y fundamental que a todos concede el uso, sino más bien debe ayudar a hacer posible la actuación en conformidad con su fin. Sólo así se podrá y deberá obtener que propiedad y uso de los bienes materiales traigan a la sociedad paz fecunda y consistencia vital y no engendren condiciones precarias, generadoras de luchas y celos y abandonadas a merced del despiadado capricho de la fuerza y de la debilidad.

14. El derecho originario sobre el uso de los bienes materiales, por estar en íntima unión con la dignidad y con los demás derechos de la persona humana, ofrece a ésta, con las formas indicadas anteriormente, base material segura y de suma importancia para elevarse al cumplimiento de sus deberes morales. La tutela de este derecho asegurará la dignidad personal del hombre y le aliviará el atender y satisfacer con justa libertad a aquel conjunto de obligaciones y decisiones estables de que directamente es responsable para con el Criador. Ciertamente es deber absolutamente personal del hombre conservar y enderezar a la perfección su vida material y espiritual, para conseguir el fin religioso y moral que Dios ha señalado a todos los hombres y dándoles como norma suprema, siempre y en todo caso obligatoria, con preferencia a todo otro deber. (Una pausa musical)

El uso universal de los bienes materiales

 

El P. Camacho observa que Pío XII reconoce, como lo había hecho León XIII, que la propiedad privada pertenece al orden natural, pero añade que eso es verdad, de forma subordinada. Subordinada al derecho primario y fundamental, que consista en que todos puedan usar de los bienes.

Es un avance indudable en la exposición de la DSI. Y en el número 14, que acabamos de leer, Pío XII llama al derecho de uso de los bienes materiales derecho originario y hace esa afirmación, porque ese derecho está en íntima unión con la dignidad y con los demás derechos de la persona humana. Y añade que el derecho a usar los bienes materiales ofrece a la persona una base material segura para cumplir con sus obligaciones morales, para asegurar la dignidad personal del hombre. Añade Pío XII que es deber absolutamente personal del hombre conservar y enderezar a la perfección su vida material y espiritual, para conseguir el fin religioso y moral que Dios ha señalado a todos los hombres y dándoles como norma suprema, siempre y en todo caso obligatoria, con preferencia a todo otro deber.

Pablo VI sobre el derecho de propiedad

 

Esta poderosa doctrina sobre la necesidad de los bienes materiales para vivir una vida digna, progresar y conseguir el fin que Dios señala a todos los seres humanos, siguió profundizándose por los Papas de nuestra época. Pablo VI en Populorum progressio, sobre el desarrollo de los pueblos lo dice claramente en el N° 6:

Verse libres de la miseria, hallar con más seguridad la propia subsistencia, la salud, una ocupación estable; participar todavía más en las responsabilidades, fuera de toda opresión y al abrigo de situaciones que ofenden su dignidad de hombres; ser más instruidos; en una palabra, hacer, conocer y tener más para ser más: tal es la aspiración de los hombres de hoy, mientras que un gran número de ellos se ven condenados a vivir en condiciones, que hacen ilusorio este legítimo deseo.

Y sobre las condiciones del derecho de propiedad privada afirma Pablo VI en los N° 23 y 24 de Populorum progressio:

…la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. En una palabra: «el derecho de la propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos». Si se llegase al conflicto «entre los derechos privados adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales», toca a los poderes públicos «procurar una solución, con la activa participación de las personas y de los grupos sociales»

Distribución de la riqueza en la DSI

 

La explicación de Pío XII  sobre el derecho al uso de los bienes materiales supone un gran avance doctrinal. Deja afirmada de manera inequívoca la prioridad absoluta del destino común de todos los bienes creados. Pío XII en el radiomensaje La solemnidad, destaca de manera clara la importancia de la distribución de la riqueza de manera que ésta llegue a todos. Como lo afirma en el N° 17, así se logrará que la propiedad privada permita a todos el uso de los bienes materiales. Se combate así una visión de la economía que pone todo el acento en el crecimiento e ignora los aspectos distributivos.

Pablo VI, una vez más, puntualiza que crecimiento económico no significa necesariamente desarrollo si no se trata de un desarrollo integral, que abarque a toda la persona humana, no solo en su aspecto material, sino espiritual e intelectual. Se suele hablar de que desarrollo es el nombre de la paz, refiriéndose solo al crecimiento económico, y tomando esa frase de Pablo VI en Populorum progressio. Si no se trata de un desarrollo integral y para todos la frase no es completa. Se debe entender que el Desarrollo integral es el nombre de la paz.

La familia y el derecho de propiedad

 

Cuando Pío XII en su alocución La solemnidad trata el tema de la familia, se refiere también a la relación entre familia y propiedad. Oigamos lo que dice en los números 22 y siguietes:

22. Según la doctrina de la Rerum novarum, la misma naturaleza ha unido íntimamente la propiedad privada con la existencia de la sociedad humana y con su verdadera civilización, y en grado eminente con la existencia y el desarrollo de la familia. Este vínculo es más que manifiesto. ¿Acaso no debe la propiedad privada asegurar al padre de familia la sana libertad que necesita para poder cumplir los deberes que le ha impuesto el Creador referentes al bienestar físico, espiritual y religioso de la familia?

23. En la familia encuentra la nación la raíz natural y fecunda de su grandeza y potencia. Si la propiedad privada ha de llevar al bien de la familia, todas las normas públicas, más aún, todas las del Estado que regulan su posesión, no solamente deben hacer posible y conservar tal función —superior en el orden natural bajo ciertos aspectos a cualquiera otra—, sino que deben todavía perfeccionarla cada vez más. Efectivamente, sería antinatural hacer alarde de un poder civil que — o por la sobreabundancia de cargas o por excesivas injerencias inmediatas— hiciese vana de sentido la propiedad privada, quitando prácticamente a la familia y a su jefe la libertad de procurar el fin que Dios ha señalado al perfeccionamiento de la vida familiar.

24. Entre todos los bienes que pueden ser objeto de propiedad privada, ninguno es más conforme a la naturaleza, según las enseñanzas de la Rerum novarum, que el terreno, la posesión en que habita la familia, y de cuyos frutos saca en todo o en parte de qué vivir. Y espíritu de la Rerum novarumes afirmar que, por regla general, sólo la estabilidad que radica en un terreno propio hace de la familia la célula vital más perfecta y fecunda de la sociedad, pues reúne admirablemente con su progresiva cohesión las generaciones presentes y futuras. Si hoy día el concepto y la creación de espacios vitales constituye el centro de las metas sociales y políticas, ¿no se debería, ante todo, pensar en el espacio vital de la familia y librarla de las ataduras de condiciones que ni siquiera permiten la idea de la formación del propio hogar?

25. Nuestro planeta, con tan extensos océanos, mares y lagos, con sus montes y llanuras cubiertos de nieve y de hielos perpetuos, con sus vastos desiertos y tierras inhospitalarias y estériles, no escasea en regiones y espacios vitales abandonados al capricho vegetativo de la naturaleza y aptos al cultivo del hombre, a sus necesidades y a sus obligaciones civiles; y más de una vez resulta inevitable que algunas familias, emigrando de acá y allá, se busquen en otra región nueva patria. Entonces, según la enseñanza de la Rerum novarum, se respeta el derecho de la familia a un espacio vital. Donde esto suceda, la emigración alcanzará su objeto natural, confirmado frecuentemente por la experiencia, la distribución más favorable de los hombres en la superficie terrestre, apta para colonias de agricultores; superficie que Dios creó y preparó para uso de todos. Si las dos partes, la que permite dejar la tierra natal y la que admite a los advenedizos, continúan lealmente solícitas en eliminar cuanto podría impedir el nacimiento y el desarrollo de una verdadera confianza entre los países de emigración e inmigración, todos los que participan en este cambio de lugares y de personas saldrán favorecidos: las familias recibirán un terreno que será para ellas tierra patria en el verdadero sentido de la palabra; las tierras densas de habitantes se aligerarán y sus pueblos conquistarán nuevos amigos en territorio extranjero, y los Estados que acogen a los emigrados ganarán ciudadanos laboriosos. De esta suerte, las naciones que dan y los Estados que reciben contribuirán a la par al incremento del bienestar humano y al progreso de la cultura humana.

Familia y propiedad de la tierra

 

Recordemos que Pío XII se dirigía a un mundo en guerra en el que las emigraciones serían muy importantes. Y se dirigía en una época en la que la propiedad de la tierra era trascendental cuando el mundo de los campesinos, de los agricultores, era predominante. Hay un contraste con las condiciones del mundo actual, cuando la mayoría de los habitantes han emigrado a las ciudades en busca de nuevas oportunidades. No siempre mejoran su vida, sino que deslumbrados por lo que vende la TV y por la falta de oportunidades para la educación y atención de la salud  en el campo, llegan a la vida urbana, un medio en el que tampoco encuentran lo que deseaban. No pocos llegan a engrosar los cinturones de miseria de las grandes ciudades.

En el próximo programa, Dios mediante, comentaremos sobre el tercer tópico que Pío XII trató en su mensaje La Solemnidad, el trabajo, y procuraré hacer una síntesis sobre la doctrina de Pío XII acerca del derecho al uso de los bienes materiales.